21 de abril de 2023
El presidente Alberto Fernández anunció que desiste de buscar un segundo mandato. Se abre un nuevo escenario para la definición de la estrategia política del Frente de Todos.
Bajo presión. El mandatario comunicó su decisión en una semana plagada de rumores y turbulencias económicas.
Foto: NA
En una semana caliente por la suba desorbitada del dólar y la escasez de liquidaciones de las exportaciones del agro, donde no faltaron chicanas internas y «filtraciones» de presuntas movidas contra el ministro de Economía, a pocas horas del inicio de la cumbre del Consejo Nacional del Partido Justicialista el presidente Alberto Fernández anunció en un video de algo más de siete minutos que difundió en su cuenta de Twitter que no sería candidato para un segundo mandato.
Bajo el título de «Mi decisión», el primer mandatario salió al cruce de cuanta especulación había en torno a cómo se iba a parar frente a la campaña que se desarrollará en medio una situación económica bastante dramática –una inflación del 7,7% en marzo y presiones devaluatorias constantes–, y adelantó su paso al costado.
En el video Fernández hace un recuento de las calamidades que tuvo que enfrentar su gestión casi desde el primer día. «Recibimos un país endeudado, en recesión, en default, con alta pobreza e inflación y debimos enfrentar una pandemia, una guerra y en este momento las consecuencias de una brutal sequía. En medio de tantos avatares volvimos a crecer», afirmó, para concluir ese balance asegurando tener «la certeza de no haber tomado una sola medida en contra de nuestro pueblo».
El jefe de Estado también dejó mensajes hacia adentro del Frente de Todos (FdT), como reivindicar la celebración de las PASO para dirimir las candidaturas. La frase con la que aludió a esta instancia electoral no podía ser más clara. «Démosle la lapicera a cada militante», reclamó, rememorando una mención de la vicepresidenta sobre las atribuciones que tiene todo presidente argentino.
Alberto Fernández es el tercer jugador de peso en el escenario nacional que decide declinar su participación en las presidenciales de este año. Primero fue Cristina Fernández, cuando habló en el marco de la causa Vialidad y afirmó que todo ese proceso judicial no tiene otro objetivo que sacarla de la lucha política. «No voy a ser candidata a nada, mi nombre no va a estar en ninguna boleta», dijo en diciembre pasado. Luego aclaró: «Ni renunciamiento ni autoexclusión, acá hay proscripción».
El líder del PRO y expresidente, Mauricio Macri, también se bajó de la contienda, a fines de marzo. Su renuncia fue leída como forzada por encuestas en las que el recuerdo de su gestión entre 2015 y 2019 generaba más rechazo que adhesiones en el electorado en general. También hubo facturas que le pasaron los posibles rivales en el partido que fundó –en primer lugar el acalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta– y socios en la coalición de Juntos por el Cambio pertenecientes a la UCR, como el gobernador jujeño Gerardo Morales.
El próximo presidente asumirá el cargo cuando se cumplan exactamente 40 años de la recuperación de la democracia, como recordó Fernández. En este período los recambios en el Poder Ejecutivo fueron bastante turbulentos en algunos casos. Raúl Alfonsín no pudo por pocos meses completar su período, entonces de seis años. Tras la reforma constitucional de 1994, con la habilitación del balotaje, solo Carlos Menem y Cristina Fernández completaron dos mandatos. Fernando de la Rúa tuvo que irse antes de tiempo por el derrumbe de la convertibilidad, Néstor Kirchner prefirió no ir a un segundo turno y le dejó su lugar a Cristina y Macri intentó jugar su segundo tiempo pero perdió hace cuatro años.
Este nuevo período también está atravesado por una profunda crisis a todo nivel y por la disputa entre dos modelos de país, mientras algunos agitan el fantasma de la dolarización total de la economía. Las dos coaliciones mayoritarias tienen ahora el camino bastante más despejado para desplegar sus estrategias, aunque del lado del FdT ciertamente no son pocos los que esperan que Cristina Fernández cambie de idea. En todo caso hay un final abierto para nuevas figuras de la política nacional en este crispado escenario en el que crecen espacios peligrosamente corridos hacia la ultraderecha.