16 de diciembre de 2022
Incansable dirigente cooperativista, participó con profundo compromiso del movimiento nucleado en el Banco Credicoop y el IMFC. Durante más de 35 años presidió Segurcoop.
Trayectoria. Iniciado en la caja de crédito de Villa Ortúzar, participó del movimiento por más de 65 años.
Foto: Horacio Paone
Con casi 65 años de trayectoria y de un inquebrantable compromiso con los valores del movimiento cooperativo, el pasado 15 de diciembre falleció el dirigente Jorge Lorenzo. Había iniciado su camino en el cooperativismo de crédito a mediados de la década de 1960, en la Caja Popular Villa Ortúzar Sociedad Cooperativa, que luego se convertiría en la filial Villa Ortúzar del Banco Credicoop.
Su espíritu participativo y su compromiso con el movimiento lo llevaron a involucrarse en la gestión institucional de la entidad. Con el tiempo, ocupó diversos cargos en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos y estuvo entre los fundadores del Banco Credicoop: fue el primer tesorero del banco y ocupó ese cargo durante 25 años. Simultáneamente intervino en la creación de la tarjeta de crédito Cabal, que presidió durante una década y durante ese período logró su expansión a Uruguay, Paraguay, Brasil e hizo un convenio con Cuba. También intervino cuando entraron en vigencia las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART) y las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), y desde el Instituto impulsó la creación de Previsol. Finalmente, y por más de 35 años, presidió la aseguradora cooperativa Segurcoop, entidad que ayudó a crear.
«Para participar en el movimiento cooperativo es indispensable tener vocación de servicio y sentido de pertenencia. Es una tarea muy linda porque uno se siente útil y necesario», decía Lorenzo en diálogo con Acción hace poco más de cinco años. Se reconocía aprendiz de Floreal Gorini y coincidía en que a través de la batalla cultural era posible la construcción de una sociedad más justa, solidaria y equitativa, «estimulando a las nuevas generaciones, a los jóvenes intelectuales, universitarios» y sostenía que esta tarea también debía extenderse a consejeros y dirigentes de las filiales.
Para Lorenzo, además, la parálisis social se combatía «con militancia y participación» y llamaba a «despertar la inquietud y las ganas de participar». Sin apuro, de a poco se fue retirando, sin antes dejar un consejo basado en su trayectoria: «La mejor manera de avanzar en este sentido es combinando la sabiduría de los más grandes y el empuje de los jóvenes».
En la reunión de diciembre del Consejo de Administración del Instituto Movilizador, hubo un espacio para el recuerdo de Lorenzo, con palabras de Juan Carlos Junio, presidente del IMFC. «Fue un gran dirigente, un gran militante, con una total fidelidad al movimiento cooperativo», expresó Junio, quien destacó además la fecunda trayectoria de Lorenzo, que reunió en su figura los rasgos de un gran gestor y a la vez, los de un militante incansable de los valores solidarios.