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A más de un año de las primarias de 2015, partidos y frentes de la oposición trabajan en la definición de sus ofertas electorales. Carrera anticipada en busca de candidaturas competitivas.

 

Estrategias. Binner, Carrió, Macri, Massa: FAP, Unen, Pro y el Frente Renovador, en busca de la mejor alternativa para enfrentar al kirchnerismo. (Télam)

Aunque no terminan de ponerse de acuerdo en torno a los límites de su amplitud, los principales referentes de la Unión Cívica Radical, el Frente Amplio Progresista y la alianza capitalina Unen concretarán el próximo 22 de abril el lanzamiento de la coalición con la que se presentarán a las elecciones presidenciales de 2015. Para evitar divergencias, la dirigencia ha decidido suprimir los discursos y limitar el acto a la lectura de un acta constitutiva que ya comenzó a discutirse.
El problema más arduo lo planteó la diputada Elisa Carrió, quien pretende que el Pro se incorpore al bloque, propuesta que suscitó reacciones diversas. Mientras Fernando Pino Solanas, líder de Proyecto Sur, se opuso a esa posibilidad con la misma energía con la que antes había vetado el ingreso de la Unión Cívica Radical, a la que ahora acepta integrar a la entente, el socialista Hermes Binner, quien hace pocas semanas anunció en un tono moderado su oposición a compartir el mismo espacio con el macrismo, decidió luego mostrarse algo más complaciente al señalar que no cree tener autoridad alguna para ponerle «bolilla negra» a ninguna fuerza. En tanto, el ex vicepresidente Julio Cobos ratificó que no simpatiza con tal proyecto dadas las diferencias programáticas existentes, ya que –en su opinión– los lineamientos del bloque en ciernes deberán ser claramente socialdemócratas. Su correligionario Ernesto Sanz no parece tan convencido de ello, y mucho menos el ex candidato a gobernador de Córdoba, Oscar Aguad, más conocido como El milico por su nunca desmentida amistad con el represor Luciano Benjamín Menéndez. Aguad suele fotografiarse frecuentemente con Mauricio Macri y no esconde su cercanía ideológica con el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Un punto en el que existe unanimidad es el que determina que la candidatura presidencial de FAP-Unen –el nombre definitivo todavía no se acordó– se definirá en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, que tanto favorecieron al frente que obtuvo un buen resultado en las legislativas porteñas de 2013. El inconveniente que procurarán saldar es la sobreabundancia de candidatos, que necesariamente deben reducirse a tres como máximo para que la potencia que otorga la elección democrática no mute en la debilidad que promueve la dispersión.
No menos complicadas son las relaciones entre el macrismo y el Frente Renovador, que se disputan los favores de los principales caudillos del peronismo conservador en todo el país. En la pulseada, los punteros del massismo han arrancado con ventaja, si bien parece prematuro afirmar que tienen totalmente allanado el camino. La estrategia consiste en concentrarse en las ciudades más pobladas y no discriminar en materia de antecedentes o trayectorias políticas. Por el momento, los peces grandes se cuidan de morder el anzuelo ateniéndose al tradicional apotegma peronista de «desensillar hasta que aclare», aunque la embarcación desborda de piezas chicas y medianas: concejales, intendentes y legisladores provinciales.
En el círculo más cercano al intendente de Tigre aseguran que el chubutense Mario Das Neves, el salteño Juan Carlos Romero, el entrerriano Jorge Busti y el santafesino Carlos Reutemann ya han confirmado su adhesión,  pero aun así puede no ser suficiente para disputarle el poder al kirchnerismo en 2015. De allí que se estén redoblando los esfuerzos para cooptar al gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, que se muestra remiso, y al de Santa Cruz, Daniel Peralta. El objetivo es central, ya que hasta el momento no han logrado incorporar a ningún mandatario provincial en funciones. También van por el intendente radical de la capital neuquina, Horacio Pechi  Quiroga, por su correligionario formoseño Ricardo Buryaile, y avanzan las gestiones para conseguir el apoyo del declinante Partido Demócrata mendocino. Catamarca es un incordio para este armado, ya que debe sobrellevar los constantes exabruptos de José Luis Barrionuevo, con base territorial en esa provincia, y en Tucumán consiguieron sumar al legislador Gerónimo Vargas Aignasse, que se alió hace dos años con el multimediático empresario Daniel Vila, en su fallido intento por desplazar a Julio Grondona de la Asociación del Fútbol Argentino.
Lo cierto es que no todos los anuncios terminan por confirmarse. El intendente de Arrecifes, Daniel Bolinaga, por ejemplo, negó que esté a punto de pegar el salto al Frente Renovador y aclaró que se había limitado a encabezar la firma del controvertido petitorio con el que Sergio Massa pretende evitar la discusión del anteproyecto de reforma del Código Penal, por coincidir con esa postura. Tampoco se concretó hasta el momento el conversado pase del intendente justicialista de Luján, Carlos López Puelles, y el de Alberto Descalzo, que desde 1995 gobierna Ituzaingó.

 

Tensiones
El macrismo, por su parte, busca despegarse de cualquier sospecha acerca de un  acuerdo con los «renovadores». Después de haber compartido lista en la provincia de Buenos Aires en las legislativas de 2013 comenzaron las hostilidades. Massa caracterizó al Pro como una fuerza de centroderecha y recibió la inmediata réplica del diputado Federico Pinedo, quien le solicitó que decidiera si estaba dispuesto a ser efectivamente una expresión opositora o  sólo se proponía constituirse en una facción de la interna peronista. Esta tirantez en las relaciones irritó al intendente de Vicente López, Jorge Macri, y fue la causa de una fuerte discusión con Mauricio en la que se confirmó que  no está dispuesto a respaldar las aspiraciones a la gobernación bonaerense de la favorita de su primo, María Eugenia Vidal, ya que pretende ocupar ese lugar. Jorge habría sido duramente reprendido por unas declaraciones en las que sostenía la necesidad de acordar con Massa.
Además, según distintas fuentes periodísticas, Macri ha decidido alejar a su armador nacional, Emilio Monzó, a quien se le reconoce haber perfeccionado en Santa Fe una apuesta que funcionó al límite de sus posibilidades, Miguel Del Sel, pero que como contrapartida no logró que el Pro se extendiera más allá del área metropolitana y el primer cordón del Conurbano, ni tampoco que dirigentes de peso del peronismo conservador ingresaran a su espacio. Se le reprocha, asimismo, el fracaso de la estrategia para instalar a Gabriela Michetti en territorio bonaerense y el congelamiento en la Legislatura porteña de una reforma política para implementar las primarias y la boleta única en el ámbito de la ciudad. Otro factor que habría incidido en la decisión es su pasado político. En efecto, Monzó fue intendente justicialista de Carlos Tejedor, ministro de Asuntos Agrarios de Daniel Scioli y se asoció con Francisco De Narváez antes de recalar en el macrismo.
A raíz de esos tropiezos, el jefe del Pro habría recurrido a la  experiencia de Patricia Bullrich, encomendándole que, junto con el ex duhaldista Eduardo Amadeo, le dé una mano a Vidal en la provincia de Buenos Aires. La tarea no será fácil, si se considera que la candidata es desconocida por el 50% de los electores, y su intención de voto en el distrito, según diversos sondeos, no llega a los dos dígitos.
Suele suceder que la urgencia genere situaciones complicadas. Vidal, que ya recorrió más de 10.000 kilómetros de rutas bonaerenses, fue sorprendida a mediados de febrero en Esteban Echeverría, cuando, ante la falta de un referente distrital, se contactó con dos personas que habrían estado en la cárcel por sus vinculaciones con el narcotráfico, según consignó el sitio La política online. Hace algunos días, durante su visita a Quilmes, la candidata volvió a tropezar con la misma piedra al fotografiarse junto a un  ex Defensor del Pueblo de ese distrito que fue removido de su cargo debido a que seguía desarrollando una actividad política y era propietario de una empresa proveedora del Estado.

Daniel Vilá

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