1 de julio de 2021
El sábado 3 de julio se conmemora el Día Internacional de las Cooperativas, una fecha reconocida desde 1923 y proclamada por la Asamblea General de la ONU en el centenario de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) en 1995, para celebrarse el primer sábado de julio. Pero el mes entero es marco de actividades.
En un mundo donde a través de los medios de comunicación concentrados se imponen temas de agenda y se construye sentido común, nada mejor que contrarrestar esa marea de desinformación mostrando el accionar cotidiano de las cooperativas, cargado de esos otros sentidos y certezas: la solidaridad, la ayuda mutua, la autogestión. Es una oportunidad de visibilizar la identidad cooperativa y su ideario, enriquecer los debates y renovar con imaginación las propuestas para llegar cada vez a más personas. Porque aunque el movimiento cooperativo representa al menos el 12% de la humanidad, queda mucho camino por andar en términos de batalla cultural, para que las cooperativas como forma de organización económica y social tengan el reconocimiento adecuado.
Es justamente porque funcionan, responden a necesidades concretas de la gente, le dan voz y la organizan y cuestionan la centralidad del lucro, que tanto trabajo cuesta la disputa con las concepciones neoliberales. Una disputa que va desde impugnar el individualismo, la destrucción de la naturaleza, la concentración desmesurada de la riqueza, hasta cuestionar el patriarcado y el sistema mismo. Si hacemos historia, en plena revolución industrial las cooperativas pusieron en cuestión la organización capitalista. Ya sea que entendamos el accionar cooperativo como un accionar político, o no –porque nos caracteriza esa diversidad– todas las cooperativas buscan mover algunos de esos pilares.
Este año el tema elegido por el comité que integran la ACI y la ONU es «Reconstruir mejor juntos». Reconstruir es la tarea que las cooperativas llevan adelante desde sus orígenes; reconstruir y fortalecer tejidos sociales, economías regionales, cadenas éticas de valor; derechos: al trabajo, a la educación, a la salud, a la alimentación saludable, a una vida digna. Las preguntas que hoy quedan abiertas son ¿reconstruir qué y cómo? ¿Qué pueden aportar las cooperativas a esa reconstrucción? Estos interrogantes, nada sencillos de responder, nos invitan a afinar el lápiz y afrontar algunos debates.
El mundo vive una coyuntura histórica compleja y dolorosa, signada por una crisis multidimensional que se ha profundizado por los efectos de la pandemia y que como bajo la luz de un reflector, se ha hecho visible e innegable. En este contexto –donde por ejemplo el reparto desigual de las vacunas entre países es una muestra más de que hay vidas que valen más que otras– las cooperativas demuestran que pueden aportar soluciones concretas en todos los ámbitos de su accionar. No porque sean una rueda de auxilio cuando el sistema no responde, sino porque hacerlo es parte intrínseca de su identidad.
Salir de la crisis en pandemia implica afrontar riesgos sanitarios y económicos, riesgos que la economía social, solidaria, popular, feminista asume con la convicción de que la vida y la salud de las personas son centrales y allí no hay dilema posible. Una crisis que puede profundizarse si no intentamos salir fortalecidxs, lo que va a requerir, entre otras cosas, repensar los modelos que condujeron a esta situación insostenible.
Hay 3 millones de cooperativas en el mundo que no han dejado de producir y distribuir alimentos; brindar asistencia médica; proveer servicios esenciales; brindar financiamiento; incluso muchas cooperativas de trabajo han reconvertido su producción para atender demandas vinculadas con la pandemia; han distribuido gratuitamente alimentos, fondos de ayuda y en algunos países ante el faltante de oxígeno están construyendo plantas para su provisión. Estos son algunos ejemplos, pero hay más.
La Alianza Cooperativa Internacional invita a compartir las actividades alusivas organizadas este mes en la página web coopsday.coop para mostrar cómo estamos afrontando la recuperación de la crisis. Porque lo cooperativo nos transforma y transforma nuestro entorno, porque como ya se ha dicho, la salida no es individual, es colectiva.
Esenciales. Tres millones de cooperativas producen bienes y servicios en el mundo. (Archivo Acción)