23 de marzo de 2024
En vísperas de un nuevo aniversario del último golpe cívico-militar de 1976, el IMFC emitió una Declaración que convoca a ser protagonistas del presente y del porvenir.
Memoria, Verdad y Justicia. Como cada año, el Instituto convoca a llenar las plazas de todo el país.
Foto: Getty Images
En el marco de un nuevo aniversario del golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos emitió una Declaración que lleva por título «48 años después: Memoria, Verdad y Justicia. Como siempre y más que nunca».
El documento hace un repaso por la creación de los organismos que se conformaron en defensa de los derechos humanos, como la Asamblea Permanente, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares, el Movimiento Ecuménico, los 12 de Santa Cruz y el más antiguo, la Liga Argentina por los Derechos Humanos, fundada en 1937. «Frente a la barbarie de un Estado perpetrador de crímenes horrendos de lesa humanidad: secuestros, desapariciones, apropiación de niños, torturas, violaciones; se erigían novedosas y valientes resistencias por el derecho a la vida y a la Verdad, que libraron prolongadas luchas por la Justicia, logrando instaurar una notable valoración política y cultural de la Memoria», señala el comunicado.
Destruir el aparato productivo
La Declaración recuerda que el objetivo político de establecer una reorganización antidemocrática, sustentada en el autoritarismo y el miedo llevaba aparejada «la destrucción de gran parte del aparato productivo, un endeudamiento externo que condiciona la economía de nuestro país por décadas». En paralelo, advierte que en la dimensión cultural, el propósito era «inculcar valores propios de una ideología que fractura los lazos de solidaridad, exacerba el egoísmo y un individualismo extremo».
Esa cosmovisión, que justificaba «las desigualdades, las discriminaciones sociales, culturales, de género y de sexo; y el rechazo a toda forma de participación de la sociedad en la vida pública y comunitaria», en la actualidad se aggiornan a la antipolítica «como ariete para abrirle paso a variantes de ultraderecha antidemocráticas». En este punto, se refiere además a las reivindicaciones de elementos simbólicos que promueven la fractura de todo lazo de solidaridad social, que en suma promueven «la negación conceptual de todo proyecto colectivo, utilizando el terror y el genocidio de 30.000 desaparecidos, a quienes recordamos y homenajeamos».
Más adelante, la Declaración da cuenta de la censura y la amenaza de desaparición que sufrió el IMFC, cuando la dictadura emprendió una política pública neoconservadora con el fin central de instalar un régimen de acumulación basado en la especulación financiera. En ese entonces, las Cajas Cooperativas de Crédito, «expresión de una concepción redistributiva, productivista y participativa» no cabían en el proyecto del plan económico. Fue así como el movimiento cooperativo «luchó apoyado en su base societaria logrando fortalecerse frente a los desafíos de una política que estaba en las antípodas de nuestros valores y principios y nuestras prácticas e instituciones solidarias».
Transcurridos 40 años de vida democrática y con la sucesión de gobiernos civiles con «inspiraciones opuestas», algunos funcionales al orden económico estructural y otros abordando las desigualdades sociales, la Declaración advierte sobre la batalla ideológica que se libra, «en que los factores del poder económico y comunicacional no trepidan en penetrar a la sociedad con valores morales y culturales cuyo propósito es el de relativizar todo principio basado en la fraternidad solidaria y en un proyecto colectivo como pueblo y como Nación, para enfrentar los grandes dilemas de la época». Y señala que en este contexto, el cooperativismo transformador, «siguiendo la huella profunda marcada por el ideario goriniano», acentúa la vocación de aportar propuestas de progreso y esperanza y se compromete a ocupar un rol protagónico.
Finalmente, y bajo la premisa de que «el protagonismo debe construirse desde las bases de la sociedad», la Declaración llama el próximo 24 de marzo a ser parte del encuentro «junto a las Madres, Abuelas y los organismos de Derechos Humanos, en las plazas a lo largo de toda la geografía de nuestro país».