12 de octubre de 2022
La salida de Gómez Alcorta precipitó el rediseño del gabinete. Tres funcionarias de distintos perfiles se suman al Gobierno entre expectativas y realineamientos internos.
Desarrollo social. La diputada platense Tolosa Paz asume al frente de la cartera.
Foto: Télam
Dos de las renuncias eran previsibles, se conocía con anticipación la intención de ambos ministros de alejarse del cargo. Los motivos eran distintos. Juan Zabaleta, el extitular de Desarrollo Social, ya había hecho saber su interés por volver al despacho principal del municipio de Hurlingham, donde tiene su base territorial y aspira a revalidarla en las elecciones de 2023. Para ello, era indispensable que retomara la conducción municipal y por ende, dejara el edificio incrustado en la avenida 9 de Julio, y también la constante presión de marchas y reclamos de los sectores más perjudicados por la sostenida inflación que erosiona los ingresos populares.
Claudio Moroni, en cambio, estaba asediado por críticas desde afuera y desde adentro de la propia alianza gobernante. Su opaca gestión le granjeó adversarios de todo tipo y, también, ya había expresado puertas adentro su voluntad de alejarse del cargo.
La que pateó el tablero fue Elizabeth Gómez Alcorta. Luego de la avanzada represora en la Patagonia, quien fuera la primera titular del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad se fue del Gobierno alegando que «los hechos de público conocimiento desatados en Villa Mascardi por el desalojo ordenado contra la comunidad Lafken Winkul Mapu, en el que se produjeron detenciones de mujeres y niñxs, con participación de fuerzas federales, me resultan incompatibles con los valores que defiendo como proyecto político». Así lo manifestó en la carta que presentó ante el presidente para dimitir al cargo. «Se ha traspuesto un límite, por lo que debo dar un paso al costado», expresó Gómez Alcorta, quien también hizo un repaso de su gestión al frente de la cartera y se refirió a la agenda desplegada en los últimos años en el contexto de una marcada acción por parte de la oposición en contra de dichas iniciativas. «Cuando la derecha grita, patalea y argumenta en contra de nuestra agenda, cuando afirman que hay que cerrar el Ministerio, reducir su presupuesto o cuando expresan que se trata de una agenda de minorías, tenemos la certeza de que son los mismos que siempre han querido construir una sociedad para pocos y que representan proyectos profundamente elitistas, autoritarios y antidemocráticos».
Luego de la salida de Gómez Alcorta se aceleraron los recambios en Desarrollo Social y Trabajo. Sin embargo, una vez más, el presidente se tomó un tiempo prolongado para anunciar los reemplazos y dio lugar a las miradas que agitan crisis y peleas internas. Vale preguntarse por qué, si Zabaleta y Moroni estaban a las puertas del retiro, no estaban cerrados los nombres de sus reemplazantes. Un anuncio rápido del recambio ministerial hubiera cortado las especulaciones y la amplificación, con bases ciertas o con mera intención especulativa, de las internas del Frente de Todos.
Lo cierto, finalmente, es que la renovación se anunció sobre el final del megaferiado de octubre. Y el presidente decidió esta vez recurrir a personas de su máxima confianza. Victoria Tolosa Paz, quien encabezó la lista en las legislativas del año pasado en la provincia de Buenos Aires, asumirá en Desarrollo Social. La dirigente platense se encuadra, dentro del amplio espectro del FdT, en lo que podría llamarse «albertismo puro». Lo mismo podría decirse de la nueva titular de Trabajo, Raquel Kelly Olmos, fiel representante del justicialismo porteño al que está ligado el presidente. Su nombramiento sorprendió a los dirigentes gremiales, especialmente a los de la CGT que pugnaban por imponer candidatos propios, y no faltaron los recuerdos de su pasado menemista aunque también fue funcionaria de los gobiernos kirchneristas. En sus primeras declaraciones aseguró que su objetivo será «cuidar el trabajo y el ingreso de los argentinos y las argentinas», un desafío mayúsculo en el contexto de una economía estragada por la inflación. Olmos sacó a relucir su trayectoria militante y dijo sentirse respaldada por todas las vertientes del oficialismo.
La sorpresa en este recambio llegó desde San Luis. Y tal vez sea la muestra del vínculo del presidente con los otros dos principales referentes del Fdt, Cristina Fernández y Sergio Massa. No recurrió a esos sectores para buscar los reemplazos sino que se recostó en su propio entorno y, cuando abrió el juego, buscó por el lado de los gobernadores, en este caso el puntano Rodríguez Saá. De ahí la designación de Ayelén Mazzina, quien estaba en funciones en San Luis y cuya designación la encontró trabajando en la organización del 35 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries en Territorio Huarpe, Comechingón y Ranquel. Elogiada por su antecesora en el cargo, reconocida como luchadora por las banderas del feminismo y las reivindicaciones de género, la flamante funcionaria, de 32 años, expresó en declaraciones a El diario de la República que «todavía hay muchas cosas por las que tenemos que seguir luchando y leyes que aún no se cumplen. Pero hay una fuerza que se pudo ver en el encuentro de San Luis de un feminismo que no se va a dejar interpelar por nadie. Aun con una avanzada de la derecha, no nos tenemos que dejar caer. Creo que juntas podemos construir algo mucho más grande».
El empuje que muestra Mazzina será necesario, no solo para ella sino para las otras dos nuevas ministras y el Gobierno todo que enfrenta un gran desafío en materia económica y social, con cuestiones urgentes a resolver ya que afectan a millones de argentinos y argentinas.