Cooperativismo | MERCADO SOLIDARIO DE BONPLAND

Clausura y después

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Maximiliano Senkiw

Reabre sus puertas el histórico espacio de ventas de productos de la economía social ubicado en el barrio porteño de Palermo.

No al cierre. El mercado espera desde hace más de 15 años la regularización de su habilitación para funcionar.

FEDERICO IMAS

Con una extensa historia en el barrio de Palermo, el emblemático Mercado de Economía Solidaria Bonpland logró revertir la clausura dictaminada días atrás por la Agencia Gubernamental de Control (AGC) de la Ciudad de Buenos Aires. «Luego de varios días de trámites y lucha en la calle, levantaron nuestra clausura. Después de haber sido inspeccionados por la Agencia Gubernamental de Control (AGC), finalizamos este conflicto convencidos y convencidas de que la organización colectiva siempre vence», expresaron los referentes del espacio, un núcleo importante de actores y emprendimientos del universo cooperativo,
Los motivos del cierre que lograron revertir después de casi una semana de conflicto se relacionan con un trámite que el mismo Gobierno de la Ciudad adeuda a la cooperativa. «Hace 15 años que esperamos que se licite una obra integral –a cargo del mismo Gobierno porteño– que deje al Mercado en condiciones de ser habilitado por las otras áreas de la administración del Estado. Seguimos esperando», explicaron desde el único mercado de economía solidaria existente en la Capital Federal, dependiente en la actualidad del área de Desarrollo Gastronómico del Gobierno porteño. El Mercado de Bonpland es reconocido mundialmente como ejemplo de soberanía alimentaria, comercio justo y cuidado del medioambiente y da empleo directo e indirecto a centenares de trabajadores de la agricultura familiar, artesanos, textiles y productores regionales.

Herramienta de trabajo
«Este mercado es nuestra herramienta de trabajo. Somos trabajadores organizados en cooperativas que producimos sin trabajo esclavo, sin explotación infantil, con productos sanos, sin aditivos, certificados por INTA y SENASA y cumplimos con todas las reglas», dice Rosa Zambrano, de la Cooperativa Soncko y una de las referentes principales del Mercado de Economía Solidaria Bonpland. «Hemos sentado el precedente para que se construyan miles de mercados de economía solidaria a lo largo del país porque aquí hay una red donde se comercializan productos de todas las provincias y, además, logramos poner los alimentos en la mesa de los argentinos en un momento tan complicado y de boicots de grandes empresas», agrega.
La clausura activó una serie de iniciativas que se desplegaron poco después del cierre. Una de ellas fueron jornadas de encuentro en la calle Bonpland con radio abierta, feria y actividades culturales como conciertos y talleres. Allí se reunieron, además, representantes de cooperativas, organizaciones sociales, instituciones, empresas y consumidores que acompañaron el pedido de reapertura. En ese marco, Emiliano, un consumidor habitual de los productos del espacio, manifestó: «Hace 15 años que está y hace 7 que compro productos y nunca tuve problemas. Vivo en Floresta y me tomo el colectivo para comprar acá».

En la calle. Trabajadores y clientes tomaron las inmediaciones del lugar donde se realizó una feria y diversas actividades.

FEDERICO IMAS

Carlos Carballo, coordinador de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Agronomía (UBA), estuvo también en la jornada de apoyo e indicó: «Esta resistencia es sostener una idea, una propuesta que se viene construyendo desde hace mucho tiempo. Seguramente será la lucha popular la que va a permitir que el mercado siga mucho mejor, más fuerte, más integrado y con muchos más colectivos poniéndole vida. Estamos sembrando una sociedad distinta, sembrando soberanía alimentaria, esperanza y demostrando que otra economía y otros valores son posibles».
En ese sentido y también desde el ámbito educativo, Carolina Acevedo Stasiuk, de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA), agregó que «el mercado es una experiencia de economía social y es un espacio de formación». Y reconoció: «Acá se piensa en otra economía. Reivindicamos la necesidad de que existan estos espacios como otra manera de vincularnos con la economía, con la sociedad y con el medioambiente. La universidad pública reafirma la importancia de este espacio».
Desde el propio mercado, María Claudia Giorgi, miembro de la cooperativa La Asamblearia explicó que «siempre nos regimos por normas con tolerancia cero en aspectos bromatológicos y hay una supuesta denuncia de un vecino por garrafas no reglamentarias cuando acá no cocinamos. Es frustrante porque sostenemos todo con coherencia y con un trabajo enorme».
Finalmente, todas estas acciones dieron sus frutos y el Mercado, ubicado en Bonpland 1660, vuelve a trabajar en sus horarios habituales: martes a viernes de 10 a 17 y sábados de 10 a 20. Más allá de esto, sus referentes subrayaron en un comunicado la necesidad de que el Gobierno de la Ciudad les otorgue el final de obra adeudado y afirman que la economía solidaria debería tener una legislación que avale sus productos, un sistema de garantías participativas donde todos los actores, incluidos los grupos productivos, intervengan. «Todos tenemos derecho a vivir de nuestro trabajo, a alimentarnos dignamente en todas las escalas sociales. Eso es lo que pone de relieve nuestro mercado. El cambio en los hábitos de consumo debe ser para todos», concluyó Zambrano.

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