23 de noviembre de 2025
El Instituto cumple un nuevo año sosteniendo sus principios de democracia solidaria, igualdad y justicia social. Palabras del Consejo de Administración.

Una entidad señera. Fundado en 1958, el IMFC contribuyó a la democratización del crédito en la Argentina.
Foto: Horacio Paone
«Celebramos el 67º aniversario de la fundación del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos en un momento muy complejo en la vida de nuestra patria, y su nueva etapa democrática que cumple 42 años». Así comienza la Declaración del Consejo de Administración del IMFC en un nuevo aniversario de la federación que nuclea a decenas de cooperativas urbanas de todo el país.
Cabe recordar que la fundación del IMFC constituyó un acontecimiento fundamental para la organización de las cajas de crédito cooperativas y fue un gran logro para el conjunto del cooperativismo argentino, ya que contribuyó a la democratización del crédito en la Argentina. Desde aquella trascendente decisión del 23 de noviembre de 1958, el Instituto sostuvo como guía permanente de su accionar los valores y principios del cooperativismo. Esa conducta fue la impronta para los tiempos futuros del movimiento. «Su militancia social, ahora nucleada esencialmente en las casas cooperativas del Banco Credicoop a través de sus Comisiones de Asociados, ha sido fiel a la línea fundacional, asumiendo siempre los desafíos de cada momento histórico», afirma la Declaración.

Legado. Las 276 filiales del Banco Credicoop son la continuidad de las cajas de crédito fundadas por los pioneros del movimiento.
Foto: Jorge Aloy
Creatividad y audacia
En otro tramo, el escrito señala que al impulsar un modelo solidario para la gestión de los recursos financieros, el Instituto Movilizador incursionó «con creatividad y audacia» en un sector tradicionalmente reservado para la banca lucrativa. La idea, plasmada en organizaciones cooperativas en barrios, pueblos y ciudades, fecundó y, en un breve periodo histórico, aquellas pequeñas entidades asociativas crecieron vertiginosamente.
«Frente a la ofensiva ideológica proveniente de los núcleos del poder local e internacional, que impone los valores de un individualismo extremo e insensible en términos humanos, nos afirmamos en el ideario goriniano de la solidaridad como rasgo esencial de la vida, con una perspectiva de destino colectivo», señala la Declaración. Y llama a «asumir con realismo que asistimos a una ofensiva de núcleos de poder locales y extranjeros, que se proponen instituir un proyecto político y un modelo económico-social que afirmaría una perspectiva de concentrar aún más nuestras riquezas a favor de corporaciones mayoritariamente multinacionales, acentuando la transferencia de ingresos de las mayorías productivas, tanto de los núcleos más humildes, como de franjas importantes de las clases medias en un sentido regresivo».
A la par, la Declaración señala: «Vivimos en un país dotado de una naturaleza generosa y un pueblo laborioso, por lo tanto, no se justifica la existencia de desequilibrios económicos, sociales y culturales que condenan a millones de compatriotas a las penurias de la pobreza, y a vastos núcleos de las clases medias a la incertidumbre y la falta de perspectiva de desarrollo económico y cultural».
Y agrega: «Seguimos creyendo que debe privilegiarse la atención de las deudas sociales, asumiendo que siguen agravándose; sosteniendo políticas distributivas de los ingresos, para favorecer a las mayorías y al sistema productivo, particularmente a trabajadores y pymes».
Por último, advierte que «se han instalado en franjas de la sociedad ideas de intolerancia hacia los/las diferentes y a los pensamientos que imaginan cambios sociales en el sentido de progreso y justicia social».
Y concluye: «Continuaremos trabajando en nuestro país, y en los foros internacionales del cooperativismo, particularmente en Cooperar y en la Alianza Cooperativa Internacional, por un mundo sin violencias, sin guerras, contra la irracional carrera armamentista y por la preservación de la vida y la naturaleza».
