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Paradojas de Victoria

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En un hecho inédito, el descendido Tigre conquistó su primer título en Primera División asentado en su fútbol de alto vuelo. La influencia de Gorosito, el desquite de un plantel experimentado y los disímiles retos: la Libertadores 2020 y la B Nacional.


Córdoba. Festejo de los jugadores del Matador después de imponerse a Boca en la final. (Télam)

Tigre, un club con 117 años de historia, se convirtió en el primer campeón del fútbol argentino ya descendido a la segunda división. El hecho, inédito, se inscribe en la crisis organizativa que afecta al fútbol argentino, con un torneo nuevo –la Copa de la Superliga– creado para completar el calendario de la temporada 2018/2019. Nada de esto conspira contra los méritos del equipo de Victoria. Basta mencionar que derrotó en la final a Boca, el mayor ganador de títulos oficiales en Argentina (68). El primer título oficial de Tigre en Primera, pese a haber descendido a la B Nacional por el sistema de promedios, le posibilitará jugar la Copa Libertadores 2020. En partidos de ida y vuelta, Tigre eliminó a Colón, a Unión, a Racing –actual campeón de la Superliga–, a Atlético Tucumán –con un global de 6-0– y, en el estadio Mario Kempes de Córdoba, le ganó 2-0 a Boca. En los festejos, los hinchas cantaron «dale campeón». Y, al instante, el «vamos a volver» a Primera, una contradicción que no les borra la alegría.
Es que, además de la primera estrella, Tigre exhibió un fútbol de altísimo vuelo luego de la llegada de Néstor Pipo Gorosito. Fue el entrenador, al cabo, quien armó un equipo de «enganches», como se denomina a la posición del tradicional número 10. Conducido por los experimentados Walter Montillo y Diego Morales, encontró el pase en el medio e hizo lucir a los mediocampistas (Lucas Menossi, Sebastián Prediger) y a los delanteros (Lucas Janson, Federico González y Carlos Luna). El Tigre campeón fue, también, el primer título para Gorosito, quien antes de llegar en febrero había dirigido a nueve clubes en su trayectoria.
Con Gorosito, que asumió cuando faltaban siete fechas para el final de la Superliga, Tigre sumó el 66,7% de los puntos en juego, convirtió 33 goles y recibió 15 y, desde entonces, es el equipo con más puntos y goles por partido. La racha positiva sobre el final de la Superliga, combinada con un fútbol vistoso, generó empatía entre el entrenador y un plantel con mayoría de jugadores con un largo recorrido. En ese marco, el descenso reforzó el espíritu. Tigre perdió el derecho de jugar en la máxima categoría después de ganarle 3-2 a River en el Monumental. Y menos de dos meses después, salió campeón ganándole una final a Boca.

Itinerarios
Para dimensionar el logro del club de Victoria conviene detenerse en momentos clave de su extensa trayectoria. Tigre penduló, históricamente, entre la primera, la segunda y la tercera categoría del fútbol argentino. Pero jugaba en la máxima división desde 2007. En estos 12 años, Tigre fue tres veces subcampeón, dos en el fútbol local y una vez de la Copa Sudamericana. En el Apertura 2008, jugó un triangular con San Lorenzo y Boca, que salió campeón. En el Clausura 2012, escapándole al descenso, peleó el título con Arsenal, el ganador del torneo. En la Sudamericana 2012, cayó 2-0 en el Morumbí ante São Paulo después de que saliera a jugar el segundo tiempo por agresiones sufridas en el vestuario. Y antes, muy atrás en la historia, había jugado otro triangular para definir la Copa Beccar Varela 1932, con Boca y Racing, que fue el campeón.
Ahora, en la Copa de la Superliga 2019, Tigre desarmó rápidamente a Boca, que había llegado a la final con la chapa de candidato: antes del juego decisivo, solo había recibido dos goles en la Copa de la Superliga, aunque solo había convertido uno en los últimos cuatro partidos. El título, pese a los rumores que circularon, no evitará su regreso a Primera. Para el objetivo de la vuelta, Gorosito se quedará como entrenador y Montillo como conductor en la cancha. «Gorosito vino a darnos el orden que nos faltaba. Estuvimos un año y medio peleando contra el descenso y, lamentablemente, fue en el final cuando encontramos esa regularidad», dijo Montillo.
Tigre, en 2020, será el primer equipo argentino en jugar la Libertadores desde la B Nacional por conquistar la Copa de la Superliga, un certamen armado a pedido de los dueños de los derechos televisivos para evitar el receso y una fuga de abonados. Al cabo, el fútbol argentino hace diez años seguidos que vive cambios de formato de los torneos. El Tigre campeón, también y como si fuera poco, puso de relieve la necesidad de replantear la estructura de los campeonatos. Con su fútbol alegre como bandera.

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