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Contra la desigualdad. Carrasco, Parteño, Becerra y Aguilar, en la sala González Tuñón.

Cristina Carrasco Bengoa, economista y exprofesora de Teoría económica en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona disertó en la sala Raúl González Tuñón del CCC. Durante la charla, titulada «La sostenibilidad de la vida en el centro, una perspectiva desde la economía feminista», se examinaron las relaciones entre discriminación laboral femenina, mayor trabajo doméstico y de cuidados, feminización de la pobreza, migraciones feminizadas, crisis de cuidados y reproducción social, y despojo a los bienes comunes. La actividad fue organizada por el CCC, el Espacio de Economía Feminista en la Sociedad de Economía Crítica y la Cátedra Libre Virginia Bolten.
«El mundo que tenemos es cada vez más horroroso y por eso tenemos que hacer todas las redes, las resistencias y los diálogos que podamos, porque nadie puede luchar sola contra el patriarcado y todo lo que venga. Necesitamos fortalecernos», señaló Carrasco, para luego profundizar sobre la economía feminista. «Hay que tener en cuenta el peligro de vaciar de contenido a la economía feminista, pero ese peligro no debe detenernos, necesitamos seguir discutiendo», afirmó y comentó algunas ideas básicas en torno a ese concepto, entre ellas la sostenibilidad de la vida, de modo que «se descentre el mercado para poner a la población entera en el centro».
«A la sostenibilidad de la vida la sintetizo en dos grandes ideas –agregó Carrasco–. Una es la necesidad de reproducción. Imaginemos un sistema agrícola en donde planto trigo, si me lo como todo y me quedo sin semillas, se me acabó la reproducción; entonces cualquier sistema que quiera perdurar en el tiempo tiene que tener los elementos necesarios para poder repetir el proceso de los bienes que tenemos para crear satisfacción. Debe haber equilibrio y esa reproducción no debe ser de cualquier manera. Y la segunda idea es que tiene que ser una buena vida para toda la población, que no es nada fácil porque se trata de que todos y todas tengamos acceso. La pobreza es relativa, porque la gente se siente pobre cuando hay otros más ricos, pero, ¿y si somos todos iguales?», interrogó.
Acompañaron en la mesa central Flora Parteño, de la Cátedra Virginia Bolten, y Estefanía Becerra, del Espacio de Economía Feminista en la Sociedad de Economía Crítica. Además, Paula Aguilar, del Espacio de Géneros del Centro Cultural de la Cooperación.

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