Informe especial | BOSQUES Y SELVAS

Acosados por el fuego

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Una buena cuota de pérdida de biodiversidad tiene como causa la incineración de grandes extensiones de áreas verdes con fines agropecuarios (como ocurre en varias provincias de nuestro país y otros países de Latinoamérica), de modo de deforestar y ganar tierras con el mero fin económico de sembrar soja. Solo en 2019, en el Amazonas brasileño hubo 73.000 focos de incendio; en 2021, ya van unos 2.300. Para José Paruelo, profesor del Departamento de Métodos Cuantitativos Aplicados de la Facultad de Agronomía (UBA), «si bien el problema en el Amazonas es muy grave, es importante no invisibilizar lo que ocurre en otros sistemas forestales de Sudamérica (el Gran Chaco Sudamericano y el Cerrado brasileño)». Según el especialista, «no solamente se pierden bosques, hay otros hábitats naturales muy importantes para la provisión de servicios ecosistémicos: los pastizales naturales de la parte sur de la Cuenca del Plata en Argentina, Uruguay y Brasil. La tasa de pérdida es tan alta como la deforestación y las consecuencias igual de graves».
Pero la devastación de bosques y selvas no solo arrasa con la vida vegetal, sino también con la animal. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, en la actualidad unas 5.200 especies de animales están en serio riesgo de extinción. Hecho un desglose por clase, se encuentran en peligro de extinción el 25% de los anfibios y mamíferos, el 20% de los reptiles, el 11% de las aves y el 34% de los peces.
En los incendios que arrasaron con la fauna en Australia desde fines de 2019 a mediados de 2020, según el Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF), murieron unos 143 millones de mamíferos y 2.500 millones de reptiles, 50 millones de ranas y 180 millones de aves. Muchos incendios se debieron a las consecuencias del cambio climático, es decir, a la letal combinación de altas temperaturas con prolongadas sequías. Claudio Bertonatti señala: «Los incendios que han ocurrido en Brasil, Bolivia, Paraguay y Argentina en la enorme mayoría de los casos han sido intencionales y por supuesto tienen consecuencias dramáticas, no solo por la mortandad de animales y plantas silvestres, sino por lo que significa para el funcionamiento de los ecosistemas». En Argentina cada año se producen incendios forestales en diversas provincias. A principios de 2021 fueron en Río Negro y Chubut, y en agosto y septiembre el Servicio Nacional de Manejo del Fuego detectó focos de incendios en Catamarca, Córdoba, San Luis y Mendoza, aunque muchos habían comenzado ya el verano pasado. Y al finalizar el año, otra vez el fuego castigó duramente a la Patagonia.
Según Paruelo, Salta y Santiago del Estero son las provincias más afectadas por el desmonte «que se debe a la producción agrícola pero, fundamentalmente, a la ganadera. Buena parte de las áreas desmontadas son implantadas con pasturas de especies de pastos exóticos. Pero existen alternativas. El INTA y otras instituciones vienen desarrollando protocolos de manejo que integran la ganadería y el bosque, el programa se llama Manejo del Bosque con Ganadería Integrada (MBGI)».

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