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El Siluetazo: memoria en las calles

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Foto: Jorge Aloy

Se realizó en la Sala Raúl Lozza del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini la inauguración de El Siluetazo, una mirada desde adentro. Una muestra itinerante que a lo largo de un año y medio fue expuesta en diferentes espacios del conurbano bonaerense, «no en galerías de arte, esta no es una muestra artística», declara el autor de las nueve gigantografías que la integran, Guillermo Kexel. Junto a Rodolfo Aguerreberry y Julio Flores, los tres artistas visuales le propusieron a las Madres de Plaza de Mayo, en septiembre de 1983, realizar una actividad colectiva, pintar siluetas que representaran a los desaparecidos de la última dictadura cívico-militar. Estas jornadas fueron tres, la primera el 21 de septiembre de 1983, en el marco de la III Marcha de la Resistencia, la segunda el 10 de diciembre del mismo año, asunción de Raúl Alfonsín (estas dos se realizaron en la Plaza de Mayo) y la tercera y última fue el 24 de marzo de 1984, en la Plaza de la República (Obelisco). Unas jornadas improvisadas, pero cuyas imágenes dieron vuelta por todo el mundo, dando entidad a los desaparecidos. 

Ernesto Pereyra, curador de esta exposición, afirmó: «Este proyecto de muestra me lo acercó Guillermo a mediados de 2023, invitándome a ser el curador-productor para pensar desde cero la posibilidad de una muestra. Él tenía las imágenes, las fotografías son de él. El Siluetazo fueron jornadas de silueteadas, porque la idea era hacer una acción continua, replicándose de forma indefinida. El grupo de tres personas que idearon esto eran compañeros de militancia, fotógrafos y artistas visuales. Ellos les propusieron a las Madres este proyecto de intervención pública, como una denuncia, obviamente, y como una práctica en la vía pública desafiando a la censura y a la prohibición de las manifestaciones en la vía pública». De esas jornadas surgen unas fotografías de Guillermo Kexel, que recién toman cuerpo como material a exponer una década más tarde. De hecho, en esta muestra se pueden ver fotografías inéditas de esas jornadas. «Con nueve fotografías seleccionadas, el material ya impreso como gigantografías y montado, se transformó en una muestra importante, con un propósito de difusión y de comunicación. Estamos hablando de unas actividades que se desarrollaron hace 40 años y muchas de las nuevas generaciones no saben que pasó esto. Más allá de que las imágenes del Siluetazo recorrieron el mundo entero, y a Argentina, de alguna forma, en la representación del desaparecido, se le estaba dando una entidad». Y finalizó: «Cuando de un Gobierno, un poder oficial, te imponen una política, a sangre y fuego, negacionista, hacer una muestra como esta ya tiene sentido de por sí, pero más aún con lo que estamos viviendo». 

Kexel, fotógrafo de las tres jornadas históricas, destacó: «Esta muestra que venimos trayendo, itinerante, desde hace un año y medio, se hizo especialmente con pocas fotos, pero en un formato grande, y fundamentalmente para mostrarle a las personas los auténticos protagonistas del Siluetazo». A la par, el fotógrafo destacó que lo que siente al ver la muestra «es la misma ternura de saber que el pueblo es un pueblo luchador. Lo era entonces y yo sé que lo es ahora, aunque lo quieran ocultar. Este es un pueblo solidario, valiente y luchador. Y eso está reflejado en estas mismas fotos. Fotos de gente tirándose al piso, enchastrándose con tinta, gente enfrentándose mentalmente y emocionalmente ante una dictadura genocida, todo esto a sesenta metros de los mismos asesinos. Esto es algo que me sigue conmoviendo una y otra vez».

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