Cooperativismo

Puertas abiertas

Tiempo de lectura: ...

En Villa Devoto, la entidad forjó una trayectoria que acercó el crédito cooperativo a sectores tradicionalmente postergados. Hoy su legado persiste en la filial 27 del Banco Credicoop.


Protagonismo. Además de los servicios financieros, la caja se involucró en la vida del barrio.

 

El 5 de octubre de 1958 se fundó, en el barrio porteño de Villa Devoto, la caja de crédito La Confianza, una entidad que, como tantas otras, dejó una profunda huella en el movimiento cooperativo de crédito nucleado en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. La caja porteña nació poco antes de la fundación del IMFC, en noviembre de 1958, y tuvo, a partir de entonces, un gran impulso en su actividad.
Aunque su nombre originario fue Solidaridad, los dirigentes impulsores de la caja, en su mayoría miembros de la colectividad judía, decidieron cambiarlo al poco tiempo por La Confianza, ya que existía otra experiencia con esa designación que pertenecía al ámbito ferroviario. Con un nombre establecido, inicialmente la caja tenía una actividad reducida ya que operaba tan solo dos veces a la semana y, por lo general, durante la noche. Rafael Szir fue dirigente de La Confianza y comentaba al Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito los primeros pasos de una experiencia que intentaba formalizar su actividad: «En esa época, cuando funcionaba de noche, fue gerente Felipe Domnicz. El trabajo era absolutamente ad honorem, la cooperativa tenía muy poquitos empleados (…) Yo pasé a ser secretario. Luego fuimos a buscar un gerente porque dijimos que esto tenía que tener cierta organicidad». Szir y otros dirigentes se reunieron entonces con Floreal Gorini en el IMFC para establecer una nueva etapa de la caja de crédito: iniciar acciones para afianzar más la operatoria. Luego de varias reuniones y planificaciones, en diciembre de 1961, La Confianza ya atendía en un horario regular y encaraba un camino sobre bases más resistentes.

 

El crédito popular
Ante la dificultad de sectores de clase media, trabajadores y pequeños y medianos empresarios para acceder al crédito en los bancos tradicionales, las cajas de crédito aportaron una solución efectiva. Su vocación por impulsar un crédito popular logró satisfacer las necesidades y demandas de los grupos mencionados. A esa tarea económica se agregaba otro aspecto diferencial del movimiento: las cajas de crédito eran actores sociales que amalgamaban su actividad con los vecinos de los barrios en los que operaban y también con las instituciones y organizaciones sociales. La Confianza no desestimó esa dimensión. «La tarea fue buena y gratificante porque la cooperativa empezó a tener un gran desarrollo, a vincularse con las entidades del barrio. Se veía cuando se hacía alguna actividad o cuando se hacían los actos en el Luna Park, en defensa del cooperativismo de crédito. Es decir, era masiva la participación de la gente y ya habíamos encontrado un buen eco y se hacían actividades comunes con todos los clubes de la zona, las organizaciones vecinales, de fomento o la parroquia. Era la cooperativa del barrio, la gente la fue viendo y aceptando de esa manera, se instaló y pasó a tener una presencia, en relación a las otras, interesante en esa etapa», comentaba Szir.
La Confianza tuvo su edificio propio en 1962, a casi cuatro años de su fundación. Allí, en Sanabria 2885, desplegó toda su actividad social, económica y cultural –llegó a tener, incluso, un periódico al que llamó Promoción– bajo un modelo distintivo que, como todas las entidades del cooperativismo de crédito, privilegiaba el contacto primario con sus asociados. Mateo Szczupakiewicz también fue dirigente de La Confianza y explicaba en 1996 al mencionado archivo cooperativo: «Con el edificio de Sanabria se pudo traer muchos más socios (…) Cuando cada asociado necesitaba algo por un problema o algo que pasaba, siempre quería hablar con un consejero y ahí estábamos (…) Yo sé que La Confianza siempre brindó un buen servicio pese a todas las luchas que tuvieron posteriores al 66».

 


Crecimiento. En 1978 se inauguró una filial en la calle Ramón Lista.

 

Szczupakiewicz menciona el año 1966 como el primer gran embate, tramado por el gobierno de facto de Carlos Onganía, que sufrieron las cajas de crédito. A ese ataque debe sumarse el de la dictadura cívico-militar de 1976 que también buscó, con la Ley de Entidades Financieras, borrar las huellas del cooperativismo de crédito de la economía argentina. Sin embargo, el movimiento resistió con marchas, solicitadas y la acción conjunta de las cooperativas, y logró encontrar distintas salidas a cada uno de los momentos. La Confianza no estuvo exenta de esos golpes pero no detuvo su marcha. Llegó a abrir en 1978, con miras a una futura sucursal bancaria, una filial en la calle Ramón Lista y, poco tiempo después, fue una de las 44 entidades de crédito que integraron el grupo originario que en 1979 dio nacimiento al Banco Credicoop.
Premiada con los Pinos de Oro –el reconocimiento que otorgaba el IMFC al buen desempeño de las entidades cooperativas– en 1973, la caja de Villa Devoto es actualmente, con toda su historia previa, la filial local del Banco Credicoop. Además de Szir y Szczupakiewicz, dirigentes cooperativos como Mario Argüero o Amero Rusconi, entre muchos otros, encontraron en La Confianza un proyecto de construcción colectiva para el mejoramiento de las condiciones económicas y sociales de la comunidad. No obstante, el cooperativismo no solo transformó su entorno, también sirvió como plataforma de formación para esos dirigentes. «Tuve oportunidad de crecer, enriquecerme desde el punto de vista intelectual, como persona, como ser humano, como ser pensante, como hombre, como animal político. Y tuve referentes de gran envergadura que son los que suelen signar la vida de una persona (…) De ninguna manera podría hacer un balance negativo, sería realmente injusto. Creo que lo siento como una epopeya», concluye Szir sobre su experiencia en La Confianza.

 

Asesoramiento histórico: Daniel Plotinsky
Fotos: Archivo Acción

Estás leyendo:

Cooperativismo

Puertas abiertas