25 de noviembre de 2023
La cooperativa de cuidacoches cordobesa nació de la autogestión de un grupo de mujeres y no para de crecer. Apoyo del IMFC.
Organización comunitaria. Quinteros, Gaitán, Peñaloza y Massaccesi en la sede de la cooperativa cordobesa.
Cuando el ingenio popular de la ciudad de Córdoba «bautiza», esa denominación será imbatible aunque pasen los años. Quien integra alguna de las siete cooperativas de cuidacoches, por ejemplo, pasa a llamarse «naranjita». «Nosotros tenemos un chaleco azul pero aceptamos que nos digan naranjitas, porque ese fue el color de los primeros chalecos que la municipalidad de Córdoba brindó y así reconoció a quienes se ganan la vida cuidando autos en los lugares de estacionamiento de la ciudad», cuenta Key Massaccesi, presidenta de la Cooperativa de Trabajo Centro de Vecinos Autoconvocados (CVA).
Junto con Marta Gaitán, secretaria de Géneros del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos y presidenta de equidad de género de Cooperar, y Silvia Peñaloza, presidenta del Instituto para el Financiamiento de Cooperativas de Trabajo (IFICOTRA), integrantes de la organización se reunieron para estrechar vínculos institucionales. También para seguir de cerca los avances de las instalaciones de la sede, una vieja casona reciclada, compartida con la cooperativa de Trabajo Tosco Vive, que es también de cuidacoches, y está presidida por Noel Quinteros y ubicada en el barrio Barrio General Urquiza, al este de la ciudad capital.
«Recién terminamos de armar nuestra biblioteca y esperamos inaugurarla pronto», adelanta Massaccesi, mientras Quinteros invita a recorrer los espacios recientemente acondicionados que serán aulas, salón asambleario, sitio de talleres y encuentros varios.
«Los orígenes de nuestra cooperativa se remontan a la década de los 90, cuando en un galpón de este barrio se armó la Escuela Comunitaria de Oficios Hugo Núñez», recuerda Massaccesi y cuenta las necesidades que atravesaron en ese entonces: «En ese ámbito creamos un taller de carpintería con maquinarias donadas por un vecino inmigrante alemán y pudimos obtener una salida laboral para un grupo de mujeres; pero las urgencias, allá por el 2001, seguían siendo tantas que establecimos aquí un Centro de Vecinos Autoconvocados (CVA)». Ese fue el puntapié para iniciar un emprendimiento de panificación, «también gestionado por mujeres», que llevó a la conformación de la cooperativa.
«Con la ayuda y el acompañamiento del IMFC logramos en el año 2005 el certificado del INAES, y si bien no pudimos sostener la panificadora, con los asociados –que hoy suman 80– decidimos reconvertirnos en trabajadores cuidacoches, logrando las habilitaciones municipales para ser permisionarios de estacionamiento medido y controlado en algunas zonas específicas de la ciudad», detalla la presidenta.
Militancia cooperativa
No fueron pocos los conflictos que atravesaron a los integrantes de las diversas cooperativas de cuidacoches, movilizados en defensa de su fuente de trabajo, de la que dependen casi 200 familias. Hubo reclamos ante el palacio municipal y los Tribunales de la ciudad de Córdoba frente a las sucesivas aplicaciones para el estacionamiento pago, agudizadas ante los cambios de funcionarios.
«Con Key Massaccesi y Noel Quinteros nos conocimos como militantes del campo popular, movilizadas en las calles», sostiene Silvia Peñaloza, y explica que acompañan a estas cooperativas de trabajo «escuchando y tratando de ayudar a revertir las problemáticas que se vienen sucediendo en la ciudad; siempre pensando desde nuestra federación en aportar salidas a los conflictos». La cooperativa CVA está asociada a IFICOTRA y su presidenta fue elegida en el Consejo de Administración como primera vocal.
En Córdoba existen hoy dos sistemas de estacionamiento pago: el que brindan los integrantes de las cooperativas y el Sistema de Estacionamiento Controlado Municipal (SECM) con una nueva App implementada por el municipio. «Nosotros tenemos que visibilizar los reclamos para defender nuestro trabajo», reclama Key Massaccesi, y advierte que se movilizan «para obtener lo que nos corresponde: chalecos, credenciales, talonarios de ticket». «Somos la primera cooperativa que implementamos el Proyecto Nube para incorporar tecnología y aplicaciones al servicio de cuidado de autos», explica la presidenta, y cuenta que desde las organizaciones «queremos colaborar con las campañas de la municipalidad haciendo prevención vial y dando información útil a los automovilistas».
Hasta ahora, agregan las cooperativistas, lograron acordar las áreas designadas, armaron dos turnos y para que el trabajo sea rentable para todos, van rotando las calles. «Después de la pandemia se vio un incremento de problemáticas vinculadas a los mayores índices de agresividad, hacia afuera de la cooperativa y dentro de ella, en las relaciones intrafamiliares», añade Massaccesi y señala que «es complicado frenar el machismo, pero lo pongo en evidencia para tratar de gestionar la deconstrucción y desnaturalizar prácticas violentas».
En tanto, en vistas a seguir creciendo, dentro de la sede comenzarán a implementar talleres de informática para los asociados y a la brevedad darán inicio a emprendimientos vinculados a servicio de lavado en seco, desmalezamiento de terrenos y alquiler de sillas para eventos.
«Llegamos a la cooperativa CVA desde la filial Córdoba del IMFC con la entrega de microcréditos», sostiene Marta Gaitán y advierte que, como parte de la sociedad cordobesa «hemos asistido a debates históricos en esta ciudad sobre los naranjitas y sus cooperativas». En este sentido, agrega Gaitán, «siempre brindamos nuestro apoyo a un sistema que incluya a las personas autogestionadas». «En cuanto al trabajo desde nuestra Secretaría de Géneros, junto con IFICOTRA y esta cooperativa, nos encontramos para intercambios que contemplan cooperativismos y feminismos», concluye la dirigente.