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Ezequiel Soria, pionero teatral

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Foto: Horacio Paone

Se realizó, en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, la presentación del libro Ezequiel Soria. Pionero teatral argentino. Una investigación a cargo de la especialista en teatro catamarqueño Gabriela Borgna, quien estuvo presente y fue acompañada por el crítico teatral Jorge Dubatti. Soria, como figura en el título del texto, no solo fue pionero del teatro argentino sino que también fue poeta, cuentista, periodista, guionista de cortometrajes del cine mudo argentino y publicista. Entre sus obras escritas para el teatro figuran El año 92 (1892), creada con apenas 19 años, Amor y lucha (1895), El Sargento Martín (1896), El deber (1898), Política casera (1901), Cristian (1903) y Diógenes (1918), las que figuran en este libro, acompañados de un estudio por parte de la investigadora y con el agregado de tres prólogos escritos por los docentes universitarios Marcelo Gershani Oviedo, Ricardo Ariza y Judith de los Ángeles Moreno. Para dar comienzo a la jornada, Dubatti destacó: «Gabriela es una gran conocedora de todo lo que es el teatro catamarqueño. Y es una gran alegría ver el resultado que es este maravilloso libro de este autor fundamental. No solo autor, también director, gestor, programador. Él fue uno de los tipos que podemos pensar que fue como un puntal de lo que sería la dirección moderna en la Argentina. Un gran dramaturgo, yo lo leo con muchísimo interés, es un autor realmente muy valioso, y no en un sentido de un teatro muerto, del pasado, al que estamos resucitando arqueológicamente, si no por el contrario estamos hablando de un autor vivo, con una gran potencia y que podría llevarse una obra suya a un escenario en la actualidad sin ningún problema». Soria viajó a Europa en su juventud para empaparse de las novedades en dramaturgia del viejo continente. Pero, a pesar de ese conocimiento adquirido, su obra se destacó por un vivo interés por la cultura de nuestro país, incluida la política, siempre presente en su obra. Esto último también se vio reflejado en su participación en la actual Argentores, de la cual fue presidente, y también de la Asociación Argentina de Actores. De hecho, fue a través de su persona que un empresario teatral le pagó a un dramaturgo por sus derechos de autor por primera vez en la Argentina. 

Por su parte, la autora comentó el origen del libro: «Este trabajo llevó tres años de investigación y medio año entre escritura y edición. Yo hace 10 años que vivo en Catamarca y el teatro de Catamarca, que depende de la administración provincial, tiene dos salas, una de ellas se llama Ezequiel Soria, autor teatral, dramaturgo, que emigró de Catamarca a Buenos Aires a fines del siglo XIX, comienzos del XX. Él pertenecía a las 14 familias del linaje del poder dominante de Catamarca. Soria es uno de los nombres que más se repiten en Catamarca, por la sala teatral, pero no se tiene la más remota idea de quién fue. Y un día, Jorge (Dubatti) me dice: Gabriela, se cumplen los 150 años del nacimiento de Ezequiel Soria, ¿por qué no hacés algo con eso? Y la razón de ser del libro, además de esto que nadie conoce quién es Soria, y del impulso de Jorge, es que la historia del teatro de Catamarca no está escrita, por algún lado había que empezar.» Y agregó: «Soria crea la primera academia de teatro donde entre otras materias enseñaba sociología. Y también creó la primera compañía argentina de teatro. Pero el texto de la declaratoria de intenciones, de la creación de ambas cosas, es el primer manifiesto teatral de la Argentina».

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