21 de agosto de 2023
La cooperativa de turismo patagónico Ayufin Mapu nació en la estación del mítico tren La Trochita con la premisa de potenciar el trabajo asociativo.
Desde el andén. El sistema ferroviario como motor de las actividades en la Patagonia.
Foto: Gentileza Ayufin Mapu
El turismo es un campo fértil para el mundo cooperativo. No solo tiene la potencia de apoyar el desarrollo integral de las localidades de modo sustentable, también quienes viajan por placer pueden impulsar las actividades artesanales, culturales y comerciales de distinto tipo, y colaborar con el bienestar de la comunidad anfitriona. Además, aporta al arraigo de la población joven en zonas rurales, al generar oportunidades de trabajo en nuevas actividades.
Así lo entendió la cooperativa Ayufin Mapu –«Tierra querida» en lengua mapuche-tehuelche– que inició su camino en un entorno signado por la crisis de las cenizas que sufrió la localidad rionegrina de Ingeniero Jacobacci con la erupción del volcán Puyehue en 2011, cuando se asociaron siete personas jóvenes graduadas en su pueblo como guías de Turismo Regional y técnicas en Gestión de Empresas de Turismo.
El primer paso fue constituirse formalmente como cooperativa con la convicción de que el turismo se potencia con el trabajo asociativo. «La visión cooperativa abre oportunidades», señala su presidenta, Alejandra Díaz. En 2016 finalmente obtuvieron su matrícula, buscaron tener sede propia y accedieron, mediante una concesión, a un espacio de valor histórico: el andén de una estación del tren La Trochita.
Volver a empezar
La Trochita se cerró durante el Gobierno de Carlos Menem, pero mientras funcionó permitió la integración de parajes rurales alrededor de las estaciones, dinamizando el territorio. El recorrido partía de Ingeniero Jacobacci a Esquel y entroncaba con el tren de trocha ancha.
«En ese entonces lo interesante eran los talleres, donde se hacía de todo con tornos antiguos, se fabricaban las piezas de repuesto porque eran pocas máquinas y había que repararlas; era un gran trabajo», rememora Carlos Irasola, referente cooperativista de la Patagonia. Abandonado por 35 años, fue en el andén de La Trochita donde Ayufin Mapu estableció la primera cafetería de Jacobacci.
En 2019 el histórico tren comenzó a realizar un pequeño tramo turístico en ciertos momentos del verano hasta el paraje Ojo de Agua, donde la cooperativa alzó una pulpería para brindar el servicio de almuerzo a quienes realizaban el paseo. Con el tiempo, la organización procuró el acercamiento de mujeres del lugar a través de talleres manuales y, más tarde, creó la casa de té «Empalme» en un entorno natural visitado por las familias locales los fines de semana, donde llega La Trochita en invierno.
Hoy los integrantes de la cooperativa realizan distintas actividades vinculadas con el turismo y la gastronomía. Como Amalia Mansilla, de Anecón Chico, que se dedica a la cría de animales y al turismo rural y «hace un tiempo se incorporó y ofrece un día de campo, cabalgatas y diferentes circuitos», cuenta Alejandra.
En la actualidad la organización y sus 13 mujeres asociadas «se encuentran más ligadas al servicio gastronómico y guiados locales», subraya Alejandra, y resalta que si bien son muchas las ideas a futuro, no son sencillas de llevar a cabo. «La pandemia fue un duro golpe y al no poder dedicarnos a nuestro rubro por casi un año, tuvimos que buscar otros trabajos», agrega, y considera que «es necesario fortalecerse para generar nuevos proyectos, trabajar y mejorar, con tiempo y perseverancia».
Con diez años de construcción cooperativa, Ayufin Mapu mira hacia adelante y continúa con procesos de formación. Alejandra está cursando la Diplomatura en Turismo Social, Solidario y Sostenible organizada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Allí espera fortalecer los vínculos con el mundo de la economía social y solidaria y desde ese ámbito encontrar nuevas oportunidades para que la cooperativa pueda crecer y desarrollarse.