28 de enero de 2014
Evo Morales cumplió 8 años ininterrumpidos en el gobierno; todo un récord para Bolivia, que, en casi 181 años de historia independiente, tuvo nada menos que 84 presidentes, 34 de ellos surgidos tras un golpe de Estado. En términos estadísticos, el promedio da 172 días de mandato contra los 2.920 que ya superó el ex dirigente cocalero en el Palacio Quemado. Y no sólo eso: durante la gestión del presidente indígena se desarrollaron algunos de los cambios más trascendentes en ese territorio desde que el 6 de agosto de 1826 el libertador Simón Bolívar fue ungido con la banda presidencial por Antonio José de Sucre. Entre ellos, una reforma constitucional que tras mucha resistencia de los sectores más retrógrados de la sociedad impuso el Estado Plurinacional, una institución que reconoce y alienta la existencia de 36 nacionalidades mancomunadas en torno de un proyecto de país común; cada una con sus particularidades e incluso su lengua, pero bajo una misma bandera.
En su discurso ante el Congreso, Morales destacó que en estos 8 años de gestión, «recuperamos la patria, que estaba en manos de los extranjeros, de organismos internacionales y de Estados Unidos». Se refería a otro de los logros desde su llegada como primer presidente indígena electo: la nacionalización de las empresas de servicios públicos que habían sido privatizadas durante los períodos de Jaime Paz Zamora (1989-1993) y Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y 2002-2003).
Morales ganó los comicios de diciembre de 2005 con un 54% de votos –otro dato poco usual en el Altiplano, acostumbrado a minorías que apenas lograban apoyo para una débil gobernanza– luego de los levantamientos contra la enajenación de los recursos energéticos –la llamada Guerra del Gas- y del agua.
«Nos sometieron al dominio imperial y al saqueo neoliberal, y la respuesta fue nacionalización y refundación», repitió Morales. Las cifras de crecimiento económico, 6,5% en 2013 y casi un 300% en este período, no lo desmienten.