14 de junio de 2022
La banda británica supera el poder de convocatoria de pesos pesado como Roger Waters y Soda Stereo. El origen de su romance con el público argentino.
Hito rioplatense. El grupo de Martin terminó su gira mundial de 2017 en el Estadio Único y así consolidó su vínculo con el público argentino.
TÉLAM
«Coldplay continúa explorando con éxito la tensión de querer ser una de las mejores bandas en el mundo y tener que conformarse con ser uno de los shows más grandes», escribió el crítico musical Ian Cohen en 2011. Mucho no ha cambiado desde entonces. La banda británica es una de las más grandes del siglo XXI. Eso sí, no es la mejor y sus integrantes lo saben. «Tus canciones son demasiado largas. Y eres demasiado repetitivo, usas demasiado los mismos trucos, y tus letras no son lo suficientemente buenas», le dijo el productor Brian Eno al cantante Chris Martin, antes de trabajar con el grupo.
Cuando apareció con su álbum debut Parachutes (2000), Coldplay fue comparado con Radiohead. Más tarde, por su vocación de tocar en grandes estadios y subirse al púlpito de la corrección política, llegó la identificación con U2, además de contar con el mismo productor que los irlandeses, Eno, en trabajos como Viva la Vida o Death and All His Friends (2008) y Mylo Xioto (2011). En el último tiempo, sus discos fueron más irregulares y se los asoció con el estilo de una banda menor como Maroon 5.
El más reciente Music Of The Spheres (2021), que cuenta con la colaboración de la banda BTS de K-Pop y la cantante pop Selena Gómez, recibió críticas dispares. El medio especializado inglés NME fue pomposo: «Coldplay (con la ayuda del creador de éxitos sueco Max Martin en la coproducción) hace lo que mejor sabe hacer. El álbum está lleno de melodías pop que te elevan lo suficiente como para entrar en órbita». Mientras que para la publicación alternativa Pitchfork, el material solo alcanzó cinco puntos de calificación sobre diez posibles: «Coldplay no puede superar lo que ya ha hecho artísticamente, pero tal vez puedan obtener varios miles de millones de reproducciones más de todos modos.
Pero eso no les importa. El objetivo de ser una de las bandas más populares del mundo que se plantearon el propio Martin y el guitarrista Jonny Buckland, el bajista Guy Berryman y el baterista Will Champion cuando todavía eran un grupo universitario de brit pop a fines de los 90 se cumplió con creces. «Ya hemos tenido todas las críticas buenas y malas del mundo y si nos preocupamos por la respuesta, te volvés un poco más cauteloso. Hay una parte de vos que tiene que aceptar que somos una banda más vieja, nunca fuimos la “nueva cosa joven”», le dijo Martin a la revista NME en 2021.
El crítico inglés Alexis Petridis respaldó esa idea en su comentario del nuevo disco: «Al igual que U2, que pasó sus primeros años siendo objeto de burlas por parte de los conocedores del post-punk, Coldplay nunca estuvo de moda. Y al igual que U2, Coldplay solo tiene sentido a gran escala».
La gran escala es lo más importante para Coldplay. Lo confirmó cuando cerró su gira mundial en el Estadio Único de la Plata en 2017, tras un año de conciertos en el que lograron una de las mayores recaudaciones de su historia. Dos años después, anunciaron que se retiraban de los escenarios hasta no encontrar la solución para que sus shows sean más sustentables. Este año volvieron a las giras monumentales, pero utilizan energía renovable de muy bajas emisiones.
Escalera al cielo
Los diez recitales agotados por la banda en el estadio de River son una prueba de la masividad alcanzada en estas tierras. De esta forma superaron holgadamente el récord de seis shows que tenían los Soda Stereo con su gira Me verás volver, en 2007, y las nueve funciones del ex Pink Floyd Roger Waters con The Wall, en 2011. El récord despertó una reacción irónica sobre el grupo y su público. «Que paguen la deuda externa los Coldplay», decía uno de los tweets que se viralizó en las redes frente a la sorpresa que generaba la cantidad de fechas anunciadas: 25, 26, 28 y 29 de octubre, y el 1, 2, 4, 5, 7 y 8 de noviembre.
La voracidad por ser parte de sus conciertos en vivo generó un nuevo fenómeno en el país. Aunque sean subestimados con razón por esas melodías con gancho que pueden volverse repetitivas, en vivo su música cobra otra dimensión emocional. El cuarteto inglés mejora la experiencia de sus canciones en los estadios. Los grandes espectáculos, deslumbrantes y luminosos, están en su naturaleza y sus canciones pop resultan una ideal vía de escape al final del día.
La construcción del fenómeno Coldplay hay que buscarla en su capacidad para metabolizar un poco de cada música que marcó su época. En los inicios Martin se la pasaba emulando a Eddie Vedder de Pearl Jam, y se dedicaba a desarmar cada arreglo de Talking Heads, U2 y Bob Dylan, mientras escuchaba obsesivamente OK Computer de Radiohead. La influencia soul y gospel, derivada de una crianza religiosa, permanece en la construcción épica de sus canciones, que suenan como catedrales pop, diseñadas a medida para ser cantadas a coro por multitudes.
El espíritu suave y esponjoso como algodón de azúcar de Coldplay se resume en el sentimiento nostálgico que Martin atrapó en «Yellow», el tema más conocido de su debut, una balada con una distorsión lo suficientemente controlada para agradar a cualquier oído. En sus primeras líneas dice: «Mira las estrellas /Mira, brillan para ti». Desde ese momento, para Coldplay el techo fue el cielo.
En sus primeros diez años vendió más de 15 millones de discos en Estados Unidos, arrebatándole el primer puesto a pesos pesado como Rihanna y Beyoncé. Buenos Aires no quedó exento del fenómeno mundial de Coldplay. En 2017, cuando terminaron su gira mundial en el Estadio Único de La Plata y al año siguiente editaron el álbum en vivo grabado en la Argentina, la relación del público con los británicos parecía haber alcanzado su punto caramelo: el grupo no solo había tenido el gesto de estrenar el tema «Amor Argentina», sino que también hizo su propio cover de «De música ligera» de Soda Stereo. Con esa versión, Martin participó del espectáculo Gracias Totales, el tributo que llevan adelante Zeta Bosio y Charly Alberti. Los diez conciertos en River solo son un peldaño más en esa escalera al cielo.