12 de junio de 2019
A menos de tres meses de celebrarse las elecciones legislativas, Israel irá de nuevo a las urnas luego de que el primer ministro Benjamín Netanyahu no lograra formar una coalición de gobierno a causa de fuertes disidencias entre sectores afines a su partido, el derechista Likud. Vencido el plazo para conformar gobierno, el Parlamento aprobó su disolución con 74 votos a favor y 45 en contra, una jugada fogoneada por Netanyahu con el fin de evitar que el presidente Reuvén Rivlin convoque al hombre que finalizó segundo en el comicio del 9 de abril, el general Benjamin Gantz, opositor al primer ministro. El revés de Netanyahu, quien se preparaba para iniciar su quinto mandato, se vincula con diferencias internas en torno del proyecto de ley de servicio militar obligatorio para todos los ciudadanos, incluidos los judíos ultraortodoxos que rechazan esta medida. La iniciativa fue impulsada por el partido del exministro de Defensa, Avigdor Lieberman, quien además de exigir la aprobación del proyecto sin cambios, se distanció del primer ministro y, según analistas, busca erigirse como hombre fuerte de la derecha. El nuevo escrutinio, previsto para el 17 de septiembre, no es el único desafío que enfrenta Netanyahu: acusado de los delitos de fraude y soborno, deberá responder este año en la Justicia.
Jerusalén. El primer ministro en la sesión donde se disolvió el Parlamento. (KAHANA/AFP/DACHARY)