Cooperativismo

Transparencia y participación

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Si bien tuvo un comienzo modesto, la caja de crédito creció y se consolidó como una de las entidades emblemáticas de la Ciudad de Buenos Aires. Hoy es la filial 57 de Credicoop.


Día de la Madre. Asociadas de Urquiza Central son homenajeadas por la cooperativa.

Fundada a principios de 1962, la caja de crédito Cooperativa Urquiza Central nació en el barrio porteño de Villa Urquiza y se convirtió, con el correr de los años, en una entidad emblemática, que supo construir un sólido vínculo con sus asociados y la comunidad. Su actividad financiera y su tarea social se expandieron sobre la base de la transparencia, la participación y la solidaridad, y a través del compromiso de numerosos dirigentes que se nutrieron y se formaron con el ideario cooperativo. El lema elegido por los vecinos durante un concurso organizado en ocasión de sus 10 años de vida afirmaba: «Seriedad y responsabilidad, con el aval de la Cooperativa Urquiza Central».
«Partimos con ochenta socios y en un local muy modesto de la calle Monroe. A solo tres años de la fundación, nos trasladamos a un nuevo local (Triunvirato al 5000) adquirido con un crédito otorgado por el IMFC», explicaba a Acción en 1972 Juan Carlos Vega, presidente de la caja en aquellos años. «Es preocupación de nuestra cooperativa que toda la labor que se desarrolle logre la participación del mayor número de socios, porque entendemos que ellos son los verdaderos propietarios de la cooperativa y que nada se puede realizar si no se cuenta con su apoyo», agregaba Vega sobre la entidad de créditos que llegó a tener más de 3.200 asociados y cuyo primer presidente fue Nicolás Nabhen, un destacado cooperativista al que recuerdan los integrantes de la caja.

Vínculo fluido
La caja permitía que los vecinos de Villa Urquiza tuvieran acceso al financiamiento, opción que muchos no encontraban en los grandes bancos. Quienes accedían al crédito eran trabajadores, emprendedores, titulares de pequeñas y medianas empresas y entidades comunitarias, entre otras. El vínculo institucional con el asociado difería notablemente con el de otro tipo de entidades financieras: estaban marcados por la cercanía y la comunicación entre dirigentes cooperativos y quienes accedían a los servicios de la caja.  Este trato personalizado era uno de los rasgos más valorados.

1978. Festejos del 16º aniversario.

Pero primero hubo que ganarse la confianza de la comunidad. Esta fue una de las primeras tareas asumidas por los dirigentes de la caja. «Empezamos a salir a caminar, a ir negocio por negocio, hablando con la gente», recordaba, en una entrevista brindada al Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito Cupido Piol, uno de los dirigentes de Urquiza Central. «No íbamos haciendo un discurso y ofreciéndole hermandad simplemente. Íbamos a transmitirles cosas que eran comunes y de a poco fuimos nucleando cada vez más gente», subrayaba Piol. En un contexto –la década del 60– en el que las cajas de crédito crecían y se expandía el reconocimiento a su operatoria en todo el país, pronto se fueron sumando asociados y se inició una actividad intensa.

Beneficios al barrio
La cooperativa de Villa Urquiza jugó además un papel trascendente en el desarrollo del barrio donde se encontraba emplazada. No solo ofrecía créditos a sectores marginados por los grandes bancos, sino que también aportaba al mejoramiento de la infraestructura de la zona. «Desde un principio nuestra entidad no fue una entidad fría y exclusivamente financiera. La actividad social, por lo mismo, extendió sus beneficios al barrio en diversas formas», decía a Acción Isaac Socolovsky, otro de los dirigentes de la caja entrevistado en dicha ocasión. La entidad impulsó y acompañó obras como la pavimentación de la avenida Congreso, la refacción y modernización de la Plaza Urquiza –allí se izó la bandera cooperativa un 9 de julio de 1972– y la construcción del Hospital Vecinal Villa Urquiza, entre otras iniciativas. Además, tuvo un rol destacado en la creación y el avance de lo que se denominó «Intersocietaria», una organización que nucleaba a entidades del barrio y que tuvo un gran impacto en el devenir de Villa Urquiza. «Ese trabajo nos valió el reconocimiento de mucha gente. Cuando uno hace las cosas con transparencia, cuando uno está convencido de lo que está haciendo y que lo que está haciendo está bien, entonces la gente cree», decía Marcos Liascovich, otro miembro de la caja de crédito, en una entrevista de 1997 perteneciente al mencionado archivo cooperativo.

1979. Inauguración de reformas edilicias.

Urquiza Central permaneció activa hasta 1979, cuando 44 cajas de crédito se fusionaron para dar nacimiento al Banco Credicoop, tras la ofensiva que la dictadura cívico-militar impuso al sector a través de la Ley de Entidades Financieras.

Continuidad solidaria
La caja de crédito de Villa Urquiza pasó a ser la filial de Credicoop en la zona y sus dirigentes pioneros pudieron continuar, bajo otras funciones y responsabilidades, el camino cooperativo que habían forjado hacía más de 15 años. De la experiencia de construcción de la Cooperativa Urquiza Central, Piol evaluaba: «Tuvimos que ir aprendiendo sobre la marcha y a través del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, que en aquella época era la fuente de orientación. Y había todo un aporte de trabajo directo de pertenencia de todos los que éramos parte de la cooperativa». Y subrayaba: «Lo fundamental es que esto no fue el resultado de un genio que señaló el camino y todos los seguimos. Acá hubo líderes, porque siempre hay gente con más visión que son los que van llevando un poco la cosa, pero la caja fue fundamentalmente un emprendimiento de muchos, con compromiso y para mucha gente».
La caja de crédito  de Villa Urquiza sintetizó la conducta cooperativa de muchas de las entidades nucleadas en el IMFC que crecieron durante dos décadas. Abrió sus puertas a la participación comunitaria, promovió la economía popular, formó un núcleo humano solidario y fraterno, respondió con eficiencia y llevó adelante una tarea social transformadora. «Lo hacíamos –decía Liascovich– porque nosotros pensamos y creemos en el ser humano, porque creemos en la gente, porque pensamos que, haciendo estas cosas, cumplimos con nuestra conciencia cooperativa».

 

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