Con aval del gobierno nacional, las empresas estadounidenses se aprestan a ampliar posiciones en el mercado interno. Los renovados contactos privados se amparan en los acuerdos firmados tras la visita del presidente Barack Obama.
30 de mayo de 2016
Francisco Cabrera y Penny Pritzker en AmCham. El ministro de Producción y la secretaria de Comercio firmaron un memorando de entendimiento. (Amcham Argentina)
Tan rápidos como suelen ser los negocios cuando los hombres de empresa huelen ganancias fáciles, así son de afanosos los acercamientos del gobierno nacional y las mayores compañías del país con Estados Unidos. Un movimiento, es cierto, claramente lubricado por la afinidad ideológica profesada en esos círculos con el modelo del norte. No podía esperarse menos, dada la decidida intención de estrechar lazos económicos y comerciales que tuvo su pico político a fines de marzo, con el encuentro de los presidentes Barack Obama y Mauricio Macri en nuestro país.
En otros niveles, tanto públicos como privados, se multiplican los contactos, y algunos analistas ya anticipan un masivo desembarco norteamericano, solo comparable con aquel de los años 90 del siglo pasado. El objetivo esta vez sería un modelo «aggiornado» y sustentable, pero al igual que décadas atrás, con similar subordinación financiera y muy parecidos resultados: desestatización, extranjerización y concentración económica.
El contexto legal que avala este estrechamiento de lazos se fue perfeccionando a través de distintos documentos bilaterales. Primero fue un acuerdo marco de Comercio e Inversión suscripto por la canciller Susana Malcorra y el embajador Noah Mamet. Después, un memorando de intención firmado por el ministro de Producción, Francisco Cabrera, y la secretaria de Comercio de ee.uu., Penny Pritzker, relativo al diálogo comercial entre los dos países. Luego, a fines de abril, Malcorra rubricó otro, junto con María Contreras-Sweet (administradora estadounidense de la Agencia Federal para el Desarrollo de la Pequeña Empresa) sobre la Promoción del Emprendimiento y el Crecimiento de las Pyme.
Los compromisos asumidos por los funcionarios nacionales fueron amplios. Por ejemplo, la promoción de «un entorno abierto y predecible para el comercio y las inversiones internacionales»; la eliminación de «barreras proteccionistas», incluidas las no arancelarias; el reconocimiento del «papel esencial» que desempeñan los capitales privados, tanto nacionales como extranjeros; y la importancia de brindar «una protección adecuada y efectiva de los derechos de propiedad intelectual».
Mientras que en materia de intercambio, se alientan acuerdos bajo los auspicios de la Organización Mundial del Comercio (omc) y se ratifica el Tratado sobre Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones. La meta trazada se orienta a una decidida apertura importadora. «La Argentina está de nuevo en el mundo», se congratuló el embajador Mamet durante un encuentro de Contreras-Sweet con empresarios de la AmCham (la Cámara de Comercio de Estados Unidos en el país). Allí expusieron su relación con las pymes locales y representantes de firmas como DuPont; sc Johnson & Son Argentina; Walmart; Tulsa Oielfield Equipment; Zigla; Brightness y Santa Rosa Plásticos.
Todos los rubros
La presencia estadounidense en el país es bien extendida. Mientras espera celebrar su centenario en dos años, la entidad empresaria nuclea ya a 613 compañías que emplean en forma directa a casi 400.000 trabajadores en sus más de 200 plantas fabriles distribuidas en todo el territorio. Presentes en 42 rubros de la actividad económica, las firmas de ee.uu. en la Argentina aportan ya el 18,6% del Producto Interno Bruto (pib), el 38% de la recaudación fiscal, el 24% de las importaciones y el 28% de las exportaciones.
La participación es contundente, pero podría ser solo el comienzo: los ejecutivos estadounidenses, por lo pronto, se preparan en todos los frentes. Un ejemplo fue la visita a la capital de ee.uu. realizada en marzo por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (mincyt), Lino Barañao, invitado por la u.s. Chamber of Commerce. El objetivo del evento fue conversar con ejecutivos de compañías norteamericanas y funcionarios de gobierno sobre las áreas con oportunidades para la innovación. Semanas después, Barañao recibió en Buenos Aires a representantes del Consejo Empresarial para el Entendimiento Internacional (bciu, por sus siglas en inglés), fundada en 1955, en plena Guerra Fría, como una iniciativa de la Casa Blanca, con el fin de «generar entendimientos con las principales empresas privadas y promover y expandir el comercio internacional». Asistieron al Polo Científico, sede de la cartera, ejecutivos de Oracle, Gilead Argentina, Google, SolarReserve, McLarty Associates, Helmerich & Payne, First Solar y Autodesk. El bciu incluye en su staff a directivos de Bechtel International, Chevron, Exxon Mobil, Citigroup, Boeing, FedEx y un centenar de otras transnacionales.
La agenda a corto plazo se completa con una misión empresaria a California, auspiciada por la embajada estadounidense; un seminario en Houston (con participación del ministro de Energía, Juan José Aranguren) en busca de inversiones petroleras para Vaca Muerta; y una actividad en la que expertos del Departamento de Justicia y la Comisión Federal de Comercio de ee.uu. capacitarán en políticas antimonopólicas a técnicos de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (cndc).
El viejo idilio de las cúpulas empresarias argentinas y los del norte recomienza.