26 de mayo de 2023
Un colectivo de editoriales independientes decidió convertirse en cooperativa de cara a la Feria del Libro de Buenos Aires y ante la crisis económica del rubro. Buscan «aportar a la discusión político-cultural desde una propuesta contrahegemónica».
Codo a codo. Gonzalo Miranda y Ramiro Mases destacan el valor de la unión entre editores independientes.
Foto: Guadalupe Lombardo
En un pequeño stand de la Feria del Libro se apretaban diez sellos editoriales independientes bajo la sigla TyPEO, que corresponden a «Territorio y Producción Editorial Organizada». No es la primera vez que desembarcaban en La Rural, sino que venían funcionando como constelación editorial que ya se asociaba para compartir, entre otras cosas, gastos de alquiler de stand. Este año, sin embargo, decidieron constituirse finalmente como cooperativa.
El colectivo nació en Buenos Aires a principios del 2019 y desde entonces trabajan «con más sueños que certezas, pero impulsados por el amor a la lectura». Se trata de Rara Avis, Muchas Nueces, La Libre, Hasta Trilce, Ediciones del Signo, Ubu Ediciones, Astier Libros, Ediciones Cúlmine, Editorial El Colectivo y Ripio Editora. Los libros que hacen van de la narrativa al ensayo, de la poesía a la literatura infantil y juvenil.
Más de uno de estos sellos ya contaba con experiencias cooperativistas, como por ejemplo Muchas Nueces, que por estos días cumple once años: «Nació la cooperativa antes que el primer libro», dice Gonzalo Miranda, su editor, y cuenta que la cooperativa Muchas Nueces surgió a partir de un taller impartido por Cooperativa La Vaca. «Es que la mayoría de los integrantes de TyPEO somos parte de una generación marcada por el 2001, un año de efervescencia del cooperativismo. No había otro modo de organización que no fuera horizontal y que nos permitiera soñar con vivir de ese proyecto económico». Ramiro Mases, editor de Rara Avis, agrega al cuadro de referentes el surgimiento de la F.L.I.A., la Feria del Libro Independiente y Autogestiva, que casualmente comenzó funcionando en como una contraferia en Plaza Italia en 2006, cuando varios escritores se reunieron a vender sus libros mientras en el predio de La Rural se inauguraba una edición de la feria oficial de la Fundación El Libro: «A nivel oleada editorial, marcó un modo de hacer».
Con esa experiencia y años de malabares económicos, todos los integrantes de TyPEO saben que la unión hace a la fuerza. Y que, si bien su oficio puede ser muy romántico, finalmente el libro sigue siendo un producto industrial. «Nosotros nos pensamos, sobre todo, como trabajadores», dice Miranda. «La feria es una necesidad, pero también nos juntamos porque nos llevamos bien y nuestros catálogos tienen afinidad», dice Mases. Y subraya: «Consideramos que es esta la única forma de insistir, desde la producción editorial independiente, en las múltiples aristas del debate que nos proponen los cambios en las formas de producción y comunicación cultural que trajo el nuevo siglo».
Variedad. Los libros que hacen van de la narrativa al ensayo, de la poesía a la literatura infantil y juvenil.
Foto: Guadalupe Lombardo
Fuente de trabajo
Afines pero diferentes, la diversidad también está en las estructuras. Algunas de estas editoriales son unipersonales y otras pueden tener hasta diez integrantes. Según un censo interno, sumando a los colaboradores externos, calculan que TyPEO da trabajo a unas 60 personas, desde un diseñador hasta un corrector editorial. La cooperativa les promete posibilidades como el acceso a microcréditos para la producción, compras colectivas y mayoristas de insumos, espacios de capacitación, formación y orientación. Cooperativa de servicios de comunicación, diseño y prensa para la difusión y la publicación de textos literarios y académicos, TyPEO es un espacio colectivo que favorece el desarrollo de las editoriales independientes y autogestivas desde una empresa social y democrática con igualdad de participación y decisión.
Mases y Miranda repasan mientras tanto las acciones que han llevado a cabo en los primeros días: asambleas y conformación de comisiones en las que a través del intercambio de ideas y la colaboración mutua comienzan a darle forma a su camino, con la esperanza puesta «en otras formas de comunidad y trabajo, que constituyen la posibilidad real de aportar a la discusión político-cultural desde una propuesta contrahegemónica».
De cara a un año difícil, que a la suba del dólar agrega la corrida del precio y faltantes de papel –uno de los grandes problemas del sistema editorial argentino–, la cooperativa se les aparece como la mejor opción posible para mantenerse a flote. Y más también: «Soñamos con otras formas de construir, habitar, entender y narrar el mundo».