28 de enero de 2015
Cada semana los médicos de Propuesta Tatu sin delantal que los identifique pero con estetoscopio al cuello, descargan del baúl de un auto sus maletines para atender a los pobladores de los asentamientos del sur del conurbano. Los vecinos ya los conocen y forman fila delante de la casilla de madera que oficia de improvisado consultorio. Chicos, ancianos y jóvenes son auscultados con minuciosidad, diagnosticados y también escuchados sin importar si poseen cobertura médica. Propuesta Tatu en Argentina surge como consecuencia de las crisis que atravesó el país en 2001-2002, cuando un grupo de médicos argentinos egresados de la Escuela de Medicina Latinoamericana de Cuba (ELAM), comienza a pensar en desarrollar la Propuesta –el modelo cubano de asistencia médica a poblaciones excluidas– en los barrios más postergados de la ciudad de Buenos Aires y del Conurbano. «Era una manera de traducir el modelo solidario de la sociedad cubana a un país como Argentina en un momento en que atravesaba la durísima crisis de 2001», recuerda Gino Straforini, uno de los coordinadores.
Los profesionales recibidos en la ELAM están formados en un nuevo concepto, profundamente revolucionario y humano, acerca de lo que deben ser los servicios médicos. Su objetivo es formar médicos generales básicos, orientados hacia la atención primaria de salud a partir de una preparación no solo científica sino también humanista, ética, solidaria e internacionalista, capaces de intervenir dando respuesta a las necesidades de cada región. Organizados en equipos –denominados Misiones– integrados por ocho médicos, quince estudiantes que ofician de auxiliares, y voluntarios, una vez por semana asisten sanitariamente a los habitantes de distintos barrios y asentamientos, como Villa Cartón, en el porteño Parque Roca; en el barrio El Ceibo, en Burzaco; en Villa Lugano, Florencio Varela y Guernica, Longchamps y Alejandro Korn.
Los integrantes de la organización, que se define como un colectivo «absolutamente solidario, independiente, con un proyecto socialista de construcción, que asume como eje la línea de pensamiento de Ernesto Che Guevara y del ensayista peruano José Carlos Mariátegui», atienden a vecinos sin cobertura médica, entregan medicamentos, dan charlas, recopilan información estadística para darle cuerpo a un plan destinado a la prevención de enfermedades; capacitan en nociones generales de medicina a algunos de los vecinos, para que cumplan la función de promotores sanitarios o puedan responder frente a una emergencia sanitaria. «Encontramos casos de enfermedades que no son comunes, y que solo atacan a personas con sistemas inmunológicos muy deteriorados –señala el coordinador–. Son enfermedades de la pobreza, producidas muchas veces por el ambiente en el que los pacientes viven». Para esos casos, «tenemos contactos en el hospital Santamarina, de Esteban Echeverría, en Almirante Brown y en La Plata –agrega– donde trabajan médicos integrados al proyecto».
Pero no todo se termina en la prevención de salud. Propuesta Tatu
–que toma su nombre de cómo llamaban al Che Guevara en su misión en el Congo– también realiza talleres de dibujo, plástica y llevan adelante actividades recreativas.
—Texto y fotos: Ignacio Wright