Cooperativismo | CHIRIMBOTE

De antiprincesas e infancias libres

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Mariana Aquino

A casi diez años de su nacimiento, la editorial cooperativa continúa apostando a la diversidad y la inclusión, con la Educación Sexual Integral como bandera.

Emblema. La colección Antiprincesas reivindica figuras femeninas de la historia argentina y latinoamericana.

Foto: Luis Iramain

En la editorial Chirimbote escriben y editan libros, los venden en su tienda online y también en ferias autogestivas y espacios culturales; entre sus títulos hay nombres consagrados y revelaciones. Hacen talleres, dan charlas y tejen redes. La educación sexual integral y la diversidad en todas sus formas son los pilares de esta construcción colectiva que trabaja para un mundo donde las infancias sean más libres y felices.
Con su propuesta editorial, Chirimbote responde a las inquietudes y las necesidades de chicas, chicos y adolescentes, pero también de docentes, organizaciones y comunicadores populares. Este proyecto nació hace nueve años con la colección Antiprincesas, y hoy es un colectivo autogestivo que propone prácticas de comercialización justas y respetuosas, con porcentajes mucho más beneficiosos para quienes venden sus libros, algo que no suele pasar en el mercado editorial tradicional.
Con el correr de los años, Chirimbote fue consolidando una red de grupos editores independientes. Además, tiende puentes con docentes, instituciones educativas, organizaciones sociales y medios comunitarios. «Esas redes nos permiten llegar a otras provincias de la mano de distribuidoras independientes, de colectivos y de feriantes, pero también gracias a personas que se acercan con ganas de llevar nuestros libros de acá para allá por sus valores solidarios y por sus contenidos que alientan infancias libres, la ampliación de los derechos humanos, la ESI en todas las aulas, las diversidades, el cuidado del planeta y tanto más. Esos lazos, sin dudas, serán los que nos permitan afrontar la crisis actual del sector», asegura Nadia Fink, presidenta de la Cooperativa Editorial Chirimbote y autora de las Colecciones Antiprincesas y Antihéroes, entre otros libros.

Romper estructuras
Sobre la decisión de formar una cooperativa ni bien la editorial empezó a tomar forma en marzo de 2015, Nadia dice: «Elegimos el cooperativismo porque era lo más justo a lo que podíamos aspirar, pero también porque empezamos creando –y lo seguimos haciendo– contenidos para las niñeces desde otros puntos de vista, rompiendo estructuras y, entonces, este es el formato consecuente. También porque permite modos justos y respetuosos de trabajo, de distribución y de comercialización, otro acercamiento a nuestras lectoras y lectores, otra forma de relacionarnos y tomar decisiones entre asociadas y asociados».
¿Cómo trabaja una editorial cooperativa? El trabajo de Chirimbote –cuenta la síndica, Jesi Farias, quien desarrolla tareas de prensa y contenidos en redes sociales– comienza con la reunión del comité editorial que propone textos propios o que recibe otros, de otras autorías por fuera de la cooperativa. Luego de pasar un primer filtro, avanzan reuniones con autoras y autores. «Esos encuentros son intercambios donde se respeta absolutamente la propuesta, pero sin perder de vista los principios y valores de Chirimbote, ni a los públicos lectores. En todo ese proceso sucede algo que es poco común en el mundo editorial: autoras, editores, e ilustradores tienen incidencia en las decisiones, sus opiniones valen en este colectivo», destaca Farias.
En la cadena productiva intervienen distribuidoras independientes, cooperativas, librerías y otras personas que venden sus libros por fuera de la tienda virtual; pero también las lectoras y lectores, docentes, bibliotecas populares, instituciones educativas, organizaciones sociales y medios de comunicación que difunden el trabajo de la editorial.
En Chirimbote entienden que la defensa de los emprendimientos autogestivos, de las bibliotecas populares y de los autores independientes es ni más ni menos que la defensa de la cultura popular, amenazada por el monopolio editorial que solo narra una mirada del mundo. Por eso esta propuesta es distinta, diversa e inclusiva.
Cecilia Merchán, militante del campo popular, escritora e integrante de Chirimbote, lo resume así: «En un contexto tan hostil tenemos que defender lo que es nuestro colectivamente. Tenemos que cuidarnos entre todes como red. Tenemos que hacer frente a los recortes en la cultura que promueve el nuevo Gobierno, que si bien tuvieron y tienen resistencias desde este sector, siguen ahí. En el caso del ámbito libro, no solamente es necesaria la supervivencia de nuestros espacios, sino también la creatividad que tengamos para atravesar estos tiempos».
Ante el escenario inflacionario y el aumento del papel, la impresión y cada una de las etapas de la cadena productiva, Chirimbote redobla esfuerzos para que su literatura siga siendo accesible: mantiene, en la medida de lo posible, sus precios, libera algunos contenidos sobre ESI y realizarán talleres gratuitos durante marzo: «Para también hacer frente al ataque que sufre la ESI, para trabajarla y procesarla cuando también está atacada, como todo aquello que tiene que ver con los avances que conseguimos», asegura Jesi Farias.
En todas sus propuestas de capacitación tienen en cuenta distintas perspectivas, como las discapacidades, las identidades afromarronas, la diversidad corporal gorda, las etapas vitales como la menopausia. También abordarán temas como el adultocentrismo y las tareas de cuidados.
La apuesta editorial y política de Chirimbote es reforzar las redes que ya existen en todo el país y Latinoamérica, hacer de la literatura un derecho de los pueblos y que las nuevas generaciones puedan vivir más libres y felices. Un proyecto colectivo y cooperativo de largo alcance.

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