21 de marzo de 2013
La unidad penal Nº 50 de Batán es tradicionalmente conocida como la cárcel de mujeres. Esa simplificación esconde un sinfín de historias personales y singulares de casi un centenar de mujeres adultas privadas de su libertad. En ese contexto, la filial Mar del Plata del Instituto Movilizador elaboró, desarrolló y ejecutó el taller «Cooperativismo: herramienta de transformación social», del que participaron 15 internas de la unidad perteneciente al Servicio Penitenciario de la provincia de Buenos Aires (SPB). Coordinado por la licenciada en terapia ocupacional e integrante de la cooperativa Tierra Nueva, Paola Escalada, el taller contó con el acompañamiento de Raquel Magaldi y Luisa Adela López (integrantes de la comisión de género del IMFC) y Valeria Constante como coordinadora de arte.
Trabajar grupalmente, conocer los principios y valores cooperativos, abordar la historia del movimiento y difundir la importancia de un sistema económico diferente fueron los objetivos de la actividad llevada adelante a través de material del Instituto de la Cooperación (Idelcoop) y del libro Sinfín de principios. También se abordaron temas vinculados con la promoción de la salud.
«El proyecto surgió a través de un convenio entre el IMFC y el Programa de perspectiva de género para personas privadas de la libertad del SPB, a instancias de la prefecta Verónica Bozzo, su coordinadora, quien se entrevistó con Magaldi para empezar a desarrollar esa idea. Y fue el presidente del instituto, Rubén Cédola, quien motorizó su realización a través de su inmediato consentimiento y la participación y seguimiento de las distintas instancias del taller», señalan desde la filial marplatense del IMFC.
Dentro de los objetivos, las coordinadoras destacaron que se buscó generar «una estrategia de salud ligada con el cooperativismo teniendo en cuenta la perspectiva de género; reconociendo necesidades, inquietudes e intereses ocupacionales y laborales. También se busca promover la autonomía, la autogestión, la motivación y la responsabilidad para la construcción de un proyecto de vida; incentivar la participación activa, el trabajo colectivo, la tolerancia a la frustración, el respeto por las necesidades de los otros y promover el conocimiento de modalidades enmarcadas en la economía social».
Para las docentes, la experiencia fue enriquecedora y transformadora, un pequeño aporte «para generar un cambio en aquellas mujeres que por algún delito se encuentran detenidas». La evolución del grupo a medida que transcurrieron los encuentros fue evidente. «Pudieron comunicarse, expresarse, escuchar a otras. En prisión la vida es muy solitaria e individualista, cada una transcurre sus días consigo misma y haber logrado esa dinámica grupal, sin dudas que lo tomamos como un objetivo cumplido», manifestaron.
El convenio rubricado con el SPB contempla la repetición del taller en otras unidades penitenciarias de la provincia en este 2013. También está confirmada la realización durante la segunda mitad de 2013, nuevamente en la UP Nº 50.