Cooperativismo | EL MAIZAL

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Ariana Sacroisky

Creada por profesionales recibidos en universidades públicas, la cooperativa de comunicación estratégica impulsa la identidad de las pymes generando contenidos y campañas publicitarias.

Identidad. La cooperativa se aboca a la comunicación estratégica, el diseño, la producción en rodaje, edición y animación audiovisual.

Foto: Gentileza Cooperativa El Maizal

La universidad pública es un espacio de encuentro y de creación de lazos de confianza que ha dado nacimiento a diversas cooperativas de trabajo en nuestro país. Una de ellas es El Maizal, integrada por nueve personas (siete mujeres y dos hombres), que provienen de carreras de comunicación, fotografía, diseño y realización audiovisual de las universidades nacionales de Quilmes (UNQ), de Buenos Aires (UBA), de La Plata (UNLP) y de las Artes (UNA).

«Nuestra cooperativa tiene una clara impronta de la universidad pública, las fábricas recuperadas y el cooperativismo argentino. Somos un grupo unido por una visión del mundo, una mirada política y por la búsqueda de generar proyectos transformadores», explica Agustina Silombra, asociada fundadora. Y continúa: «Comenzamos trabajando en un corto llamado Verde. Esa acción dio vida a nuestra cooperativa como grupo de trabajo y de creación».

El colectivo inicial estuvo integrado por estudiantes de la UNQ que participaban de un esquema de voluntariado a través del cual realizaban prácticas de alfabetización. En el marco de esta experiencia, se vincularon con el frigorífico recuperado Máximo Paz, y comenzaron a aportar a su comunicación. En 2011, los trabajadores y trabajadoras del frigorífico –con especial impulso del referente Raúl Oscar Ruiz Huidobro–, le propusieron al grupo de comunicación que conformara su propia cooperativa dedicada a la gestión. Fue entonces que comenzó el camino de El Maizal.


Un hito
La cooperativa se dedica a la comunicación estratégica, el diseño (tanto de identidad como web), la producción en rodaje, edición y animación audiovisual con equipos propios, y la implementación de campañas en redes sociales. «Aportamos a impulsar pymes, espacios culturales y organizaciones sociales desde el diseño y la comunicación», cuenta Silombra. «Para nosotras fue un hito el haber trabajado para el actual sitio web de las Abuelas de Plaza de Mayo, a quienes admiramos profundamente».

En 2014, gracias al apoyo del Estado a través del programa Manos a la Obra, del Ministerio de Desarrollo Social, la cooperativa logró equiparse. «Pudimos adquirir las herramientas que utilizamos hasta hoy: luces, una computadora, una isla de edición», relata Silombra. Y continúa: «El apoyo del Estado fue esencial. Logramos sustentabilidad económica gracias a políticas que impulsaron a colectivos como El Maizal. Hoy somos una cooperativa que hasta exporta servicios». El acompañamiento del sector público también fue importante a través de contrataciones. La cooperativa creó contenido para universidades, los Estados nacional y provincial y la municipalidad de Berazategui.

Unidos. Los integrantes provienen de carreras de comunicación, fotografía y diseño, y comparten la idea de generar proyectos transformadores.

Foto: Gentileza Cooperativa El Maizal

Otro aspecto esencial en el recorrido de El Maizal ha sido su participación en la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo de Tecnología, Innovación y Conocimiento (Facttic). «En la Federación aprendemos, crecemos y nos potenciamos. En lo que hace a estrategias comerciales, integrar Facttic nos cambió la mirada», detalla Silombra. Y sobre esta experiencia, otra asociada, Paula Calgaro, agrega: «Debatir sobre nuestros derechos y sobre el cooperativismo en nuestro país, más allá de sobre nuestra propia cooperativa, es muy importante para nosotros».


Equipos
La organización interna de la cooperativa fue cambiando al andar. Desde hace un tiempo, además de la organización a través de las áreas de trabajo (diseño, audiovisual y contenidos), los asociados integran uno de los siguientes equipos de trabajo: gestión, comunicación externa y área comercial. «Este esquema nos ha ayudado a equilibrar el reparto de las tareas, aumentando la eficiencia y la participación», relata Trinidad Mele Helguera.

Con una mirada en el recorrido, Silombra reflexiona: «Construir una cooperativa es difícil, pero todo se potencia en colectivo. En El Maizal aprendí a ser cooperativista, y es en la cooperativa donde se potenció mi carrera profesional». A su vez Calgaro explica: «En la cooperativa no solo trabajamos, sino que gestamos un proyecto de vida. Aprendemos a debatir, a pensar e imaginar. El cooperativismo implica desarrollar mecanismos propios en temas sobre los que la sociedad debate, como las licencias por paternidad. Me alegra que construyamos nuestra propia empresa, y eso nos demanda un gran compromiso». 

En tanto Helguera resalta: «Aprendí que el trabajo colectivo, y especialmente el interdisciplinario, es mucho más fructífero que el individual. Y el trabajo entre cooperativas es aún más interesante. En Facttic intercambiamos miradas con cooperativistas de distintos lugares del país». Y concluye: «Con un gran esfuerzo y trece años de historia, El Maizal es una cooperativa sólida y nos enseña que vivir del cooperativismo es viable».

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