11 de enero de 2016
En el marco del ciclo de charlas «Tempestad en Nuestra América. Historia de las revoluciones nuestroamericanas del siglo XX», se llevó a cabo en el Centro Cultural de la Cooperación el 3° encuentro, titulado La revolución cubana en la perspectiva regional, a cargo de la socióloga e investigadora del CONICET Inés Nercesian. Especializada en historia reciente, Nercesian afirmó: «Cuba fue percibida como un fantasma, como antes lo había sido la Unión Soviética y más recientemente lo sería Venezuela, por algunos sectores que temían que su modelo se pudiera replicar en la región». A la par, destacó la necesidad de pensar el proceso cubano en una escala regional, «pero en un sentido inverso, es decir, rastreando sus raíces en la convulsa historia latinoamericana». Nercesian añadió que la revolución tuvo consecuencias inmediatas en la región, dado que Estados Unidos, ante el fracaso de Bahía de Cochinos, adoptó otra estrategia: «La Alianza para el Progreso se basó en el reconocimiento de que en aquellos países donde existía una enorme desigualdad económica y social era posible que se desencadenase otro proceso revolucionario como el que había ocurrido en Cuba. En consecuencia, impulsaron una serie de reformas moderadas y controladas desde arriba, que debían servir para contener los movimientos revolucionarios». «La Alianza para el Progreso –continuó Nercesian– tuvo un éxito muy moderado, ya que logró ciertos avances en Chile y en Colombia, pero fue muy resistida en países como la Argentina y Brasil. Esto derivó en la Doctrina de la Seguridad Nacional, mucho más agresiva».
