Agenda | Libros

Cronista del bajofondo

Tiempo de lectura: ...
Pablo Díaz Marenghi

Papeles quemados
Ricardo Ragendorfer
Planeta
304 páginas

Estilo. El autor narra casos policiales con la crudeza propia de Raymond Chandler.

Foto: Martín Katz

«En ese instante sentí que, a veces, la realidad ladra». Quien escribe es Ricardo «Patán» Ragendorfer, que hace tiempo se ha convertido en una referencia dentro del periodismo policial o, como prefiere llamarlo, delincuencial. Así le decían a las historias de rufianes y malhechores junto a Enrique Symns cuando les tocó comandar la sección dedicada al crimen en Diario Sur. También junto a Symns comenzó su camino como narrador del hampa. Fue con sus «Vidas ejemplares» en las páginas de El Porteño y Cerdos & Peces, durante la década del 80.

Nacido en Bolivia, argentino hasta los huesos y devenido en periodista casi de casualidad durante su exilio mexicano, sus investigaciones sobre la maldita policía bonaerense y los servicios de inteligencia (lo que le costó denuncias y persecuciones) fueron emblemáticas. Sus textos suelen ser devorados con fruición por su estilo a la hora de develar entramados espurios. Uno sabe que Ragendorfer suele tener data y suele contarla de la mejor manera posible, a la manera de un escritor de novela negra, entre humo de cigarrillo y whisky.
Habitual colaborador de distintos medios gráficos, entre ellos Acción, en los últimos años publicó más de 120 crónicas en Télam. Con el desmantelamiento de la agencia estatal por parte de la gestión de Javier Milei, estas piezas breves quedaron inhallables al igual que el resto de más de 80 años de archivo invaluable para la historia argentina. Este libro pretende rescatar lo mejor de aquellas piezas breves.

Sus crónicas van del siglo XIX a la actualidad. Desde Manuel Rodríguez y Juan Lavalle, pasando por Susana Giménez y los problemas judiciales por sus sorteos telefónicos o la vicepresidenta Victoria Villarruel y su fascinación con los genocidas. El comisario Meneses, el asesinato del Che o los últimos días de Ringo Bonavena también encuentran su lugar entre estas páginas. La fuga de los tupamaros y de la cárcel de Trelew, también. El tema carcelario es algo que había explorado con anterioridad en el documental Presidio, Experimento Ushuaia, producido para otro medio público afectado por el recorte libertario: Canal Encuentro. La película El túnel de los huesos (2011) también está basada en una investigación suya, que cuenta una fuga de presos de la cárcel de Caseros que, en pleno escape, se encontraron con huesos de presos políticos de la última dictadura militar.  

Los relatos que ganan más fuerza son los más personales del «Patán», mientras toma un trago en el Bar Británico y le cuentan una historia, o cuando recuerda sus andanzas en los 90, en tiempos donde investigaba a la maldita policía junto a Carlos Dutil. En esa época avanzaba masticando rabia y temor no sin inquietarse, como aquella noche en la que escuchó unos pasos en su edificio y pensó que lo venían a buscar.

Narra con crudeza propia de la prosa seca estadounidense, a lo Raymond Chandler. Por ejemplo, un texto lo ultima así, sin explicar de más: «En la madrugada siguiente se suicidó con una Gillette en su calabozo». «Giovanni Ventura: del trotyl a la muzzarella» es una de las historias que más impactan, donde emergen el copamiento del MTP en La Tablada, el fascismo italiano, la mafia y los servicios de inteligencia. «Una deuda con Juan Forn» es otro hermoso texto, que cruza al feroz general cosaco Piotr Krasnov con la caída de Salvador Allende mediante un diálogo con el autor de las inolvidables tapas de los viernes de Página/12.

Si bien algunos textos son más ligeros, como si hubiesen sido escritos al calor del cierre, la mayoría contienen la esencia del estilo de Ragendorfer apretada en un puño. Aquel punto de vista desde dónde narrar el crimen que lo alejó de lugares comunes, de la romantización y la estigmatización y que, al mismo tiempo, le valió el respeto tanto de hampones como de vigilantes. Mientras tanto, en algún lugar, es fácil imaginarlo echando humo, tecleando en su computadora con fuerza, como si fuese una máquina de escribir, pensando la siguiente oración.

Estás leyendo:

Agenda Libros

Cronista del bajofondo

Dejar un comentario

Tenés que estar identificado para dejar un comentario.