Humor

Fierro, Martín

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La novedad fue que este año el Fierro se entregó en el Teatro Colón. Cuando pregunté por qué el cambio, las respuestas fueron varias: desde que era más paquete, hasta que así se ahorraban el costo de la cena, pasando porque Macri está decidido a alquilarlo para lo que sea, incluso un bar mitzvá, si eso deja guita y/o rédito político.
El hecho es que muchas starlets tuvieron oportunidad, no sólo de saber dónde quedaba el Colón, sino de entrar y conocerlo, cosa que se notaba por la manera de estirar el cuello como si fueran una bandada de garzas.
También flotaba en el ambiente la idea de parecerse más a los Oscar y por eso incluso colocaron una alfombra roja sobre la calle que los movileros bautizaron, sin pudor (ni neuronas), la «red carpet» como si estuviesen en Hollywood. Lo tragicómico fue que muchas divas, vestidas de divas, tuvieron que cruzar la 9 de Julio y esquivar al metrobús para llegar, sofocadas, a la pseudopasarela.
Sobre el tema de los ganadores todos decían que la cosa ya estaba cocinada entre Telefé y el grupo Clarín. Unos se llevaban la ficción y los otros se quedaban con todo lo que fuera periodismo y noticias. Telefé apuntaba al rating y el grupo Clarín a la debilitada credibilidad de su periodismo militante. Yo me pregunté: «¿APTRA podrá ser parte de esta transa?». Y me respondí: «Sí».
De todas maneras estoy acostumbrado a que gente del medio que habla pestes de APTRA, cuando un año le dan el premio, sube corriendo, levanta al gauchito y dice: «Gracias APTRA». Siempre fue así.
Lo de Lanata, que ya había sido galardonado como el empleado del mes, estaba recantado y todos lo sabían. El tropiezo fue que su ego, que siempre lo acompaña, no pudo ingresar, no por una prohibición, sino por un problema de tamaño: no cabía.
El que tenía el acceso prohibido fue Cacho Rubio y su chalina, pero a falta de entrada, ingresó con un recurso de amparo, lo cual demuestra que hoy la Justicia da para todo.
Marley, quien disfruta de sus propios furcios, dirigió un programa donde se mezclaron entregas grabadas a la tarde con otras en vivo… lo que no fue dicho ni aclarado.
Todo fue muy lindo, pese a que algunos se quejaban de que tenían hambre y sed, mientras que en los palcos de las divas, se repartía comida.
Finalmente se adjudicaron un montón de premios, se entregaron otras tantas estatuitas, se escucharon algunas arengas, se vio cómo la gente dejaba el teatro vacío, se otorgó el oro y se terminó la fiesta. Hasta el año que viene en que volverá con algo en lo que nadie cree, pero que todos desean.

Santiago Varela

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