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Sabat. Presentó la obra sobre el recordado cineasta en la sala Tuñón del CCC.

 

A 40 años de su secuestro y desaparición, Raymundo Gleyzer, director de películas como México, la revolución congelada (1971) y Los traidores (1974), fue homenajeado en la sala Raúl González Tuñón del CCC Floreal Gorini con la presentación del libro Compañero Raymundo. Escrito por la periodista Cynthia Sabat junto con Juana Sapire (compañera de Gleyzer), el libro recorre la vida y obra del documentalista argentino desaparecido durante la última dictadura, creador del grupo militante Cine de la Base. Se presentó también la obra completa de Gleyzer en DVD, restaurada por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. Organizada por el área audiovisual del CCC, a cargo de Juan Pablo Russo, la charla incluyó la proyección del film de Gleyzer Me matan si no trabajo y si trabajo me matan.
«El responsable de que esto esté sucediendo hoy acá es el Instituto de Cine. Aquí está María Pincolini, una persona que nos apoyó y que desde la Unidad de monitoreo hizo posible este gran proyecto: por un lado, las películas restauradas, trabajadas sobre la base del material que Juana trajo desde Nueva York, y por el otro, este libro que escribimos durante 5 años con Juana», dijo Sabat. En 2010, Sapire, quien vive en Estados Unidos, pero asistió a la presentación, dio su testimonio por primera vez en el juicio por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención El Vesubio, donde estuvo secuestrado el cineasta. Fue en ese momento que le propuso a Sabat escribir el libro, ofreciéndole carpetas del archivo fílmico, cartas y demás materiales poco conocidos de la obra de Gleyzer. «El testimonio de Juana es la columna vertebral de este libro, pero además entrevisté a los amigos de Raymundo Gleyzer, a la gente que trabajó con él, a la gente que lo conoció en diferentes etapas de su vida. Además de aportar información que no estaba disponible contiene documentos que están reproducidos íntegramente: cartas, guiones y también artículos periodísticos, porque él guardaba las críticas de sus propias películas».
Por último, Sabat rescató el legado que dejó Gleyzer: «La historia de Raymundo no termina con su desaparición, sino que hay una historia detrás del exilio de sus amigos, del exilio de su familia, de los proyectos que hicieron sus compañeros después de la desaparición, porque el grupo Cine de la Base siguió trabajando. Todo eso me parecía maravilloso para reflejar en el libro, porque tenía que ver con un proyecto cargado de ideología, cargado de una idea política muy firme, muy compacta que tenía Raymundo del país y del cine que quería hacer».

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