4 de febrero de 2022
De acuerdo con un informe de la OIT, la pérdida de empleo se duplica en todo el mundo como consecuencia de la pandemia y su mejora será paulatina e incierta.
Desempleo en Latinoamérica. La reactivación del empleo fue limitada y se basó principalmente en el trabajo informal.
MARTIN BERNETTI/AFP
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) prevé que, en 2022, a nivel mundial, la cantidad de horas de trabajo será 2% inferior a la registrada antes de la pandemia. Esto equivale a la pérdida de 52 millones de empleos a tiempo completo, el doble del pronosticado en mayo de 2021 por la misma organización (26 millones). La principal causa sería la incidencia de las distintas variantes del COVID-19 en el mundo del trabajo y la incertidumbre respecto del curso futuro de la pandemia. A su vez, la OIT advierte sobre una «recuperación lenta e incierta», y destaca las diferencias en el impacto que la crisis tiene entre los distintos grupos de trabajadores y de países.
El informe de la OIT, «Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2022», indica que el desempleo mundial se mantendrá por encima de los niveles anteriores al coronavirus hasta 2023 como mínimo. Mientras que este año se situará en 207 millones de personas desocupadas, contra los 186 millones de 2019, prepandemia. El informe advierte, además, que el efecto en el empleo es significativamente mayor ya que muchas personas han sido expulsadas del mercado de trabajo y no han regresado aún. De acuerdo con sus proyecciones, en 2022 la tasa mundial de participación en la fuerza de trabajo se mantendrá 1,2% por debajo de la de 2019.
Respecto a las diferencias de los efectos de la crisis entre grupos de trabajadores y entre países, el informe señala que «es probable que se necesiten años para reparar este daño, y podría haber consecuencias a largo plazo sobre la participación en la fuerza de trabajo, los ingresos de los hogares y la cohesión social y, posiblemente, sobre la cohesión política».
Y si bien los efectos asolan a los mercados laborales a nivel mundial, la recuperación es muy distinta según las regiones. «En Europa y América del Norte se observan los indicios de recuperación más alentadores, y el panorama más negativo corresponde a Asia Sudoriental y América Latina y el Caribe». Mientras que a nivel país, «la recuperación del mercado de trabajo más fuerte se observa en los países de ingreso alto, mientras que las economías de ingreso mediano-bajo son las que salen peor paradas».
Latinoamérica
El estudio señala que la región de América Latina y el Caribe fue la más castigada por el COVID-19 durante 2020, con una caída del 7,5% del Producto Interno Bruto, y un descenso de la ocupación equivalente a 36 millones de empleos de tiempo completo. Y si bien reanudó su crecimiento económico en 2021, la reactivación de los mercados laborales fue limitada y se basó en gran medida en el trabajo informal, lo que dio como resultado un desempleo del 10%, que disminuiría a 9,3% en 2022 (28,8 millones) y a 8,8% (27,6 millones) en 2023. Ambos índices muy por arriba de la tasa de 7,9% registrada en 2019, antes del inicio de la pandemia (24,3 millones de desempleados).
Otro ítem analizado en el informe tiene como eje el empleo informal, que en esta ocasión no funcionó como la fórmula tradicional de ajuste del mercado laboral tras la pérdida de empleo, como en ocasiones anteriores. La explicación hace hincapié en que, debido a la pandemia, fueron «afectados todos los sectores económicos en conjunto con las medidas de contención y las restricciones de movilidad implementadas para contener la pandemia impidieron la reasignación de la mano de obra desocupada al empleo informal». «En esta ocasión, en lugar de quedar desempleados o pasar a la informalidad como en crisis anteriores, los trabajadores despedidos o los que operaban de manera independiente abandonaron la fuerza laboral. Los trabajadores informales, por su parte, también sufrieron un golpe desproporcionado en el peor momento de la crisis de 2020», señala la OIT. El informe advierte, además, que el cierre y la desaparición de millones de pymes en la región auguran una recuperación del mercado laboral más lenta que el repunte económico, al igual que un deterioro en la calidad del empleo.
Entre los principales afectado por la crisis del empleo, el estudio enumera cuatro grupos: los jóvenes, los trabajadores menos calificados, los trabajadores migrantes y las mujeres. En cuanto a este último universo, abocadas a realizar trabajos no remunerados en el hogar, como la educación de los niños durante el cierre de las escuelas o al cuidado de familiares enfermos y/o ancianos y niños, el informe prevé que el impacto desproporcionado de la pandemia sobre el empleo femenino se reducirá en los próximos años, pero que, sin embargo, seguirá existiendo una «brecha considerable».