Cooperativismo | HIGIENE MENSTRUAL

Desarmar el tabú

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Mariana Aquino - Fotos: Sebastián Casali

Cooperativas de la Red Textil trabajan en un proyecto que promueve la generación de empleo, el cuidado ambiental y concientiza sobre el derecho a la salud.

La Plata. Algunas de las cooperativistas en su espacio de trabajo compartido.

Emprendimientos asociativos que integran la Red Textil Cooperativa se unieron para confeccionar y comercializar productos de higiene menstrual sustentable. Un proyecto que fomenta la generación de empleo y cuida el medioambiente, pero además concientiza sobre el derecho a una salud menstrual plena.

Culturalmente, la menstruación se construye desde un estigma, asociado con la enfermedad, un tema tabú que debe manejarse de forma privada y secreta, y del cual no debe hablarse más que para la solicitud de auxilio. Tiene una carga social negativa y, en ese contexto, el acceso a la información y el derecho a una salud menstrual terminan siendo un privilegio.

Para hacer frente a este escenario, un grupo de cooperativas se unió para confeccionar toallitas reutilizables. Hicieron un largo recorrido para llegar a producirlas y comercializarlas: se capacitaron en confección, pero también en el uso de los materiales amigables con el ambiente y en reciclado textil. En un sector donde se venera el consumismo desmedido, las cooperativas colaboran con la conciencia socioambiental.

«Queríamos hacer un producto que represente a todos los cuerpos, a todas las personas menstruantes, y para eso la comunicación y el diseño debían ser muy claros y honestos, porque no queríamos caer en el lugar común de lo femenino, con la identificación del rosa para las mujeres. Tenemos que salir de la campaña estereotipada de lo femenino», explica Antonella Gervasoni, diseñadora gráfica de la cooperativa La Maqueta, de La Plata. Este proyecto concibe a la gestión de la menstruación como un derecho humano básico al que toda persona menstruante debe acceder, además concientiza sobre la diversidad de los cuerpos desde una perspectiva libre de prejuicios.

Reducir el impacto
Las cooperativas hacen un uso razonable de los recursos para minimizar el impacto ambiental de las toallitas y protectores diarios que fabrican. «A esto lo impulsamos desde la Federación para dar trabajo genuino a nuestras asociadas. Es una confección cooperativa, con trabajo digno, y a la vez fomentamos el uso de toallitas reutilizables, con telas respirables y de algodón», comenta Florencia Romeo, responsable de producción de la Red Textil Cooperativa.

Todo empezó con un trabajo pedido por el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires para los kits menstruales del programa Cunita. «Una vez terminado ese trabajo, sentimos que debíamos continuar con el proyecto», comenta Florencia. Las cooperativas que participan actualmente son Sol de Primavera, Maitex, Pachamama, Entramando Sueños, Villa Argüello y Fuga. Proyectan incorporar más entidades en los próximos meses. 

Sustentables. Las toallitas se confeccionan con telas recicladas y materiales nobles para la salud y el ambiente.

«Cuando empezamos a trabajar con toallitas reutilizables nos mandaron algunos cortes para que podamos sacar muestras. Al principio costó un poco hacerlas prolijas y avanzar, pero con el tiempo se nos hacía cada vez más fácil hacerlas. Aprendimos. Para un proyecto tan ambicioso como este es fundamental el encadenamiento productivo y la solidaridad de las cooperativas hermanas», detalla Karina Tastaca, de la cooperativa Sol de Primavera, de la Ciudad de Buenos Aires.

Las toallitas reutilizables cooperativas son productos inclusivos, ecológicos y sobre todo generan trabajo digno. «En este momento, donde tenemos un Estado nacional que desacredita a la mujer y niega el cambio climático, hablamos de menstruar en un sentido diverso, hablamos de cuidar la salud y el ambiente, todo un desafío», concluye Florencia.

La línea de productos de higiene menstrual se confecciona con una capa de pul y un absorbente de algodón, donde generalmente utilizan «desperdicios» de jersey y algodón. «Este (el pul) es un material innovador, un impermeable que impide el paso de líquidos, pero, a su vez, deja pasar el aire, haciéndolo más respirable», explica Florencia. «Esta característica es crucial para mantener la piel protegida, seca y cómoda, y ofrece una barrera efectiva contra la humedad». Así, una vez más, la economía solidaria da respuestas a las necesidades de la comunidad, poniendo en primer lugar el bienestar de las personas.

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