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Ruptura y reconstrucción

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Ecuador. Sede del organismo regional en Quito, inaugurada en 2014. (Cazar/AFP/Dachary)

Impulsada por el presidente Lenín Moreno, la salida de Ecuador de la Unasur, refrendada recientemente por el Parlamento, se enmarca en el intento de la derecha por debilitar aún más al bloque regional, hoy integrado por cinco países. Frente a este escenario, el Grupo de Puebla, un espacio nacido este año que nuclea a líderes y referentes de América Latina como los expresidentes de Ecuador y Colombia, Rafael Correa y Ernesto Samper, y el excanciller de Brasil, Celso Amorín, emitió un duro comunicado que apunta a incidir en el debate político con miras a restablecer una alternativa progresista. La decisión de la Asamblea de Ecuador «debe servirnos para recordar que las razones fundamentales para la existencia de la organización siguen vigentes». «Divididos, los países de América del Sur no tendrán la capacidad para enfrentar los retos del siglo xxi con la acción colectiva necesaria, ni podrán generar las economías de escala que nuestros países tanto necesitan», dice el texto. El Grupo de Puebla, un meses atrás, se manifestó contra «el uso de la fuerza» que quiebre una solución pacífica del conflicto en Venezuela y condenó los agravios de Jair Bolsonaro contra la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, y su reivindicación de la dictadura de Augusto Pinochet. Cabe señalar que en marzo, los gobiernos conservadores de Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Paraguay y Ecuador crearon Prosur, un foro crítico de Unasur, alineado con los intereses de Estados Unidos.

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