19 de septiembre de 2025
Novo mundo
Arnaldo Antunes
Risco/Rosa Celeste

Invitados. El músico paulista cuenta con el aporte de figuras como David Byrne y Marisa Monte.
Foto: Getty Images
«Cada vez más plástico y menos agua/ cada vez más cáscara y menos sustancia», «todo espacio está policiado», «bienvenidos al nuevo mundo/ que se desintegrará en el próximo segundo», «¿Por qué seguimos vivos?». Arnaldo Antunes no se anda con vueltas y en la primera canción, que cuenta con la participación del rapero Vandal y que le da título a su reciente trabajo, declama y pinta el cuadro de situación. El cantautor brasileño sabe que el presente pinta jodido, entonces hace lo que mejor sabe hacer: ponerle letra, ritmo y sustancia a todo eso. Aporta su propia sensibilidad. Hay rabia y desesperanza en estas canciones, pero también hay ternura.
En este disco –que lo traerá el 2 de octubre a la Sala Deseo de Buenos Aires– contó con la producción de Pupillo, exintegrante de Nação Zumbi, quien además se hace cargo de las baterías y percusiones. La banda se completa con Kiko Dinucci en guitarras (acaso uno de los compositores y guitarristas más personales de los últimos años, que carga con una discografía altamente recomendable), Vitor Araújo en teclados y piano y Betão Aguiar en bajo. O sea, para Novo mundo, el músico y poeta paulista se rodeó con la crema de la escena contemporánea.

Miembro fundador de Titãs, banda esencial del rock de Brasil de las décadas del 80 y 90, Antunes nunca se ató a un tipo de canción. La libertad que toma al momento de componer y de pensar su obra es total. Y Novo mundo, aunque lo cruce un viento eléctrico, es una nueva muestra de ello. La furiosa «O amor é a droga más forte», el aire beat y psicodélico en «Pra nao falar mal» junto a Ana Frango Elétrico, la bellísima «Acordarei» con su aire folk y sutil, los momentos donde las percusiones se asumen como si fueran un bloco en pleno febrero, el samba eléctrico de «Tanta pressa pra que?» valen como ejemplo. La crítica al actual estado de cosas (la cultura, el fascismo y las nuevas derechas, el abuso de la tecnología, la lectura liviana de la historia y más) no cae en la solemnidad. Las canciones no suenan apesadumbradas, sino lo contrario: invitan al baile.
Hay otros convidados de peso. Por ejemplo David Byrne, que participa en dos canciones, «Body corpo» y «Não dá para ficar parado aí na porta», que son pura fiesta y goce: un dueto vocal bailable, groovero, loco. No se puede tener más swing. Antunes y Byrne tienen, sin dudas, sensibilidades, humores, pensamientos que se tocan por todos lados. Conforman, cómo no, una patria propia.
En «Viu, mãe?» aparece su costado poético más experimental, aquel del libro Palabra desorden (2014). «Vida regazo leche mimos comprensión/ devoción azotes lágrimas consejos protección (…) Llevo dentro de mí los momentos felices/ ¿ves, mamá, cuántas cosas hermosas me has regalado?». Otra de las grandes invitadas es Marisa Monte, miembro de Tribalistas junto a Arnaldo y Carlinhos Brown.
Pues bien, en «Sou só» reviven a su manera el espíritu del trío: se trata de una canción reposada, sutil, hermosa. Ecléctico, eléctrico, poético, lunático, bello, Antunes arma un carnaval a su propio antojo.