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Cuando tenga la tierra

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Texto y Fotos: Juan Manuel Quintanilla

La pandemia fue vital para la conformación de la Cooperativa de Productores Agroecológicos. Hoy luchan por continuar su actividad en un contexto adverso.

En equipo. Sebastián Poggi y Leandro Luna junto a Carmen Gómez, presidenta de la cooperativa.

La pandemia fue un antes y un después en la vida de muchos. La agroecología no empezó ahí, pero distintos acontecimientos hicieron que, a raíz de este evento mundial, en la ciudad de Mar del Plata productores y productoras que estaban organizando su devenir familiar y laboral se encontraran y le dieran un cauce. Fue así que la Cooperativa de Productores Agroecológicos nace en el año 2020, aunque de manera legal y con papeles en el año 2022. 

En el kilómetro 10 de la ruta 226, en el barrio Santa Paula, a pocos minutos de Mar del Plata, está la quinta de la presidenta de la cooperativa, Carmen Gómez, y de Marcelo Campos. Quien recibe a Acción es Sebastián Paggi, síndico, quien trabaja como técnico después de haber vivido seis años en Bolivia al recibirse de Biólogo. Su práctica en el campo lo formó en el terreno de la agroecología para complementar su noción teórica, y en el altiplano tuvo su primera experiencia en la conformación de una asociación de productores agroecológicos en mayor escala. 

Fue en el 2020 que Sebastián vino a Mar del Plata de visita y se quedó. Su primera iniciativa en la ciudad fue la gestión de un taller de bocashi, un bioinsumo, como técnico de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT). A ese taller se sumó Leandro Luna, quien hoy también es uno de los técnicos de la cooperativa. Comenzaron a trabajar con un grupo de familias en la producción agroecológica con la idea de generar un mercado para esta producción. Hoy, junto a tres familias productoras, forman la Cooperativa de Productores Agroecológicos. 

Cada una de estas familias compone una unidad productiva. Son trabajadores de las quintas, el equipo técnico y los transportistas. Todo esto constituye la cooperativa en el campo, a lo que se le suma la red de nodos: aquellos que reciben los bolsones en la ciudad y se los entregan al consumidor final. «Desde su creación, la cooperativa ha crecido en superficie, ya que se arrancó con una producción de entre 3 y 3 1/2 hectáreas y hoy son 15 hectáreas de producción agroecológica. Pero el mercado funciona como cuello de botella e impide que se puedan incorporar más familias: hay más producción de la que se logra vender», sentencia Sebastián. A través de la cooperativa se logra canalizar solo el 50% de la producción total, «por eso no aumenta la cantidad de familias, pero sí creció en términos de la superficie productiva, de desarrollo, la formación que tienen hoy los productores después de estar haciendo 5 años de manera ininterrumpida agroecología», explica. 

Además del cuello de botella en la venta, la otra problemática es la tenencia de la tierra. Ninguna de las familias que conforman la cooperativa ni de la gran mayoría de las familias que trabajan en el cinturón frutihortícola (la mayoría de la colectividad boliviana), son dueños de las tierras que trabajan. «Además, las condiciones en el contrato de alquiler son bastante leoninas, porque se pagan a razón de 1.500 dólares la hectárea, por lo que una unidad productiva de 5 hectáreas, como las que se tienen actualmente, está pagando 7.500 dólares por año, un impedimento para poder crecer y desarrollar con soberanía la agroecología». Tampoco se pueden hacer corredores biológicos porque son permanentes y no se puede dejar nada permanente, ya que al terminar el contrato las nuevas condiciones obligan a tener que irse de ese campo. Además se quita superficie de producción y con estas condiciones cada parcela produce lo máximo que se necesita para cubrir los costos».

Producción. Los bolsones de verduras se distribuyen en toda la costa atlántica.

Según Sebastián, para eliminar el cuello de botella primero se necesita mayor conciencia social y también un mercado que sea de productores donde puedan vender su producción directamente sin intermediarios. En Mar del Plata hay una ordenanza que impide la creación de otro mercado frutihortícola y la estructura de mercado convencional tiene como variable de ajuste al producto. «Los mercados centrales como están pensados hoy, son los acopiadores de la verdura, entonces el productor vende su producción a los que se dice “culata de camión”, y recibe en base a lo que se llama “oferta y demanda”, y eso hace que nunca haya un riesgo asumido por parte de quien comercia la verdura a escala». 

La cooperativa aborda toda la cadena productiva, desde la semilla hasta que llega la verdura a quien la consume. También están en cuatro ferias semanales en distintos puntos de la ciudad y abastecen a emprendimientos gastronómicos o a comerciantes.

Con los bolsones de verduras recorren buena parte de la costa atlántica: Mar del Plata, Balcarce, Coronel Vidal y Pinamar, con una venta de entre 400 y 500 unidades semanales. Sin embargo, «nunca pasamos eso, aunque tenemos verduras para hacer 5.000 bolsones». Para superar este número es necesario visibilizar más la actividad, que el consumidor la busque y que también haya facilidades para los verduleros que quieran acceder.

De día y de noche
El trabajo del productor no tiene descanso. Es de sol a sol. En algunas épocas también de noche, sobre todo en verano, con el tomate. Los técnicos son los encargados de producir y aplicar los bioinsumos de origen agroecológico que se utilizan para fertilizar y para combatir plagas. La cooperativa tiene su rutina cosechando la verdura para abastecer los días de feria. Los bolsones se arman los miércoles a primera hora –única vez a la semana que están todos juntos en cada quinta– y luego se entregan a los respectivos nodos. 

La única actividad que hacen todas las quintas en su conjunto es la certificación de la producción: «Nosotros trabajamos con el sistema participativo de garantía, donde cada productor abre su campo para quien desee certificar la producción», cuenta Sebastián. Una vez por mes se realiza una asamblea de manera rotativa en cada una de las quintas, donde además se hace un recorrido y se puede ver la producción, se hace intercambio de conocimientos, se ve si hay plagas, cuál es el origen de la semilla, del plantín: «Los nodos, los consumidores, las instituciones, de manera organizada, asisten a estas jornadas para certificar esta producción porque es importante resaltar que es agroecológica, no tiene una certificación estatal o privada como sí la tiene la producción orgánica que cumple determinados estándares», detalla.

El técnico destaca: «La gente que consume producción agroecológica se siente identificada generalmente con el proyecto, el tipo de propuesta y filosofía de trabajo. El nodo es casi una actividad militante, porque el valor que les queda es más simbólico que monetario, la relación con ellos y con los consumidores es fundamental para la cooperativa. Y ellos son un sostén muy importante para los productores».

También relata el momento de intimación del INAES a cooperativas. «Cuando el INAES nos intimó a las cooperativas constituidas antes del 31 de diciembre de 2022 fue una acumulación de papeles, que por suerte nosotros lo veníamos trabajando. Toda esta tarea burocrática y contrarreloj la pudimos resolver porque hay un grupo humano con tareas asignadas que se ocupa de esto. Si dependiera exclusivamente de los productores que tienen que estar en la quinta todo el día, probablemente hubiera sido el fin de la cooperativa». 

Por su parte, Carmen habla de las dificultades del arrendamiento. Cuando no se renueva el contrato, deben comenzar de nuevo.«Hay que desarmar todo e irse. Hace 2 años, en otro campo que alquilé durante 18 años, no me renovaron, tuvimos que desarmar 8 invernaderos y perdimos nuestra casa. Esa situación es una pérdida económica inmensa y para mis hijos fue muy duro, ellos habían vivido en ese lugar toda su vida, creían que era nuestro». El programa Prohuerta, del INTA, era otra gran ayuda, pero fue desmantelado por el macrismo. «Las técnicas de Mar del Plata fueron una ayuda inmensa, nos asesoraban, nos acompañaron. Ese programa durante el gobierno de Macri fue desmantelado y las chicas fueron despedidas». 

Para conocer más de la cooperativa y dónde conseguir sus bolsones: 

Instagram: @productoresagroecologicosmdp

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