14 de enero de 2014
La reciente decisión de Paraguay de otorgar el acuerdo parlamentario para la incorporación de Venezuela al Mercosur consolida la perspectiva de integración regional. No es un camino libre de obstáculos el que se presenta, requiere avances en la reducción de las asimetrías existentes entre los países asociados, profundizando políticas de complementariedad económica con especial énfasis en el mejoramiento de las cadenas productivas y en el valor agregado final, de tal modo que se facilite la inserción plena del amplio universo de pequeñas y medianas empresas y de empresas de la economía social en esta nueva etapa del proyecto integrador.
En ese marco se abre una inmensa oportunidad para ampliar y fomentar el papel de las pymes. En nuestro país, las pymes han desempeñado un rol creciente en la recuperación económica, representan más del 40% del valor agregado, más del 50% de las ventas y generan alrededor del 70% del empleo. Además, despliegan una dinámica exportadora vigorosa, especialmente en las manufacturas industriales, rubro en el que alcanzaron el 13% de las exportaciones totales, aunque en los últimos años se redujo esta participación por el avance de las commodities agrícolas y mineras.
Las pymes, junto con empresas de la economía social, han contribuido en forma creciente en el intercambio regional, alcanzando el 37% de exportaciones al Mercosur, con predominio de Brasil como destino, y el 25% de los embarques hacia Chile; todo ello por inercia productiva y calidad del sector pyme exportador, sin contar aún con políticas de fomento a nivel regional. Por otra parte, la experiencia acumulada del sector cooperativo en nuestro país, su extendida presencia regional, su aporte real a la integración económica, el reciente desarrollo de centenares de empresas recuperadas bajo el modelo cooperativo, constituyen un camino a promover a la hora de profundizar la integración y la complementariedad económica regional.
Las entidades gremiales empresarias con fuerte compromiso con la economía real y el desarrollo productivo –entre ellas, la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME)– vienen reclamando la conformación del espacio Pymes y Economía Social a nivel del MERCOSUR; un ámbito donde diseñar y proyectar la participación necesaria de los sectores empresariales nacionales y cooperativistas en el modelo de integración regional. Es imprescindible lograr un tratamiento jurídico diferenciado para las pymes, que tienda a la simplificación de sus obligaciones, tomando la experiencia del Sebrae (Servicio de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas) de Brasil, del estatuto pyme de Chile y las propuestas en ese sentido del anteproyecto de ley de Fomento Mipyme impulsado por APYME.
En el último quinquenio se concretaron importantes avances en integración de experiencias de modelo cooperativo y de la economía social de Argentina, Venezuela y Ecuador. Se destacan en ese contexto los proyectos de transferencia de tecnología aplicada a través del INTI en desarrollos productivos en Venezuela.
En ese sentido social y cultural que nos convoca como dirigentes cooperativistas y gremiales empresarios, la propuesta es desarrollar proyectos de emulación y contribución asociativa a través de transferencias de tecnologías y otras experiencias productivas, como se plantea en el ALBA, donde existen modelos de contribución complementaria entre alimentos y energía, que se puedan replicar en el MERCOSUR.
Asimismo se plantea el desafío de lograr un intercambio cultural productivo con los pueblos hermanos integrados para mejorar la calidad de vida de la población mediante la cooperación y el crecimiento del tejido productivo. El logro de ese objetivo impone la necesidad de promover el concepto de la cultura del trabajo, que nos conduzca al mayor valor agregado por habitante, materia aún pendiente en nuestra Patria Grande en construcción.