30 de enero de 2023
En el actual contexto inflacionario, los beneficios de las grandes compañías crecen significativamente. Un puñado de ganadores.
Alimentos. En 2021 el sector registró, en promedio, una expansión del 183%. En 2020, había computado un crecimiento del 254%.
Foto: Jorge Aloy
La recuperación «asimétrica» es una característica de los años pospandemia, tanto en Europa como en Latinoamérica. Para la ONG Oxfam, «la crisis del Covid y la posterior recuperación (sumada la guerra en Ucrania) generó un cambio de precios relativos que provocó ganancias extraordinarias para algunos sectores como el farmacéutico, energético, tecnológico y alimentario». Así, en los primeros años de la segunda década del siglo puede observarse que «la riqueza de los milmillonarios del mundo (2.668 personas) se incrementó en ese período lo mismo que lo hizo durante 23 años». Situación que no hizo nada más ni nada menos que profundizar aún más la desigualdad y provocar tensiones económicas, como el incremento de la inflación a nivel global, que en algunos países, como el nuestro, se exacerba debido a cuestiones –entre otras– que son estructurales.
En un informe, el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), analizó las ganancias que obtuvieron en 2021, 78 grandes empresas (con posiciones oligopólicas en distintos sectores) que cotizan en la Bolsa de Buenos Aires. «El año 2021 fue el período en el cual la economía prácticamente recuperó el nivel de actividad perdido durante la crisis pandémica pero lo hizo al costo de consolidar un reparto del ingreso aún más desigual», señala el trabajo de IPyPP.
Y luego agrega: «La aceleración de la tasa de inflación que fue escalando de 36%-50%-100% en el trienio 2020-2022 es la manifestación de la mayor apropiación de renta nacional por parte de los formadores de precios, a partir de expandir los beneficios de las compañías más grandes y enriquecer aún más a sus propietarios. De esta manera, el 1% más rico de la Argentina avanzó un casillero más y pasó de una cuota del 25,03% en la apropiación de riqueza al 25,65% durante el año bajo análisis, 2021. Ese margen que numéricamente parece escaso ocurre en simultáneo con un aumento de los activos privados por encima del producto. Mientras en 2015 los patrimonios superaban en 3,07 veces los ingresos generados en un año, en el año 2019 esta relación pasó al 3,22, en 2020 a 3,33 y en 2021 a 3,381». La tendencia negativa en ganancias operativas de dichas empresas en 2020 (-19%), se revirtió al año siguiente, cuando crecieron 200%, mientras que «las ganancias netas del total del panel, que verificaron una retracción del 71% en 2020, registraron un exponencial crecimiento del 362% al año siguiente».
La clave es la concentración
De más está decir que el importante incremento en los resultados de estas empresas está estrechamente vinculado con los aumentos de precios, en una estructura económica con elevados grados de concentración económica y de integración vertical y horizontal de las firmas. «En particular –señala el informe–, si se considera que representan aproximadamente el 12% del valor bruto de producción de la economía, además de estar ubicadas en sectores clave del sistema productivo y que tienen gran capacidad de imponer condiciones en varias cadenas de valor».
Así las exorbitantes ganancias no solo son consecuencia de su capacidad de fijar precios de los productos que elaboran, «sino también por su incidencia para establecer el valor de los insumos que utiliza para su producción. La posición dominante hacia el interior de la cadena de valor en la que opera le confiere un control sobre la distribución de la renta generada que le permite una apropiación extraordinaria a partir de descargar costos sobre empresas proveedoras de menor tamaño y mano de obra subcontratada».
En primer lugar, estas ganancias extraordinarias se plasman en la distribución de la torta que representa el Producto Bruto nacional. De acuerdo con el INDEC, en el cuarto trimestre de 2021 (el período analizado por el IPyPP) la participación de las ganancias empresarias se incrementó en 3,8 puntos porcentuales, pasó del 43,2% de 2020 a 47% en 2021. Y como contraparte, en dicho año, las remuneraciones al trabajo asalariado representaron apenas el 43,1% del PIB cuando, un año antes, llegaban al 48%. En la raíz de esto se encuentra además, que a la modesta recuperación de los salarios, los ingresos de los trabajadores aún no logran recuperar la pérdida de 20% sufrida entre 2017 y 2019. «El sector empresario ganó participación en la renta total, a expensas de los ingresos de los asalariados y cuentapropistas», destaca el Instituto de Estadística.
Pero no solo eso. La puja se evidencia también al interior del sector empresario, entre grandes empresas oligopólicas integradas y el resto de las firmas, como dijimos antes, por la capacidad de las primeras de imponer el valor de los insumos intermedios que producen. En 2021, señala el IPyPP «la facturación de las 67 empresas productivas del panel alcanzó un monto de 5,85 billones de pesos, lo que se tradujo en una participación del 9,4% en el Valor Bruto de Producción nacional.
Estos resultados adquieren un carácter trascendental si consideramos que en el territorio nacional se encuentran radicadas más de 528.000 empresas productivas (y más de 706.000 establecimientos productivos) tanto del sector privado como público. Por lo tanto, quiere decir que las 67 firmas seleccionadas del panel –muchas de ellas propietarias de numerosos establecimientos productivos– que representan tan solo el 0,013% de la cantidad total de empresas registradas en el país, concentran en promedio una décima parte del valor de producción generado por la totalidad del entramado productivo del país».