26 de octubre de 2016
Docentes y alumnos del Centro Educativo Isauro Arancibia presentaron, en el Centro Cultural de la Cooperación, la muestra A flor de piel, ensayo fotográfico que narra historias de los estudiantes de dicha escuela a través de los tatuajes que llevan en sus cuerpos. «Esta escuela es un hogar para todos los pibes que estamos en la calle. La gente de fierro que yo conocí en ese lugar no se encuentra en cualquier esquina. A flor de piel habla de las cosas que nos pasan en la calle todos los días. Pero también están las marcas buenas, la escuela es una de ellas. Nos marcó a fuego y por eso estamos acá hoy», precisó Juan Carlos Fernández, exalumno del establecimiento, el primer centro educativo de nivel primario para adultos y adolescentes en situación de calle de la Ciudad de Buenos Aires. Fue abierto en 1998 en avenida Independencia al 700 y comenzaron a concurrir chicos que vivían en la estación de trenes de Constitución. A principios de 2006, debido a la elevada matrícula, el centro se mudó a la Cooperativa El Molino. Hoy, su sede está en Paseo Colón al 1318, donde recibe a más de 300 estudiantes.
La coordinadora de la escuela, Susana Reyes destacó «las estrategias de superación» de los chicos en situación de calle. «Estos pibes son sobrevivientes del desprecio y el desamor de la sociedad. Conocerlos enriqueció mi vida, y me marcó para siempre».
A flor de piel, aclara, no es «una sumatoria de historias individuales», sino que da cuenta de la identidad del Isauro como escuela, más allá de las marcas de cada uno de ellos.
Por su parte, la profesora de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Amanda Toubes aseguró que «las marcas en la piel no son una moda, sino marcas de la historia que les fue negada. Tiene que haber más experiencias como la de estos pibes y el Estado debe hacerse cargo de los proyectos».
Lila Wolman, docente del Isauro y moderadora del encuentro organizado por el Departamento de Educación e Ideas Visuales del CCC y la escuela, dijo: «Este libro sirve para darle identidad a tanto anonimato, son historias silenciadas que en el Isauro encuentran su lugar». «Acá hay un trabajo profundo con el pueblo. Este documento viene a tomar un espacio para los sin nombres que no tienen lugar en las páginas de nuestra historia», coincidió Ezequiel Torres, presidente de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina.
Marcas de identidad. La muestra del Isauro se exhibió en la sala Raúl Lozza.