29 de julio de 2022
Con un importante acto encabezado por el presidente del IMFC, Juan Carlos Junio, la filial Litoral conmemoró el 100º Día Internacional de las Cooperativas.
Integración solidaria. Pérez, Rossi, Paredes, Junio, Bartolacci y Losada integraron el panel.
Foto: Julieta Pisano
El cooperativismo transformador junto a múltiples actores sociales, políticos, económicos y culturales enfrentan el desafío de seguir construyendo un proyecto humanista, solidario y democrático que ponga freno a la crisis civilizatoria que atraviesa el mundo. Bajo esa premisa se llevó a cabo el acto por los 100 años del Día Internacional de las Cooperativas, organizado por la Filial Litoral del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC), situada en la ciudad de Rosario. Juan Carlos Junio, presidente del Instituto, encabezó el acto junto a Iván Pérez, jefe de la filial Litoral; Claudia Paredes, consejera del IMFC; Franco Bartolacci, rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR); Juan Manuel Rossi, titular de la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE); y Vicente Losada, presidente de la Federación Santafesina de Cooperativas de Electricidad, Obras y Servicios Públicos (FESCOE). Ante un numeroso auditorio que reunió a referentes del campo educativo y cultural e integrantes de organizaciones de la economía social y solidaria del sur santafesino, Pérez dio la bienvenida e hizo hincapié en los ejes que ligan la propuesta cooperativa con el cuidado del medioambiente, el fortalecimiento del Estado, el acceso a la educación y la salud y el impulso de la generación de bienes y servicios, invitando a multiplicar la presencia del sector en momentos de incertidumbre como el actual.
Juan Carlos Junio, en tanto, realizó un punteo detallado de la crisis inmigratoria, energética, ecológica y cultural causada por las políticas neoliberales contemporáneas y se detuvo especialmente en la necesidad de enfrentar la batalla de las ideas. «El gran triunfo del capital concentrado, que impone condiciones deshumanizadas de vida, es hacernos creer que no hay alternativa. Se subestima toda forma de agrupación colectiva, y sabemos que para que exista un proyecto colectivo debe existir un sentido de solidaridad fuerte. Por eso es necesario reivindicar y fortalecer la participación política», remarcó. También reivindicó el peso histórico del cooperativismo como un actor de primer orden a escala mundial, donde existen tres millones de cooperativas que emplean a 280 millones de personas, lo que supone un 10% de la población económicamente activa.
Además, hizo referencia a la última asamblea de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), evento que tuvo lugar en la ciudad de Sevilla bajo el lema: «Cooperativas: el momento es ahora», señalando la importancia de un movimiento que abarca a organizaciones de distintos sectores: agricultura, finanzas, consumo, salud, vivienda, seguros, industria y servicios. Allí se renovó el mandato de Ariel Guarco, quien, como recordó el presidente del IMFC, dio sus primeros pasos en la cooperativa eléctrica de Coronel Pringles y hoy preside una organización que nació en Londres en 1895 y actualmente nuclea a 1.000 millones de miembros cooperativos de los distintos continentes.
Paredes leyó algunos fragmentos de la Declaración del IMFC por el 100º Día de las Cooperativas, titulada «Un siglo de principios y lucha por la solidaridad», en la que se hace hincapié en la profundización del daño medioambiental y se exponen datos que muestran el escenario de desigualdad acrecentado durante la pandemia.
Donde nadie llega
En sus intervenciones, tanto Rossi como Losada mencionaron la importancia que tiene la economía social a lo largo y ancho de Argentina, llegando a pueblos y ciudades alejadas de las grandes metrópolis que no son tenidas en cuenta por la lógica de maximizar las ganancias que mueve a las grandes corporaciones privadas. Rossi, representante de una federación que nuclea a cooperativas agrícolas y agroalimentarias de nueve provincias, indicó que «el avance del neoliberalismo ha puesto en riesgo a los pequeños y medianos chacareros y ni hablar de la situación que viven los agricultores familiares, los campesinos, los pueblos originarios. Se requiere pensar políticas concretas que impulsen un cambio del sistema productivo, que permita un desarrollo sostenible y no contaminante. Y para eso es necesario afirmar los principios y los valores cooperativos, visibilizar que existen otras maneras de trabajar la tierra, apostar por la formación de nuevos dirigentes y fomentar la participación de productoras, profesionales y trabajadoras, ya que en nuestra actividad las mujeres han estado relegadas».
Por su parte, Losada señaló tres puntos centrales para apuntalar el desarrollo de las comunidades con un sentido transformador e inclusivo: apostar por un vínculo cercano con los asociados, que permita darle pelea al individualismo y transparente la gestión; potenciar la articulación con los estados comunales, provinciales o nacionales; y consolidar los lazos dentro del propio movimiento, algo que en el caso de las cooperativas eléctricas es indispensable para poder dar respuestas a la transición energética que se vive a escala planetaria.
Bartolacci, por su parte, realizó un recorrido que analizó el contexto actual retomando conceptos del pensador italiano Antonio Gramsci, a la par que rescató los hitos fundamentales de la historia de la Universidad pública argentina como la Reforma de 1918 y la gratuidad establecida en 1949. En ese sentido, rescató la voluntad de aquellos dirigentes políticos para propiciar una sociedad más igualitaria a partir del acceso irrestricto a la educación superior. El rector de la UNR subrayó entonces la importancia de «tejer lazos entre los diversos sectores y llevar adelante acciones concretas que se conviertan en motores reales de un proceso que debe hacerle frente a la voracidad del capitalismo actual». Un desafío que el movimiento solidario renueva en un presente tan caótico como esperanzador.