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Rugby fuera del clóset

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Nacido en Buenos Aires, el primer club latinoamericano LGbt busca visibilizar la diversidad sexual para vencer la discriminación y reivindicar el carácter inclusivo del deporte. Tacleando la homofobia y la experiencia internacional.


En juego. El equipo participa, entre otros torneos, del certamen empresarial de la URBA. (@lih Olivera/Gentileza Ciervos Pampa)

Ciervos Pampas Rugby Club, el primer equipo de diversidad sexual en América Latina, nació en 2012 en la Argentina y, desde entonces, crece tanto dentro como fuera de la cancha. Para dimensionar su presente no hay que irse muy lejos en el tiempo: el pasado 22 de junio disputaron su primer amistoso internacional, ante Tamanduás-Bandeira Rugby en San Pablo, en el marco de la Marcha del Orgullo LGBT en esa ciudad, donde más de 3 millones de personas salieron a las calles. Aunque este año no participaron después de tres temporadas seguidas en el torneo empresarial de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA), Ciervos Pampas volverá a competir en el certamen de 2020. Pero antes el colectivo de jugadores organizará por tercera vez Tacleando la homofobia, un torneo en contra de la discriminación en cuya última edición en el Club Daom participaron 14 equipos integrados por homosexuales, mujeres y también varones heterosexuales. Ciervos Pampas visibiliza la diversidad, que existe y muchas veces se oculta.
«Somos, además de un equipo de rugby, una asociación de derechos humanos. Tenemos una escuela y la idea es abrirla próximamente para diferentes referentes deportivos que quieran participar y entender un poco lo que estamos construyendo: el concepto de deporte libre de discriminación», marca Caio Varela, presidente y jugador de Ciervos Pampas, a Acción. El equipo entrena dos veces por semana, martes y jueves, en la plaza Uruguay, en el barrio de Recoleta. Y tiene como objetivo participar por primera vez en 2019 de la Bingham Cup, un torneo que organiza la International Gay Rugby (IGR), que reúne a todos los equipos por la diversidad sexual del mundo. Ciervos Pampas no es el único en la Argentina: existe Lobitos de río, Quimeras y Ceibos, en Rosario, y Huarpes, en Mendoza. En Sudamérica, además del brasileño Tamanduás-Bandeira, Chile tiene a Titanes y Pudúes. Ciervos Pampas, eso sí, fue el primero de la región en integrar la IGR.

Contra el modelo hegemónico
Aunque el equipo nació con la inscripción en la Asociación Deportiva Amateur por la Inclusión en 2012, el grupo de jugadores se había conformado durante una década. En aquellos inicios, primaba el miedo frente a los prejuicios y la ignorancia del ambiente. «¿Cuál es el primer insulto que escuchás en una cancha?», pregunta Caio Varela, 46 años, brasileño, amante del rugby, y responde: «Es “puto”. Entonces, si está el insulto, está la homofobia. Los deportes, no solo el rugby, están permeados por un modelo heteronormativo. Ese modelo no representa diferentes cuerpos y posturas. Nosotros no somos ese macho hegemónico y tampoco lo buscamos ser. Y con eso viene el rechazo y la discriminación». Ciervos Pampas juega con medias de los colores del arcoíris, símbolo del orgullo LGBT, y entre ellos se llaman «chicas», un modo de reírse y hacerse fuertes. También tienen jugadas que reciben el nombre «Dale Diva» y «Britney Spears». Cuando las gritan en plena cancha, cuenta Caio, los rivales se quedan mirando y ellos ganan la pelota.
En este tiempo, lograron mayor reconocimiento. Por caso, Ciervos Pampas logró un contacto con los Pumas. Cuando Agustín Creevy fue el capitán de los Pumas en 2014, este último le envió el saludo y la bienvenida. Por otra parte, en 2018, la Legislatura Porteña los reconoció por promocionar la valoración de los derechos de la comunidad LGBT a través del deporte. Sucedió después de que Jonathan Castellari, exjugador de Ciervos Pampas, sufriera una golpiza en un ataque homofóbico. «El ciervo –explica Caio acerca del origen del nombre– significa empuje: hacemos scrum con los cuernos. Y hasta en el campo más inconsciente y lúdico está el Bambi. Está el venado, que en muchas sociedades es el símbolo del gay. Jugamos con todo eso. Pensamos en un animal autóctono y nos acordamos de los ciervos de las pampas». En el ambiente del rugby argentino, la mayoría conoce hoy a Ciervos Pampas, un equipo muy lejos del estereotipo dominante, y muy cerca del disfrute del juego y de la pelea por la igualdad.

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