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Tecnologías libres

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Ariana Sacroisky

Con un activo rol en su comunidad, la cooperativa Geneos busca «romper las matrices hegemónicas» del sector informático.

Mucho más que pantallas. Software a medida y diseño de marca son algunos de los servicios de la cooperativa.

Foto: Ernesto Pages

Los fundamentos del software libre y del cooperativismo se entrelazan. Así lo entendió el grupo de seis personas que en 2013, en Tandil, comenzó a trabajar colectivamente en este campo. Se trataba de profesionales que venían del sector privado lucrativo y que buscaban caminos alternativos de vida. En 2015 el grupo obtuvo su matrícula como cooperativa Geneos. «Las cooperativas rompemos las matrices hegemónicas, permitimos creer en el trabajo autogestivo», reflexiona José Fantasía, referente de vinculación y asociado fundador.

«El software libre y el cooperativismo buscan transformar la sociedad con sus elementos esenciales: el conocimiento libre, la comunidad y la transparencia. Pasando de la competencia a la colaboración aportamos a crear una sociedad más justa y equitativa», reflexiona Pablo Velázquez, presidente. Y Fantasía agrega: «La gestión horizontal y el trabajo en equipo son también elementos comunes.»


Crecer y fortalecerse
Hoy son 13 las personas asociadas, de los campos de la tecnología, el diseño gráfico y la publicidad, y la contabilidad. La cooperativa se dedica al desarrollo de software de gestión, plataformas web a medida y al diseño e identidad de marca.

Respecto del desarrollo profesional de las personas asociadas, María Clara Sorensen, asociada fundadora y diseñadora, comparte: «El crecimiento nos fortaleció y cambió nuestra organización. La rotación entre las áreas y la comunicación transparente nos han traído un gran aprendizaje. Y la cooperativa siempre nos acompaña en las capacitaciones que nos proponemos realizar. Es un lujo».

Otra fortaleza de Geneos es el tiempo que le otorga el grupo a la planificación estratégica. Realizan cuatro asambleas en el año, la ordinaria establecida por ley y tres más, en las cuales evalúan el cumplimiento de los objetivos en el trimestre anterior, los proyectos en marcha y aquellos futuros. Además, cada 15 días todo el equipo se reúne para tomar decisiones de corto plazo.

Desde un inicio, la cooperativa se comprometió con la integración. Al sumarse a la Federación Argentina de Trabajo en Tecnología, Innovación y Conocimiento (Facttic), se vinculó con otras entidades y se fue dando a conocer en el sector. Desde el año pasado es parte del proceso de formalización de la Federación Chapaleofú de Cooperativas del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

El arraigo territorial es esencial en el cooperativismo. Geneos ha realizado aportes a proyectos sociales diversos, como a Minga, una feria de editoriales y cultura gráfica de Tandil. También brindó capacitaciones y talleres a organizaciones sociales sobre robótica. También participaron en la feria itinerante «De mentes libres», junto con la cooperativa Banquito, de CABA.

A partir de la pandemia, cuando el rol de las tecnologías se volvió crucial, Geneos dio respuesta a necesidades concretas de organizaciones sociales del territorio, desarrollando, esencialmente, plataformas tecnológicas para la gestión del trabajo con una perspectiva cooperativista. Así es que Geneos y la cooperativa de cuidados «Sueños en Barrilete», también de Tandil, desarrollaron la plataforma Caracolar, primera plataforma cooperativa de cuidados del país.

La mayoría de quienes integran la empresa se ha formado en la Universidad Nacional del Centro. En articulación con esta institución, estudiantes de carreras de tecnología realizan prácticas profesionalizantes en la cooperativa. Geneos coordina el trabajo para que estas prácticas aporten a las necesidades del territorio. Fue así que se desarrolló un software de inscripciones para una escuela del mundo de la economía social de la ciudad.

En sus primeros siete años de vida, Geneos funcionó en una oficina cedida por la cooperativa de vivienda Falucho, una entidad histórica de la ciudad. Debido a su crecimiento, desde 2022 trabaja en su propia oficina en el centro de Tandil. «Afrontar un alquiler en los primeros tiempos hubiera sido muy difícil: la ayuda de Falucho fue muy importante. Y con el tiempo esta cooperativa se convirtió en una referencia para nuestro trabajo. Tuvimos la oportunidad de retribuirle en cierta medida, colaborando con un sistema necesitaba», cuenta Fantasía.

Mirando su historia y los aprendizajes que trajo el camino, Velázquez menciona: «Desde la cooperativa el trabajo es una herramienta de creación y de expresión. Nuestros proyectos son obras de calidad que brindamos a la sociedad». Y Sorensen concluye: «Es posible crear otro modelo de negocios: el propio y colectivo, que es el mejor».

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