3 de mayo de 2024
Ediciones del CCC presentó La democracia en China, un trabajo que derriba mitos y prejuicios sobre el sistema político de una potencia global. Palabras de Juan Carlos Junio y sus autores.
Panel. Junio junto a Rocca, Decrop, Wainer y Ciafardini en la Sala Domingo Faustino Sarmiento de la feria.
Foto: Jorge Aloy
Qué fue, qué es, qué sabemos y por qué podemos hablar de democracia en China, a pesar de todos los mitos y prejuicios que sobrevuelan mediática, cultural y políticamente en torno a ella. Bajo esa consigna, un grupo de especialistas en la temática acaba de publicar La democracia en China, libro editado por el Centro Cultural de la Cooperación (CCC) y de imprescindible lectura para los y las amantes de la política internacional, como así también para aquellos interesados en el debate respecto de los procesos democráticos contemporáneos, puesto que pone la lupa sobre las particularidades de la institucionalidad del gigante asiático.
La obra, con prólogo del sociólogo Gabriel Merino, es fruto de un trabajo colectivo de investigación e incluye entre sus autores a los académicos de reconocido prestigio Mariano Ciafardini, Verónica De Luca, Paule Decrop, Claudia Rocca, Marcelo Rodríguez, Amílcar Salas Oroño y Luis Wainer. Junto a Juan Carlos Junio, director del CCC, algunos de ellos participaron de la presentación del libro el pasado lunes 29 de abril en la sala Domingo Faustino Sarmiento de la Feria Internacional del Libro, que se desarrolla por estos días en la Ciudad de Buenos Aires. Allí, brindaron su mirada acerca de las discusiones políticas e ideológicas a las que la publicación les abre la puerta, en el marco de la habitual –y tramposa– comparación entre las llamadas democracias occidentales –donde lo democrático es muchas veces apenas un formalismo– y la democracia de la República Popular China.
A sala llena, Junio inició la presentación expresando su satisfacción por la publicación de un libro que viene a «derribar muchos de los prejuicios» que existen sobre China. «El título de esta obra es muy desafiante –aseguró– porque seguimos escuchando que en China no hay democracia. Solo habría democracia en las democracias tradicionales, particularmente en la de Estados Unidos. Paradójico, porque en EE.UU. vota el 50% de la sociedad, un día laboral, y el restante 50% que no vota son los hispanos, los negros y los pobres». Por ese motivo, sostuvo el director del CCC, «es imprescindible divulgar, defender, explicar cómo es el sistema político en China, en qué consiste la democracia china», que tiene «una lógica propia de su cultura, de su historia milenaria, y por lo tanto debe ser respetada».
Luego tomaron la palabra los compiladores del libro. Wainer, sociólogo y coordinador del Área de Estudios Nuestroamericanos del CCC, señaló que el objetivo fue «ver un poco de qué se trata la democracia en China, en términos políticos e institucionales, advirtiendo que sabemos poco y nada» y «tratando de desplazar los velos ideológicos, toda esa serie de prejuicios construidos en cantidad de discursos dominantes, mediáticos, políticos y académicos». El texto, añadió, es un «insumo para el análisis de las democracias liberales, occidentales, burguesas, a las cuales muchos analistas hoy ven directamente como plutocracias». En la vereda de enfrente emerge el modelo democrático chino, muy diferente al tradicional, pero que «en apenas algunas pocas décadas logró sacar de la pobreza a 800 millones de personas». En función de ese dato, Wainer se preguntó: «¿Con qué tupé caracterizamos democracias cuando si hay algo que les sobra a las democracias occidentales son pobres?».
Lanzamiento. Tapa del nuevo libro editado por el CCC.
Preguntas que incomodan
Ciafardini, profesor y doctor en Ciencias Sociales con larga experiencia en la investigación sobre China, también puso la lupa sobre el concepto de democracia: ¿Qué es –y qué no es– un «país democrático»? En torno a esa pregunta, el académico consideró que, aunque «en amplios sectores de Occidente se tiene a China como un país no democrático», el análisis sobre las instituciones de la nación asiática lleva a una conclusión contraria: «No se puede decir que el sistema chino sea menos democrático que los regímenes occidentales o de algunas otras regiones del planeta. La República Popular China tiene sus asambleas de base, su Asamblea Nacional, su conferencia consultiva y su Poder Judicial independiente. Las autoridades del Partido Comunista chino se eligen por el mecanismo de centralismo democrático, en el que participan sus casi 100 millones de afiliados. Pero, tal vez, lo que tiene mayor peso demostrativo en torno a la cuestión de la democracia en China sea la aprobación mayoritaria en los hechos que profesan la sociedad china y particularmente los jóvenes respecto de su Gobierno». Ante eso, advirtió Ciafardini, se impone otra pregunta: «¿No será que ello es así, entre otras cosas, porque el Gobierno chino ha erradicado la pobreza extrema y la exclusión social, y se encuentra en camino de superar todo tipo de pobreza en un país de 1.500 millones de habitantes?».
Por su parte, la abogada Claudia Rocca se dedicó exclusivamente a analizar el sistema jurídico y legal chino. En ese sentido, recordó que China «ha ido incorporando paulatinamente todos los estándares contenidos en los grandes pactos de derechos humanos». Asimismo, detalló los mecanismos de control y de construcción de consensos que existen en el interior de la sociedad china, lo que limita las posibilidades de que los funcionarios del Gobierno actúen de forma autoritaria. «Aunque un día (el presidente chino) Xi Jinping se levante con sus facultades mentales alteradas, no sería posible que dicte un decreto o intente promulgar una ley que viole de facto su propia Constitución, porque no lo permitiría ni la Asamblea Popular China ni el Tribunal Supremo Popular», cerró.
La clave del éxito
Por último, Paule Decrop, docente e investigadora del CCC, destacó especialmente la importancia que el Gobierno chino les dio a los derechos económicos, sociales y culturales de la población a partir de la revolución de 1949. «Ese año –explicó–, la esperanza de vida de un hombre era de entre 32 y 35 años. Las mujeres ni siquiera estaban registradas. 75 años después, la esperanza de vida de un varón es de 71 años y la de una mujer es de 75 años. Entonces, para hacer ese salto extraordinario, inevitablemente tenemos que hablar de los derechos esenciales que fueron aplicados por el Gobierno. ¿Cómo no hablar de democracia en un país que justamente aplica derechos de esta magnitud a su población?». En ese marco, subrayó cómo se modificaron, en particular, las condiciones de vida de las mujeres. «En China, actualmente la inmensa mayoría de las direcciones de las empresas está en manos de mujeres. También tenemos una población universitaria en la que las mujeres son mayoría». A modo de cierre, el ministro consejero de la Embajada de China en Argentina, Sun Yi, agradeció al CCC por la publicación del libro y concluyó: «El éxito económico y social de China en los últimos años ha demostrado que no existe un modelo universal de la democracia en el mundo. Si un país es democrático o no, no solo depende del derecho de cada individuo a votar, sino también, y lo que es más importante, de si la gente tiene una amplia participación en la toma de decisiones y en la gobernanza del país».
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