Cooperativismo | CCC FLOREAL GORINI

Horizonte compartido

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María José Ralli

Se presentó Educación y políticas para lo común, libro que invita a pensar los desafíos del diseño de políticas públicas en el ámbito de la enseñanza y la cultura.

Reflexionar y debatir. Stoppani, Rodríguez Arcolía, Rinesi y Briscioli compartieron sus miradas.

Foto: Jorge Aloy

Educación y políticas para lo común, libro que reflexiona sobre los desafíos en el diseño de políticas públicas en el ámbito de la enseñanza, fue presentado en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. La actividad fue moderada por Natalia Stoppani, integrante del Departamento de Educación del CCC y compiladora del libro junto con Alan Baichman. Así, se reeditó el lanzamiento que ya ha tenido lugar en la última Feria del Libro de Buenos Aires. En esta oportunidad, el panel estuvo integrado por Bárbara Briscioli –exdirectora de Evaluación Educativa Nacional del Ministerio de Educación de la Nación–; el especialista en psicoanálisis y prácticas educativas Facundo Rodríguez Arcolía y el politólogo y filósofo Eduardo Rinesi. Los tres son, además, autores de artículos del libro, que reúne también textos de Gabriela Diker, Graciela Frigerio, Gustavo Ruggiero, María Pía López, María Rosa Almandoz, Carlos Grande y Marisa Díaz.

El trabajo propone reflexiones de los propios autores y autoras que ocuparon cargos de responsabilidad en políticas públicas en el campo de la educación y la cultura, plantea preguntas que no siempre tienen respuestas y deja ver, a través de las experiencias personales, los límites de la gestión estatal, sus claroscuros, frustraciones y postergaciones, a la vez que abre la discusión para insistir en la generación de acciones para la construcción de un mundo común como horizonte. 

«El libro es un convite a pensar distintas cuestiones que emergen de las experiencias de quienes hemos sido protagonistas con cargos de responsabilidad en políticas públicas», señaló Natalia Stoppani y advirtió que, al sentirse interpelados, se reunieron «con la urgencia de pensar con otros, compartir y escribir». 

El trabajo también «tiene su pata» en el departamento de Educación del IMFC, un espacio de reflexión y estudio sobre políticas educativas y valioso en términos del propio proceso del rol como educadores de quienes lo integran. «En tiempos de tanto desprecio por lo colectivo y la cultura, la llegada de un nuevo libro es una excusa para seguir pensando los temas que intentamos abordar», añadió Stoppani. 

Transformar es la tarea 
Bárbara Briscioli se refirió al proceso de reflexión colectiva como una oportunidad «de hacer política y convertir los principios en programas de puesta en práctica de la igualdad», señaló que «producir un poquito más de igualdad y de justicia es lo que nos une y nos identifica». También resaltó el horizonte compartido en la búsqueda de la construcción de lo común, «en esta coyuntura de individualismo extremo, donde más allá de posibles divergencias, hemos formado parte de instancias “instituyentes”». La exfuncionaria resaltó el horizonte de igualdad y justicia de quienes pasaron por la gestión pública y subrayó: «Hemos tenido la intención de transformar algunas cosas con las convicciones de lo que sí se puede ir logrando, por más modesto que sea y pese a ser el camino más difícil de lo que se creía».

A su turno, Facundo Rodríguez Arcolía consideró que el libro «constituye un gesto simbólico ante lo que se nos presenta como un empantanamiento en estos tiempo» y, como pedagogo, reflexionó sobre su preocupación por los «gestos», porque «aportan matices en tiempos donde la transmisión intergeneracional está cortocircuitada». 

«Ante un vaciamiento planificado, el libro está escrito desde la decisión de no retroceder en la puesta de lo común», añadió, y frente a la «experiencia del detrimento» advirtió que quizás «las políticas para lo común perdieron finalmente la batalla». «Si perdimos finalmente la batalla, admitimos que algo está destinado a fallar y ese resto fallido desechado en el detrimento, es el que hay que poner a trabajar si queremos sostener la puesta por lo común», apuntó y subrayó el recorrido del libro, que «deja huella, marcas y heridas que pueden perturbar, melancolizar y transformar». 

Idea de lo común
Por último, Eduardo Rinesi celebró la experiencia del proceso de pensamiento colectivo y advirtió que el libro «pone a lo común en un lugar de objetivo deseable que merecería el esfuerzo en virtud de que es un común ostensiblemente amenazado». Y así fue concebido –agregó–, «en medio de discusiones como contrapunto de lo común y lo individual extremo, que caracteriza hoy el pensamiento dominante». Para el filósofo, esa batalla –entre lo común y lo individual– que se perdió finalmente a nivel electoral y quizás culturalmente, «cada vez más y de modo más ofensivo, no solo pone los intereses de los individuos por encima del bienestar colectivo, sino que sugiere que esa idea misma es falsa, equivocada y deberíamos abandonarla porque forma parte de una ilusión, o una falsificación de la cosas: “No la vieron, no la ven”». Y señalo que, por el contrario, lo propiamente humano es lo común, la existencia en comunidad y no la de individuos separados unos de otros. 

También se refirió a la tensión entre dos razones, la deshistorizante y la que incorpora la historicidad propia de los sujetos con sus vínculos; y a los dos conceptos que aparecen en el libro: la idea de experimento y la idea de experiencia «esa que forma parte existencial de estar en el mundo», mientras que la anterior es el modo en que los otros nos sitúan y que nos lleva apenas a reaccionar. 

«No nos olvidamos de las viejas luchas», sintetizó Rinesi al recordar que así como Javier Milei llegó al Gobierno en diciembre, el 23 de abril una multitud se volcó a las calles para defender la universidad pública. Finalmente recordó que lo común «es una forma virtuosa de organización» y que ni siquiera en la derrota «somos lo que la historia nos llevó a ser en un momento determinado». «Porque existe ese “quizás” y esas posibilidades, cabe todavía no dar por perdidas las batallas, incluso en estos tiempos tan bravos que padecemos».

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