24 de marzo de 2025
En un contexto de negacionismo y cuestión a los valores democráticos, la entidad llama a reivindicar con fuerza y convicción las consignas de memoria, verdad y justicia.

Nunca más. Como cada año, el IMFC, junto a cientos de organizaciones sociales, convoca a volcarse masivamente a las plazas de todo el país.
Foto: NA
«Cada 24 de marzo el pueblo argentino vive y conmemora el reclamo de memoria, verdad y justicia por los crímenes cometidos por la última dictadura cívico-militar que se extendió hasta diciembre de 1983 con el propósito de generar una deuda externa ilegítima, que comprometió el patrimonio nacional, la mutilación del aparato productivo, particularmente de las pymes, imponiendo un régimen de acumulación centrado en la especulación financiera». Así comienza la declaración del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, mensaje que, como cada año, llama a reflexionar sobre una fecha clave en la historia argentina. «Ese proyecto político, cuyas líneas directrices en el plano económico continúan vigentes, solo pudo implantarse a través de la represión contra las mayorías sociales y culturales, y las organizaciones que las representan», agrega el escrito.
Como expresión del cooperativismo transformador, el IMFC, afirma la declaración, «contiene un ideario que coloca en el centro al ser humano, y promueve un orden colectivo fundado en la solidaridad, la justicia social, la celebración de la diversidad, la construcción de una democracia protagónica y participativa». Por ello, el 24 de marzo es para la entidad «un momento de encuentro, de reflexión compartida, de movilización con el propósito de que los valores memoria, verdad y justicia cimenten en primer término la rememoración de nuestras/os 30.000 compañeras/os desaparecidos». Y añade que esta reivindicación permite «mirar el pasado para reconstruir el presente y adelantar un mejor porvenir colectivo».
Memoria del futuro
La declaración también reivindica las luchas expresadas en la acción de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que «alimentan el proyecto y la identidad de nuestro pueblo que, en horas oscuras, supo encontrar el cauce para terminar con ese experimento, e ir construyendo, con sus idas y vueltas, el camino de la democracia. Se trata de una verdadera memoria del futuro».
También afirma que estos 42 años de institucionalidad democrática han estado atravesados por una disputa «entre dos proyectos presentes desde la fundación de la Argentina: uno que defiende la expansión y efectivización de derechos, la noción de igualdad y justicia social, la soberanía política, una democracia protagónica y participativa. El otro que promueve un orden fundado en el privilegio de minorías, la subordinación a poderes extranjeros, la concentración de la riqueza y la imposición de una desigualdad social creciente».

Clima desafiante. La fecha transcurre en un momento en el que crujen los valores democráticos ganados hace más de 40 años.
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Luego señala que el neoliberalismo «es un proyecto civilizatorio que promueve la exacerbación de un individualismo egoísta, la exaltación del mercado, la privatización de la vida social y que en determinada fase, incorpora la idea del odio y la intolerancia, subordinando todo rasgo de humanidad a la ganancia y al ensimismamiento como fin excluyente del ser humano y de la sociedad». Este proyecto, agrega, «va deteriorando las condiciones de existencia de millones de personas, inclusive pone en riesgo la supervivencia de la vida en el planeta». Un proyecto en las antípodas del cooperativismo y que fue hegemónico desde el último cuarto del siglo XX hasta hoy. Sus efectos están a la vista: según afirmó OXFAM en Naciones Unidas en septiembre de 2024, el 1% más rico del planeta tiene más riqueza que el 95% de la humanidad.
Asimismo, advierte que en nuestro país se aplican, por cuarta vez desde la dictadura cívico-militar, «las mismas fórmulas que se sintetizan en el Consenso de Washington: privatizaciones, precarización laboral, endeudamiento externo, reducción del gasto público asociado a la conculcación de derechos sociales y culturales y el deslizamiento a políticas coercitivas, incluyendo la represión de la legítima protesta social, atributos estos amparados por nuestra Constitución».
Y destaca que en este 24 de marzo se ha logrado, luego de muchos años, «que se desarrolle una marcha unificada por Memoria, Verdad y Justicia, decisión compartida que refleja la voluntad de una amplísima unidad en defensa de valores esenciales de la institucionalidad y la convivencia democrática».
En sus tramos finales, la Declaración señala: «Hoy como siempre y más que nunca, la conmemoración del 24 de marzo hunde sus raíces en nuestra historia, aunque guía su mirada al porvenir. Aquellas vidas sesgadas, fueron amalgamándose a nuestra identidad como pueblo y nos constituyen como colectivo social y político. Aquellos ideales y sueños humanistas en pos de un cambio social hacia el progreso alumbran otro futuro posible». Y concluye:
«El cooperativismo transformador que expresamos se sumará a las voces y los abrazos que resisten, que sueñan, que construyen cada día las bases de una sociedad más justa y solidaria».