11 de junio de 2014
«Hoy estamos creando un poderoso centro de gravedad para el desarrollo económico», dijo el presidente Vladimir Putin durante el lanzamiento del nuevo bloque euroasiático. La unión conformada por Rusia, Bielorrusia y Kazajistán se convirtió en una brecha más para la era unipolar y, paralelamente al acuerdo energético entre Moscú y Beijing, fue una demostración política del liderazgo regional ruso frente a la crisis ucraniana. Los mandatarios de los tres países anunciaron en la capital kazaja, Astana, que esta novedosa alianza euroasiática entrará en vigencia a partir de 2015, involucrará a 170 millones de habitantes, a una quinta parte de los recursos mundiales de gas natural y al 15% de todas las reservas de petróleo. El acuerdo para establecer la Unión Económica Euroasiática –firmado por los presidentes de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev, y el ruso Putin– se fijó también como objetivo sumar a otros vecinos como Armenia, Kirguizistán, Tayikistán y no se descarta invitar a Vietnam. Se especula que las economías de los socios crecerán un 25% en las próximas dos décadas permitiendo la libre circulación de trabajadores, bienes, servicios y capitales y la ejecución de políticas coordinadas en sectores clave como energía, industria, agricultura y transporte.