24 de junio de 2025
A 90 años del nacimiento de Mercedes Sosa, se realizó un homenaje en el Centro Cultural de la Cooperación con la participación de León Gieco, Araceli Matus y Alexia Massholder. Canciones, relatos e imágenes se entrelazaron para celebrar la vigencia de una de las voces más profundas y amadas de América Latina. A sala llena y con un sentimiento de emoción compartida, el evento, titulado «Palabras y canciones para Mercedes», se realizó en la Sala Solidaridad del CCC.
La actividad fue organizada por la Fundación Mercedes Sosa y dio inicio a una serie de homenajes que se desarrollarán a lo largo del año, con el objetivo de recorrer y mantener vivo el legado artístico, político y humano de la cantora popular más importante de nuestra historia.
Fue una noche íntima, atravesada por el arte, la memoria y la gratitud. Sobre el escenario, León Gieco, Araceli Matus –nieta de Mercedes– y la cantora e historiadora Alexia Massholder repasaron entre relatos, música e imágenes, el legado de una artista que supo construir, desde su voz, un puente entre generaciones, territorios y luchas.
Lejos de la solemnidad, el tono del homenaje estuvo marcado por la calidez y la cercanía. León Gieco fue el gran narrador de la noche, compartiendo recuerdos personales, anécdotas y momentos vividos junto a Mercedes que revelan su dimensión artística y su humanidad. «Arriba del escenario parecía seria, pero Mercedes era muy graciosa y se reía como loca», rememoró Gieco y contó cómo ella le pedía explicaciones sobre ciertas letras de Charly García que no entendía: «Nene, ¿qué quiere decir “todo el mundo tiene un trip en el bocho” o “qué quiere decir no hagas promesas sobre el bidet?», mientras el público se reía cómplice.
También evocó sus rutinas cotidianas: «Mercedes endulzaba su voz todas las mañanas. Era muy estudiosa y practicaba con la canción “Todos los días un poco”, y así afinaba su garganta», recordó Gieco, para que luego la sala entera entonara los versos con emoción.
«Por Mercedes cruzo de rodillas el Atlántico», también dijo León, en referencia a los viajes improvisados que emprendía para acompañarla en conciertos o grabaciones en distintas partes del mundo, al tiempo que recordó su regreso del exilio en 1982, que avizoraba que la dictadura ya estaba llegando a su fin y sintetizó: «Mercedes es un ícono de la democracia». También compartió detalles de sus métodos de estudio: la carpeta con las letras de las canciones que la ayudaban a visualizarlas y sentirlas, una forma de trabajo que, según Gieco, explica en parte por qué Mercedes lograba ser comprendida y sentida en todos los idiomas y rincones del mundo.
Un puñado de canciones acompañaron la velada. Junto a los músicos Emir Lianovich y Lío, se interpretaron clásicos del repertorio de Mercedes, entre ellos «Valderrama», «Carito», «El fantasma de Canterville», «Volver a los 17», «La cultura es la sonrisa», «Sueño con serpientes», «La colina de la vida» y «Solo le pido a Dios». El cierre fue con una de sus canciones más queridas y versionadas: «Como la cigarra», que resonó como un eco de resistencia y ternura en la voz colectiva del público.
Araceli Matus aportó una mirada íntima, con relatos, gestos y canciones que permitieron acercarse a la figura de la artista desde su costado más cotidiano, con el recuerdo de su padre Fabian Matus también a flor de piel, mientras que la potente voz de Alexia Massholder sumó otra capa de emoción a la noche.
Durante el evento, una serie de imágenes proyectadas fueron hilando el relato visual de la vida de Mercedes Sosa: su infancia en Tucumán, los escenarios del mundo, los estudios de grabación, los abrazos. Instantáneas de una vida entregada a la música y al compromiso con su pueblo.
Este primer encuentro es parte de un ciclo de actividades organizadas por la Fundación Mercedes Sosa, con el objetivo de celebrar su obra, su pensamiento y su legado a 90 años de su nacimiento. Una propuesta que reafirma la vigencia de su voz en tiempos donde sigue siendo necesario cantar contra las injusticias, tender puentes y defender la cultura como un derecho.
