Cooperativismo

Intercambio fructífero

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Con una actividad que pronto se expandió por todo el país, fue una de las ramas pioneras del movimiento. El Hogar Obrero se consolidó como uno de sus principales exponentes.

Ahorro. Nació en 1905 como entidad de crédito para la edificación de viviendas.

Las primeras manifestaciones del movimiento cooperativo desarrolladas en nuestro país corresponden a la rama del consumo. La referencia más antigua remite a la Asociación Panadería del Pueblo, fundada en Paraná (Entre Ríos) en octubre de 1857, y que funcionó hasta 1860. Uno de los promotores de la cooperativa fue Felipe Baucis, administrador del Palacio San José de Justo José de Urquiza, quien según un viajero inglés propiciaba «a través de sus amigos, la creación de colonias, cooperadoras y cooperativas siguiendo las ideas inglesas expresadas en 1844 en Rochdale». En 1875, un grupo de inmigrantes franceses creó la Sociedad Cooperativa de Producción  y Consumo de Buenos Aires, auspiciada por el sociólogo francés Adolfo Vaillant, que impulsó el cooperativismo en nuestro país y Uruguay. Sin embargo, no hay información que muestre que la entidad haya llegado a concretar su actividad. Algo similar ocurre con una cooperativa de consumo creada en 1878 por colonos suizo-alemanes en la localidad santafesina de Esperanza.
En 1884 comenzó a operar la Sociedad Cooperativa de Almacenes fundada por David Atwell. El objetivo inicial era comercializar alimentos y bebidas, aunque el estatuto preveía la posibilidad de operar en otros ramos de la industria y el comercio. La empresa mezclaba rasgos cooperativos con otros que no lo eran. El capital se formaba por acciones que cotizaban en la Bolsa de Comercio y el estatuto establecía que ningún socix podía tener más de 30 acciones. La dirección era democrática, el 75% de las utilidades se repartía sobre las acciones y se fijaba un porcentaje de esas utilidades como retribución a su fundador y herederos.
Casi contemporáneamente, en 1885, se constituyó en la Capital Federal la cooperativa de consumo Les Egaux, promovida por una asociación de inmigrantes que habían tenido que emigrar de Francia por la ola represiva que siguió a la derrota de la Comuna de París. La cooperativa estaba ubicada en la manzana actualmente ocupada por el Congreso Nacional y comercializaba todo tipo de artículos. Adoptó gran parte de los principios rochdaleanos, pero su desempeño fue breve y precario pues «sus fundadores habían introducido el crédito para aumentar los atractivos de la cooperación, ya que no habían sido capaces de despertar un sano interés en los socios, establecieron también un pequeño despacho de bebidas. Y ustedes ya se imaginan que un despacho de bebidas asociado al crédito debía terminar con su existencia en pocos años. Y así fue en efecto: en el año 1888, desapareció definitivamente».
También en 1885, un grupo de inmigrantes galeses de la ciudad de Trelew fundó la Compañía Mercantil del Chubut, que se proponía comercializar la producción agrícola de sus asociadxs y proveerlos de artículos de consumo. Desde el principio aplicó solo parcialmente las normas cooperativas, y en 1911 se transformó en sociedad anónima.
En 1887 se creó una cooperativa en la sede porteña del Club Vorwaerts, fundado por inmigrantes socialistas llegados de Alemania para escapar a las leyes de excepción dictadas contra los socialistas en 1882. La misma inició sus operaciones como cooperativa de consumo de pan y si bien incorpora luego otras mercaderías, su actividad va decayendo hasta que deja de operar en 1896.
En 1889 se fundó la Sociedad Cooperativa Italiana de Villa Libertad (actualmente Chajarí), y en 1891 la Sociedad Cooperativa de Panadería de Gualeguaychú, ambas en la provincia de Entre Ríos.

Robustecer la resistencia
Un nuevo ensayo en la ciudad de Buenos Aires fue la Cooperativa Obrera de Consumo, fundada en 1898 por iniciativa del dirigente socialista Juan B. Justo, quien redactó sus estatutos. La cooperativa operó en el local central del Partido Socialista hasta su cierre, en 1902.
Finalmente, podemos considerar que este ciclo de ensayos cooperativos se cierra con la creación en 1905 de El Hogar Obrero, nuevamente a instancias del Juan B. Justo. Su fundación coincide con la resolución adoptada en el tercer Congreso de la Unión General de Trabajadores, de tendencia socialista, que invitaba a los trabajadores sindicalmente organizados a constituir cooperativas con el objetivo de «mejorar las condiciones de trabajo y hacer más intensa la propaganda obrera, procurando excluir de ellas el sentimiento de estrecho espíritu de corporación» y para contribuir a «robustecer su resistencia al capitalismo».
La cooperativa El Hogar Obrero fue fundada el 30 de julio de 1905 por diecinueve asociados y operó durante los primeros 8 años como cooperativa de ahorro y crédito para edificación. En ese lapso construyó 160 casas independientes y dos pequeños barrios obreros en Ramos Mejía y Turdera (Buenos Aires).
En 1912 la cooperativa adquirió un terreno en el barrio porteño de Barracas en el que construyó su primera vivienda colectiva «de departamentos confortables e higiénicos, para ser alquilados a sus socios a precios reducidos, e instalando en la planta baja una sección de consumo que, poco a poco, fue incorporando una serie de progresos» que la llevaron a ser la mayor cooperativa de consumo del país.
Durante la década del 20, El Hogar Obrero estableció relaciones con cooperativas mayoristas de Inglaterra, España e Italia, comenzó la operatoria de cajas de ahorro y construyó tres complejos de edificios. En 1931 la cooperativa tenía más de 900 asociadxs, 73 empleadxs y alquilaba 316 viviendas. El Hogar Obrero fue la primera entidad argentina y americana en ser aceptada como adherente a la Alianza Cooperativa Internacional, que trasladó esa adhesión a la Federación de Cooperativas de Consumo, creada en 1932.
Unos años después de la fundación de El Hogar Obrero –el 31 de octubre de 1920–, 173 vecinos de Bahía Blanca, la mayoría de ellos trabajadores ferroviarios, crearon la entonces llamada Sociedad Cooperativa Obrera Limitada Molinera, Panadera y Anexos con el objetivo de producir pan para mejorar la calidad, asegurar el peso exacto y abaratar un producto que era esencial en la mesa familiar. El 1º de mayo de 1922, Día de los Trabajadores, comenzó a funcionar la primera panadería y en 1932 abrió el primer almacén, iniciando así la que sería hasta hoy su actividad principal, desarrollada a través de una cadena de autoservicios bajo el nombre Cooperativa Obrera.

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