10 de marzo de 2015
La puja con los fondos buitre es dura, y continuamente genera nuevas noticias, pero lo que quedó en claro es que a pesar del fallo de Thomas Griesa, del «corralito» sobre el pago de los bonos argentinos impuesto por dicho juez y de la gran cantidad de acciones para esmerilar la economía argentina, la tendencia de los activos financieros del país sigue en alza, en especial los títulos de deuda en moneda extranjera emitidos por el Gobierno nacional.
Esta situación se debe, por un lado, a la solidez de las cuentas públicas y del sistema financiero argentino, pero en gran medida se origina en las valientes y efectivas medidas que ha tomado nuestro Gobierno en el tema de los buitres, colocando por delante la soberanía argentina y la decisión de pagar al 100% de los acreedores pero en condiciones justas, equitativas, legales y sustentables.
A este tema se refirió en el inicio de su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional la presidenta Cristina Fernández, mencionando el tuit de un famoso periodista del Financial Times, Joseph Cotterill, que expresaba : «Lo lograron, finalmente lo lograron, los bonos reestructurados de la Argentina al 2033 cotizan sobre la par». Quizá por la posibilidad de que se considerara que apoyaba a este gobierno, el citado periodista le contestó rápida y ácidamente a Cristina en otro tuit, que agradecía la mención, «pero me temo que cuanto menos tiempo le queda a Ud. en la presidencia más aumenta el precio del bono». Rápidamente, el tuit se difundió por los medios opositores, mientras Cristina pronunciaba su discurso.
El segundo tuit de Cotterill es fácilmente rebatible, puesto que también los Boden 2015, que vencen dentro del mandato de Cristina, cotizan hoy a la par, y además la mayoría de los tenedores no participó del canje anticipado ofrecido en diciembre por el Gobierno, clara señal de que los inversores están seguros de cobrar al vencimiento y no quisieron cobrarlo anticipadamente sufriendo alguna quita.
Hay en la Argentina una sensación de estabilidad financiera y cambiaria que no se puede negar, en gran parte lograda con eficientes controles por parte de diversos organismos del Estado para evitar las especulaciones que provocaban en otras épocas los famosos «golpes de mercado». Hoy la situación es distinta, y si el dólar especulativo que se obtiene a través de la operatoria bursátil denominada «contado con liquidación» bajó su cotización, e igual tendencia tuvieron los valores informados (vaya a saber por quién) del dólar ilegal, es porque habían alcanzado niveles ficticios, fruto de la especulación que nada tenían que ver con la evolución de la economía real argentina ni con la situación cambiaria.
A partir de las nuevas regulaciones y controles, que restringieron las operaciones con el dólar ilegal, muchas de ellas ligadas con maniobras de lavado de dinero, se estabilizó el mercado de cambios, dando certeza a la sociedad de que no habrá devaluaciones bruscas y se seguirá con la flotación administrada de la divisa, cuya tasa de aumento no superará en modo alguno a los rendimientos de las colocaciones a plazo. Las tasas de interés para depósitos a plazos fijos minoristas han sido incrementadas significativamente por decisión de la autoridad monetaria, con el objetivo de incentivar el ahorro en pesos, especialmente de los pequeños inversores.
Es importante recordar que en la Propuesta para Refundar la Nación del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, se establecía que «las divisas son bienes públicos y por lo tanto su circulación debe ser rigurosamente
regulada». Esta posición histórica de nuestro movimiento coincide con las medidas que se han implementado y que han llevado en los últimos meses, no sin tensiones, a una estabilización de las expectativas sobre la evolución del tipo de cambio.
Sin dudas se trata de una batalla importante, de las tantas que deberá dar en este año electoral el modelo económico que sacó a la Argentina de la crisis más profunda y dramática de su historia.