Cooperativismo

Un futuro incierto

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Mesa. Rus, Baladron y Burgos: análisis de la política espacial argentina.

El lanzamiento de ARSAT-1, en octubre de 2014, marcó un hito en la política espacial y satelital nacional, que no encontró correlato en la actual gestión. Este fue el eje del panel ARSAT, ¿el dolor de ya no ser?, realizado en el ccc Floreal Gorini, organizado por el Departamento de Economía Política. Martín Burgos, coordinador del área, manifestó su preocupación por «cómo se está llevando a cabo la política científica y tecnológica de este gobierno». Abrió la charla Mariela Baladron, docente de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA. «La comunicación es un derecho humano, y muchos de los canales a través de los cuales llega, como el espectro radioeléctrico o las posiciones orbitales, si bien son administradas por el Estado, son de todos nosotros, y por eso deben ser pensadas en pos del interés público. Pero la realidad a veces está lejos de las premisas», dijo. «El Estado crea esta empresa debido a la importancia de tener soberanía sobre las telecomunicaciones, que hace a cuestiones de seguridad y gestión de gobierno, pero también para desarrollar tecnología en el país» expuso Guillermo Rus, exvicepresidente de ARSAT. El ARSAT-1 se lanzó en 2014, y el segundo al año siguiente, ambos fabricados por la empresa estatal INVAP. Al cumplirse el objetivo de ocupar las dos posiciones orbitales, Cristina Fernández presenta una ley con un plan para la empresa hasta 2035, el Plan Satelital Geoestacionario Argentino, «completamente ignorado a partir de diciembre de 2015» expresó Rus.

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