11 de mayo de 2022
Con nuevo DT, el seleccionado regresa a las canchas argentinas tras tres años. El difícil contexto del rugby nacional en la mirada de exjugadores.
Michael Cheika. El australiano, flamante entrenador del equipo albiceleste, en la presentación oficial del pasado 3 de mayo.
TÉLAM
«Me siento muy honrado de entrenar a uno de mis equipos favoritos, los Pumas, de cara a la Copa del Mundo Francia 2023», dijo el australiano Michael Cheika, de 55 años, tras confirmarse, a comienzos de marzo, que será el entrenador del seleccionado argentino de rugby en reemplazo de Mario Ledesma. Un cambio drástico en un año que se presenta bisagra para nuestro rugby tras un 2021 pobre en resultados (ocho derrotas, tres triunfos y un empate). Además, este año marcará el reencuentro de los Pumas con el público argentino y la preparación para 2023, cuando se dispute el Mundial en Francia.
La designación de Cheika no suena descabellada teniendo en cuenta que Ledesma no cumplió las expectativas. Ni siquiera le alcanzó cumplir el objetivo de obtener dos triunfos en 2021 ante equipos top 10. Aunque llegó a una modesta meta, cabe subrayar, con victorias ante rivales debilitados o sin sus principales figuras: Gales (33-11) e Italia (37-16). Así, y en febrero, poco antes de que el exCASI Gabriel Travaglini asumiera como presidente de la Unión Argentina de Rugby (UAR), en reemplazo de Marcelo Rodríguez, Ledesma dejó el cargo. Una salida no muy prolija, dado que no quedó claro si se trató de una renuncia o un despedido.
Renovados y de cara a un año exigente, los Pumas sueñan con recuperar el estilo que los llevó a lo más alto del rugby mundial. Habrá cambios importantes en el cronograma. En julio, por caso, volverán a jugar en el país después de casi tres años de ausencia. Serán seis de doce partidos programados. Por la ventana internacional jugarán tres veces ante Escocia: el 2 de julio en Jujuy (Estadio 23 de agosto), el 9 en Salta (Estadio Padre Ernesto Martearena) y el 16 en Santiago del Estero (en el Único). Su última presentación nacional fue el 10 de agosto de 2019 ante Sudáfrica, con derrota 46-13 en el Martearena, por Rugby Championship. Por este último torneo, el seleccionado enfrentará a Australia el 6 y 13 de agosto en el Bicentenario de San Juan y en el Malvinas Argentinas, Mendoza, respectivamente, en tanto el 17 de septiembre recibirá a Sudáfrica en Vélez.
Otro contexto
Con el nombramiento de Cheika volverá al equipo otro referente Puma, Felipe Contepomi, de quien también se rumoreó como posible head coach cuando se alejó Ledesma. Será asistente en el staff integrado también por Juan Martín Fernández Lobbe –quien venía trabajando con los Pumas– y Andrés Bordoy.
Contepomi será fundamental para el técnico con el que coincidió en el Leinster irlandés. El argentino era apertura y Cheika el entrenador cuando ganaron la Copa de Europa en 2009. Ahora trabajará con los jugadores que compiten en clubes europeos y ayudará a coordinar el acoplamiento con los que están en Argentina.
Claro que el contexto se vislumbra por demás complejo. El poco trabajo en conjunto es un obstáculo a vencer. Sobre todo después de dos años de pandemia y, fundamentalmente, tras el desarme de los Jaguares, la franquicia profesional de la UAR que participó en el Súper Rugby. Esa ruptura impacta de lleno en la preparación. «Quedarnos sin el Súper Rugby, que podía consolidar un equipo de jugadores que se juntaban durante seis meses, significó un cambio al que no pudimos adaptarnos. Más allá de la poca coordinación que había entre (Gonzalo) Quesada y Ledesma, que agarraba a los Pumas entre julio y noviembre», dice el exPuma Martín Sansot a Acción.
«De cara al Mundial será un desafío muy grande para un entrenador nuevo. Tienen que cumplir su contrato, hacer su plan y llevarlo adelante», agrega Sansot. «En Argentina no nos caracterizamos por sostener a un entrenador en base a su plan de juego. Los sacamos si los resultados en la cancha no se dan. Así, es muy difícil. Para conocer al plantel, lo mínimo es una base de dos o tres años. Y si bien nuestros jugadores son de élite, están desparramados en Europa. Lo bueno es que son profesionales, y eso es una gran ventaja». También otro exPuma, Fabián Turnes, sabe que el panorama no se presenta sencillo. «Ahora, el mayor desafío que tenemos es retomar ritmo de juego», comenta. Y agrega: «La gran pérdida fue la disolución de los Jaguares, que llevó a que emigrara la mayoría de los jugadores. Perdimos continuidad».
Con esa desventaja, los Pumas saben que habrá presiones, sobre todo porque del nivel de juego dependerá seguir disputando torneos con las potencias y llegar bien al Mundial 2023. «El desafío es volver a ser el equipo que enfrentó a Nueva Zelanda (victoria histórica en 2020), y cambiar la cara» dice Eliseo Branca, otro exinternacional, aunque no es optimista de cara al futuro. «Venimos barranca abajo. No se pudo afianzar un equipo. No tenemos competencia porque la perdimos sin los Jaguares. Los clubes están cada vez más pobres en jugadores y dinero para solventar profesores y formadores, viajes y viáticos».
Recuperar el juego que los llevó a la cumbre (tercer puesto histórico en el Mundial 2007, su mejor ubicación, y triunfos ante potencias en los últimos 15 años) demandará tiempo. Lo sabe el nuevo entrenador. Por lo pronto, el apoyo del público argentino es un buen estímulo. La historia, en ese sentido, los avala para volver a tomar confianza.